Miércoles 21 de agosto de 2002 | ||
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Excelencia y virtuosismo de un argentino en escena |
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Un discurso musical novedoso, de coherencia sólida y gran virtuosismo es el que mostró el sábado pasado Daniel Rivera al interpretar su versión de "La consagración de la primavera". |
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En un concierto realizado el pasado sábado, por Armonicus se recordó en Neuquén los 120 años del nacimiento de Igor Stravinsky. En él se estrenó para la región y el país de versión para piano solo del ballet "La consagración de la primavera" a cargo del pianista Daniel Rivera. El concertista elaboró un discurso musical novedoso, de coherencia sólida y gran virtuosismo que el público retribuyó con aplausos y halagos. Fue un acierto, hacer justicia con el célebre compositor ruso y un éxito de destacadas proporciones el conjunto del recital efectuado en el Aula Magna de la UNC, donde también se recordó a Astor Piazzolla en el décimo aniversario de su fallecimiento a través de la ejecución de "Adiós Nonino". Rivera incluyó además, en la primera parte del programa los valses "Op. 64 NÂș2" de Chopin; "El murciélago" de Strauss-Godowsky y los "Siete valses poéticos" de Enrique Granados. La contundencia rítmica de "La consagración.." fue magistralmente mostrada por Daniel Rivera, en una versión propia, porque para su elaboración partió de una revisión de una transcripción que el propio Stravinsky realizó para piano a cuatro manos y otra versión de 1979 para piano solo del percusionista Sam Raphling. Rivera completó las partes esenciales de la última versión del "79 con curiosos y originales efectos sonoros de timbales que no existían en las otras versiones, con "crescendi" casi utópicos típicos de los metales, explotando al máximo las potenciales posibilidades tímbricas del piano. Antes de ejecutar "La consagración..", Daniel Rivera se dirigió al público para explicar cómo había llegado a revisar y elaborar esta obra y anunciar que era el estreno en Argentina, ya que recién el 4 de septiembre la ejecutará en Buenos Aires en el ciclo de Mozarteum Argentino. En "La consagración.." Stravinsky evoca los ritos primordiales de la Rusia pagana para la llegada de la primavera y la novedad de esta partitura de 1913 recae en la simplificación de los aspectos melódicos y armónicos en ventaja de la invención rítmica. Otro momento de gran tensión artística fue la ejecución de "Adiós Nonino" de Piazzolla en una brillante versión para piano escrita por el propio autor, y cuya partitura portada por Rivera tenía una cálida dedicatoria manuscrita del autor de "Balada para un loco". Con técnica y sensibilidad también abordó una serie de valses de Chopin y Granados y con gran seguridad y precisión el riesgoso y alegre vals "El murciélago" de Johann Strauss transcripto por Leopold Godowsky. La lección de arte brindada por Rivera generó entusiastas aplausos del auditorio que el pianista respondió con una vigorosa versión de "Paráfrasis de Rigoletto" de Franz Liszt. Juan Carlos Tarifa El ciberespacio y sus hallazgos Hijo de músicos -sus padres tenían un conservatorio en Rosario-, Daniel Rivera comentó a este medio que la música de Stravinsky fue una constante en su infancia, y en especial, "La consagración de la primavera", obra que siempre apreció. |
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