Domingo 4 de agosto de 2002
 

Carlos Sorín recorre paisajes
humanos con "Historias mínimas"

 

Regresó al cine con un filme minimalista. La película fue rodada en la Patagonia.

  Buenos Aires, (Télam).- Tras pasar 12 años "recluido" en la publicidad, el cineasta Carlos Sorín regresó al largometraje con "Historias mínimas", una emotiva película que rescata aspectos esenciales de la condición humana, mediante las vivencias cotidianas de tres personajes que viajan a través de la Patagonia para encontrar una situación mejor para sus vidas.
Sorín se hizo célebre en el país y en el mundo en 1986 al ganar el León de Oro en el Festival de Venecia con "La película del Rey", que aborda el rodaje de un filme sobre las utopías de un hombre que creía ser rey de la Patagonia, pero años después se alejó del cine tras fracasar con "Eterna sonrisa de New Jersey", protagonizada por el británico Daniel Day Lewis.
"Quería encontrar aspectos esenciales de la condición humana, como la felicidad y la posibilidad de una vida mejor, en las cosas pequeñas de todos los días. Me interesaba mostrar algunas cosas que tienen que ver con el ser humano, pero no en forma ampulosa, sino como se dan en la realidad", explicó Sorín sobre el tono mínimo del filme que marca su retorno.
La nueva película de Sorín, que acompaña a tres personajes -una mujer, un anciano y un comerciante- en sus viajes desde un pequeño pueblito perdido en los desiertos patagónicos hasta Puerto San Julián, en Santa Cruz, se estrenará en octubre en España, antes incluso que en la Argentina, a donde podría llegar recién el año próximo.
El filme fue elogiado por los diarios franceses "Le Monde" y "Liberation" tras su presentación en el Work in Progress del último Festival de Cine de Toulouse, y ahora se espera que se confirme su selección para competir por la Concha de Oro en la sección oficial del próximo Festival de San Sebastián.
Road movie dramática con aires de comedia, atmósfera optimista y cierta cuota de amargura, "Historias mínimas" está protagonizada por gente común y corriente, debutantes en la actuación que Sorín encontró mediante un gigantesco casting por todo el país y que otorgan a la película un plus de realismo que no hubiese tenido con actores profesionales.
"El rostro es el vehículo principal de las emociones y esa es la apuesta absoluta de la película. Creo que entre el personaje y la persona que lo interpreta debe haber la menor distancia, y en ese sentido la gente común me ayudó mucho", admitió el realizador.
El único actor profesional de la película es Javier Lombardo, quien interpreta a un histriónico, sagaz y seductor viajante de comercio que recorre cientos de kilómetros hasta Puerto San Julián, llevando una enorme torta de cumpleaños para un niño que no conoce pero es hijo de la mujer que desea.
Los otros "actores" son Antonio Benedictis, un jubilado de 80 años que interpreta a un anciano que realiza un larguísimo viaje, a pesar de su avanzada edad, únicamente para recuperar al perro que perdió hace tiempo, y Javiera Bravo, una joven que deja todo para recibir un electrodoméstico que ganó en un concurso de televisión.
"Quería contar una historia lo más pequeña posible. Una mujer que busca un premio que ganó por televisión, un hombre que busca a su perro, otro que lleva una torta. Todas ellas parecen historias intrascendentes, pero para los personajes son hechos muy importantes", señaló Sorín, que se formó como director en la Universidad de La Plata. "Buscaba una buena conexión emotiva entre el personaje y el espectador", dijo el realizador, y añadió: "El cine es un engaño aceptado por todos en el que lo único real es la emoción del espectador. En ese sentido, las personas reales funcionan muy bien, porque la gente percibe que hay algo de verdad en lo que muestran".
Además de la posibilidad de competir en San Sebastián, Sorín espera que "Historias mínimas" -a la que terminó de montar en Madrid, gracias a los aportes de Wanda Films, su coproductora española- también participe del Festival de Sundance, uno de los más importantes del mundo en materia de cine independiente, y en el Forum del próximo Festival de Berlín.
"Me propuse filmar una historia realmente muy pequeña y contarla en forma minimalista. Quería hacer un viaje por la Patagonia y quería hacerla sin actores, con gente que no tuviera experiencia actoral. Esas eran las condiciones a partir de las cuales empezamos a elaborar el libro junto a Pablo Solarz", recordó Sorín.
Y agregó: "Había tenido una experiencia con un comercial de una empresa de telefonía, en una localidad patagónica que se llama Clemente Onelli, donde el teléfono llegaba por primera vez. Llevé actores, pero cuando llegué vi que no tenía ningún sentido hacerlo con ellos y lo hice con la gente del lugar. A partir de ahí me decidí a no utilizar actores -prosiguió-, porque ellos pueden llegar a zonas donde ningún actor puede. Un actor tiene un acceso más intelectual al personaje, en cambio, con los aficionados hay que trabajar con la persona y sus rasgos personales únicos e irrepetibles".
Sin embargo, para lograr ese grado de comunicación especial que buscaba, Sorín trabajó de una manera totalmente intuitiva, sin método previo, para lo cual debió filmar unos 24.000 metros con dos cámaras y material Súper 16 milímetros.

Ahora piensa en "Bahía Blanca"

"Bahía Blanca" es el título del guión del nuevo proyecto que Carlos Sorín quiere filmar el año próximo, con el mismo esquema de producción que su reciente "Historias mínimas", donde apela a emociones humanas esenciales a través de la participación de actores no profesionales.
"Estoy trabajando hace cinco meses con Pablo Solarz en el guión para una nueva película que se titula "Bahía Blanca" y tiene el mismo espíritu y el mismo diseño de producción que "Historias Mínimas", afirmó Sorín, que piensa rodar entre abril y mayo del año próximo en la provincia de Santa Cruz.
La historia que narrará "Bahía Blanca" es la del viaje de una chica que emprende un recorrido de cientos de kilómetros solamente para cortarse el pelo. "Parece algo absolutamente intrascendente, pero para ella es muy importante", señaló Sorín.
Para Sorín "este tipo de cine es el que esperan los europeos de los argentinos: un cine posible, original, pero con diseños de producción económicos. En ese sentido, me parece que "Historias Mínimas" puede llegar a abrir puertas para otras películas de esquema de producción tan pequeño".
"Durante estos 12 años me la pasé haciendo proyectos, pero ninguno me convencía", dijo Sorín en referencia a su ausencia del ámbito cinematográfico y su exclusiva dedicación al cine publicitario. "No volví antes porque no había nada que me convenciera, pero también por el síndrome de "Eterna sonrisa de New Jersey", que fue un duro aprendizaje para mí. Después de ganar el León de Oro en Venecia pensaba que me llevaba el mundo por delante", recordó el realizador. (Télam)

   
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