Viernes 19 de julio de 2002

 

Ivana "sacó pecho" para terminar con la pesadilla

 

Su marido le pegó hasta darla por muerta hace tres meses. Tiempo atrás, ella misma pidió el cambio de carátula de la causa. Tras un tratamiento, ahora la mujer cargó a sus hijos y dejó la provincia.

  NEUQUEN (AN).- "Ella reaccionó cuando se dio cuenta de que también estaba enferma". Ella es Ivana Rosales, la mujer que el 18 de abril fue molida a golpes por su marido Mario Garoglio, quien creyéndola muerta la paseó entre Neuquén y Plottier, desvanecida y sangrando en el baúl del auto.
"Le pegué a mi mujer, pero me parece que se me fue la mano", dijo con pasmosa serenidad su esposo ante el policía que lo atendió en la comisaría de Plottier.
"Recién cuando se asumió como enferma pudimos empezar a ayudarla", afirma hoy satisfecha la presidenta del Consejo Provincial de la Mujer, Irma Vargas, quien destaca el valor de Ivana.
La historia de esta mujer golpeada se puede resumir en tres etapas, que se asimilan al de otras víctimas de violencia familiar
La primera sería: luego de varios años de palizas puertas adentro, Garoglio casi la mata en la calle y se entrega a la Policía. La segunda: la denuncia y la apertura de una causa por intento de homicidio que derivan en la prisión de Garoglio. Y la tercera: Ivana queda atrapada y se cree sin salida porque "la mano que la golpea es la misma que la alimenta"; entonces ella misma fuerza un cambio de carátula de la causa que de tentativa de homicidio calificado muta a lesiones graves.
Lo hizo para que su marido, el que la mantiene, el que la encerró entre las cuatro paredes de su casa durante el tiempo que vivieron juntos, esté libre, vuelva a trabajar y mantenerla, a ella y a sus tres hijos.
La cuarta etapa de esta historia es la menos común, es la que Ivana empezó a escribir por estos días.
Encontró contención, contó a todos qué fue lo que le pasó, continuó con la causa y explicó por qué modificó su testimonio alivianando la denuncia. La única forma de terminar con el sometimiento que cada día la dejaba de cara a la muerte.
Fue a partir del contacto con el equipo de Violencia Familiar del Consejo Provincial de la Mujer, y de un debido acompañamiento. Es que las mujeres que son víctimas de maridos golpeadores terminan por enfermarse, tanto como los victimarios, y justifican cada ataque, de los que se sienten responsables aunque no hayan hecho nada.
En el organismo provincial se la escuchó, aconsejó, asesoró y acompañó.
Con ella anduvieron la asistente social Valeria Salas, el abogado Cristian Salazar, y hasta la propia Irma Vargas, quien consumió unas cuantas horas de charla.
Ivana cargó a su chicos y dejó la provincia apoyándose en la ley provincial 2212 que les da ciertas garantías a las mujeres que son víctimas de violencia familiar y que le garantiza la cuota alimentaria a los chiquitos.
También, durante lo que duró el proceso, hubo custodia policial permanente en la casa donde vivían Ivana, de 28 años, y Mario Garoglio, de 48.
Ivana tiene cicatrices en el rostro y problemas para hablar. Antes de irse fue sometida a la enésima operación y poco probable que vuelva lucir como antes de embarcarse en la pesadilla.
Todavía se tapa la boca y un poquito la cara, pero habla y cuenta todo; le cuesta pero tiene más confianza y está decidida a que todo termine.
Antes de fin de año, la causa contra Garoglio será elevada a juicio en un tiempo récord.

Foto: Ivana Rosales quedó con las marcas de las agresiones de su marido. El equipo que la asistió está muy contento con su actitud.

   
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