Miércoles 17 de julio de 2002

 

En Cuatro Esquinas todos piensan en la capilla

 

La idea es que el edificio se utilice como dispensario, para clases de apoyo y talleres. La obra se realizó en un 80% gracias a donaciones. Le faltan los baños, gas y luz.

  CIPOLLETTI (AC).- Empezó con una inquietud de la comunidad vasca, siguió con el apoyo de católicos y ahora se sumó el entusiasmo de distintos habitantes de la zona. En Cuatro Esquinas, uno de los barrios rurales de Cipolletti, todos están pensando en las actividades que se podrán realizar cuando se termine de construir una capilla, que será además centro comunitario y dispensario.
Quieren dar clases de apoyo para los chicos que concurren a la escuela de la zona, talleres de costura y pintura, y hasta preparar a los adultos que no terminaron la escuela primaria para que puedan rendir después los exámenes. Mientras tanto, algunas de las actividades se están haciendo, pero en casas particulares.
Elena Etchemaite es una de las voluntarias. Ella recibe en su chacra a algunos chicos de séptimo grado y les ayuda a hacer la tarea. Lo mismo hacen otras dos mujeres de la zona. "No vienen un día fijo. Ellos saben cuándo estoy y si necesitan, vienen", cuenta Elena.
En otra casa particular la Hermana Magdalena está dictando un taller de costura.
"Todo esto queremos trasladarlo después a la capilla. Como el espacio será más grande podrá ir más gente", explicó la mujer.
El proyecto empezó a gestarse hace años. El puntapié lo dio la comunidad vasca que comenzó a reunirse para hacer un centro vasco. De allí surgió una comisión que se dedicó a conseguir fondos para construir una capilla. Se sumaron fieles de la iglesia católica y también vecinos de la zona que querían hacer algo "para que la gente de Cuatro Esquinas tuviera lo que necesita".
Actualmente el edificio, enclavado en el camino al complejo de la ex Hidronor, está techado. Le faltan los baños y las instalaciones de gas y electricidad. "El 80% de la obra se hizo a través de donaciones", cuentan.
La capilla será un espacio para celebrar misas, pero sobre todo un lugar de encuentro con los vecinos.
En homenaje a la comunidad que sigue trabajando por este edificio, se eligió a la virgen vasca de Arantzazu para bautizar a esta iglesia. Dicen que representa "la unión", y es eso lo que buscan los habitantes de Cuatro Esquinas.
Hace un tiempo, junto a un grupo de jóvenes, las diez personas que trabajan más firme en esta idea realizaron un censo en el sector para ver las necesidades de los vecinos. Elena contó que muchos pedían que dieran más clases de apoyo a los chicos, distintos talleres para las mujeres y también un dispensario "donde pongan inyecciones o realicen nebulizaciones". La preocupación de varios adultos analfabetos o que no terminaron la escuela primaria, también salió a la luz, y por eso proyectan hacer algo por ellos cuando el espacio esté listo.
La propuesta de la "capilla vasca", como le dicen algunos, es que sirva para distintas actividades comunitarias.
Hasta ahora sólo una vez cada 30 días van al edificio: los segundos domingos de cada mes.
"Queremos juntar a todos los vecinos de la zona", dicen. Laura Elosegui, Margarita Ivar y Liliana Fuentes, entre otros habitantes del sector, están trabajando para que esta propuesta sea cuanto antes una realidad para la gente de Cuatro Esquinas.

Foto: La idea de utilizar la capilla de Cuatro Esquinas como lugar de encuentro prendió fuerte entre los vecinos del lugar.

   
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