Unas 5.000 personas festejaron con el tren ayer en Neuquén

El centenario del primer tren que llegó a Neuquén fue festejado ayer por una multitud de personas que saludaron o subieron a la formación que partió de Cipolletti, en Río Negro, y transitó las vías hasta la playa de maniobras de Colonia Valentina Norte, del otro lado del puente de hierro que también cumplió cien años. Por la tarde, en la capital neuquina, los paseos se reprodujeron, de este a oeste, siempre repletos de gente y emoción.

NEUQUEN (AN).- Fueron todos. El festejo por los cien años de la llegada del tren a esta ciudad fue un verdadero acontecimiento social, cargado de emoción, que superó todas las expectativas.
"Qué quiere que le diga, estoy emocionado, medio atragantado... no puedo decir que estoy contento por todo lo que ha pasado con los trenes, pero sí que estoy emocionado, porque uno es parte de todo esto", casi se quiebra Juan Carlos "El Chito" Escobar, de 76 años, un histórico guarda del tren que hasta hace diez años, desde Buenos Aires llegaba hasta Zapala.
Hace apenas cuatro meses que se cumplió el otro aniversario, cuando el último tren de pasajeros le dijo adiós a esta ciudad, el 10 de marzo de 1992 a las ocho de la noche, entre sombras, despedido con pañuelos blancos. Ayer hubo revancha, por lo menos por un rato.
"Chito" Escobar fue uno de los que no se sentó ni siquiera un minuto durante el viaje que llevó al convoy de Cipolletti a Neuquén. En las butacas del pullman, de primera y de turista fueron los ex ferroviarios valletanos, quienes a su paso fueron aplaudidos tanto como el maquinista y los colados. Hasta la locomotora ligó lo suyo. Es que la gente se sumó a la movida y al festejo saludando desde los costados de las vías tanto al pasaje como a los fierros.
En suma, unas tres mil personas participaron de los festejos que se extendieron más allá de la una de la tarde en la estación ferroviaria donde apenas llegado el tren hubo un original espectáculo de danza. Durante el resto de la jornada, unas dos mil personas (grandes y chicos) pasearon desde la terminal hasta la playa de maniobras de Colonia Valentina Norte, donde el convoy retomaba su viaje al centro neuquino.
"Fue magistral, la gente le dio una lección a todos los dirigentes de este país que terminaron con esta herramienta de progreso", fue elocuente Bernardo Rousillón, un ex maquinista y uno de los más veteranos ex ferroviarios de la zona. Don Bernardo tiene 93 años y ayer mamó oxígeno en el andén, esperando y aplaudiendo a la máquina del homenaje.
Los que vivieron la época del oro del tren y también los que nunca pasearon en uno se hermanaron a la espera del convoy que a las 11,20 hizo retumbar la terminal neuquina, colmada de vecinos de todas las edades.
A la par de las vías, la gente agitó las manos para saludar al tun tun a los pasajeros que de buena gana respondieron a tanto afecto.
La partida fue unos minutos antes de las 11, desde la estación de Cipolletti, donde durmieron la máquina y los cuatro vagones: el pullman, el coche comedor, un primera clase y un "turista". Las maestras de una escuela especial de la ciudad rionegrina se lamentaron por la poca repercusión que tuvo el evento entre las autoridades cipoleñas. Es que los chicos (que fantasearon de vagón en vagón) bien podrían haber ido hasta Neuquén, en el único momento en que el tren no estuvo repleto. A la tarde, por lo menos 2.000 personas pasearon a bordo del convoy de este a oeste de Neuquén, apretados como sardinas pero chochos de la vida.
"Llevamos bentonita, alimento para pollo, metanol no porque no nos dejan...pero más lindo sería llevar gente, claro que sería lindo", afirmó el maquinista de Ferrosur Jorge Valenzuela. El ferroviario, de 40 años, fue el encargado de comandar la locomotora 8121 que como antaño cruzó con pasajeros el río Neuquén a través del puente ferroviario que también tiene 100 años oficiales. Carlos Palomeque, su compañero de trabajo y de camada, explicó que para la ocasión se le dio al convoy el número 314 (el que correspondía al trayecto Buenos Aires-Zapala) y que el viaje fue en el día 193. Es que en ferrocarriles las fechas se dan de corrido, y ayer fue día 193 de 2002.

Emoción

Por la plataforma de la estación de Cipolletti, Angel Cabeza y su esposa Josefa caminaron como hechizados con el tren de fondo. Uno de sus nietos apuntó una y otra vez su cámara fotográfica para registrar al hombre con bastón quien, a pesar de la hemiplejia, se las arregló para expresar su alegría mientras que sus ojos se inundaron de emoción.
"Cómo no vamos a estar contentos, no sabe las ganas de subir que tenemos", fue concreta doña Josefa.
Así como muchas personas fueron al encuentro del tren, otros se toparon con la formación sin saber de qué se trataba, extrañados al ver el convoy con gente encima por estas vías. Por eso, no fueron pocos los que preguntaron: ¿Empieza a pasar de nuevo? Entusiasmado por la convocatoria, el presidente del Concejo Deliberante de Neuquén lanzó una propuesta con esqueleto de ilusión ¿Por qué no tener un tren turístico?

El presidencial era muy costoso

NEUQUEN (AN).- El tren presidencial que se preveía llegara a esta ciudad no se movió de la provincia de Buenos Aires por una cuestión de costos pero sobre todo por el seguro que se necesitaba para cubrir cinco o seis días de viaje y visita.
Se trata de un convoy –construido en 1913– que es monumento nacional por cuya cobertura el Concejo Deliberante debía desembolsar entre 3.500 y 4.000 dólares. Por eso, se optó por un tren común, idéntico al que transitaba por aquí hasta hace diez años. La iniciativa surgió del ferroclub Neuquén que, al comienzo, ni siquiera sabía con precisión qué día había llegado el primer convoy. El interés del Deliberante y el apoyo de la subsecretaría de Cultura del municipio alcanzó para darle forma a un evento modesto que tuvo un resultado tan espectacular como inesperado.
La movida tuvo su cuota de arte. Una decena de bailarines de la escuela de Danza Contemporánea llegaron a caballo de la locomotora y ya en el andén representaron esperas, despedidas, reencuentros y sueños. El edificio de la dirección provincial de Cultura (siempre dejado de lado por las autoridades) recibió lo suyo, reparaciones y pinturas.

Don Escobar y su pinza boletera

NEUQUEN (AN).- Juan Carlos "Chito" Escobar conserva intacto su uniforme de guarda y ayer lo lucía como en sus mejores días. "Al que no pagaba `taca, taca y abajo", le explicó a este diario mientras hacía sonar la pinza con la que perforaba los boletos de cartón duro que se usaban en la época de Ferrocarriles Argentinos. Escobar, de 76 años, anduvo buena parte de su vida controlando boletos y resguardando pasajeros entre Neuquén y Zapala y desde Zapala a Darwin.
"Estoy emocionado pero no contento", le confesó Chito a este diario. Es que, como sus compañeros de otras épocas, "Chito" daría cualquier cosa por sólo ver a los trenes pasar.
Superada la parte dura, el guarda contó que los polizones debían afrontar el artículo 141 del reglamento ferroviario: "Pagar el pasaje y una multa" que era casi tanto como el doble. Y a quien se negaba, el destino era la próxima parada.
"Espere un minuto que acá va a estar mi señora y la familia para saludarme", se excusó cuando el tren pasaba frente al barrio Mariano Moreno, donde vive, bien cerca de las vías.Ya en el andén de la estación, Escobar fue y vino estrujado por los abrazos de la familia y de los amigos, y por los chicos que -como el cronista- le pedían que haga sonar la pinza del "taca, taca". En rigor, nada parece indicar que "Chito" se haya especializado en correr gente del tren.
"Este era un trasporte excepcional, contra el que no se podía competir, sabe usted lo que era este vagón completo, hemos llevado hasta 550 personas ¿en qué se puede llevar a tanta gente. Por eso le digo que estoy emocionado, no puedo decir que estoy contento por todo lo que ha pasado con los trenes", cerró el hombre de sombrero gris.

Foto: La cantidad de personas que acudió para saludar la llegada del tren de centenario fue la mejor muestra de afecto que viejos ex ferroviarios recibieron con emoción.