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El personaje: Moni Sarti, una impulsora de la cultura

Por las venas de Moni Sarti corre sangre de artistas, por eso ella no pudo escapar al llamado de sus raíces. Residente en Choele Choel desde hace años, Moni dejó hasta su propio nombre -Margarita Villadeamigo-, para transformarse en una de las artistas más reconocidas de la zona. Este reconocimiento no tiene que ver exclusivamente con sus trabajos, sino con la tarea de docente que lleva a cabo desde hace años.
Trabajó en la Escuela de Arte, pero después que ese proyecto fuera desmembrado, creo el taller Azul, por el que pasaron decenas de vecinos de todas las edades.
Además, siempre ha estado dispuesta a darle una mano a quien lo necesita, participando en cuanta campaña solidaria le propongan.
"Me quedó el sobrenombre y el apellido de mi marido. Hasta eso cambió, pasé de una infancia en Buenos Aires a vivir en un campo de Valle Medio", contó. "Aunque llevó muchos años en Río Negro, aún me siento porteña", agregó.
"Mi primer contacto formal de trabajo fue con la escuela de arte. Cuando terminó este proyecto nos empezamos a juntar en un garaje, así nació el taller Azul. El mejor momento de mi vida fue esa escuela, y no sólo para mi. Encontré allí la forma de trabajo, porque como vengo de una familia de circo, donde se hace de todo, en la escuela era igual", concluyó.

Un mural que ahora es una muestra de graffitis

El paredón es hoy un inmenso muestrario de graffitis, tapizado de agujeros. Pero no siempre fue así. En 1987 una importante cantidad de vecinos acompañados por artistas de la Escuela de Arte de Choele Choel, pintaron el paredón con distintos motivos.
La pared se extiende por 80 metros y es uno de los muros perimetrales de la cancha de fútbol del club Sportsman.
Muy pocos recuerdan hoy esa Navidad en la que se inauguró el mural, pero si esta en la memoria el esfuerzo y las ganas que pusieron en cada una de las pinceladas que le dio color.