Miércoles 10 de julio de 2002
 

El aeropuerto de Roca no está ni para emergencias

 

Había niebla en Neuquén y pensaron en aterrizar en el Illia. Sin embargo, no hubo forma de comunicarse con la estación aérea. El vuelo, en el que viajó Verani, salió a las 6.45 y llegó a las 13.

  ROCA (AR).- Ni en una emergencia, cuando un avión necesitaba aterrizar en un aeropuerto con buena visibilidad, se pudo utilizar el de Roca. Totalmente incomunicado, nadie pudo hacer contacto con la estación para saber si era posible un aterrizaje aquí.
Y en el vuelo venía el gobernador Pablo Verani, quien sintió en carne propia las consecuencias del estado actual del aeropuerto, imaginado en otros tiempos como una majestuosa estación de cargas. Ocurrió el sábado, cuando regresaba de Buenos Aires y el avión en el que viajaba intentó en vano aterrizar en Roca.
El "Juan Domingo Perón" de Neuquén no podía operar con normalidad a raíz de la neblina y el comandante del vuelo 2650 de Austral -que había partido a las 6.45 desde el aeroparque Jorge Newbery- comenzó a sobrevolar el Alto Valle. Con el sol por encima del horizonte, dando paso a una buena visibilidad, la tripulación de la nave evaluó la posibilidad de bajar en Roca para evitar la segunda opción, que era llevar a sus pasajeros hasta Bariloche y esperar allí la habilitación del aeropuerto neuquino.
Sin embargo -según el relato de personas que venían en el mismo vuelo que el mandatario rionegrino- los intentos por contactarse por radio con la torre del "Arturo Illia" fueron infructuosos. La reconstrucción de los hechos permitió escuchar que, mientras las ventanillas del avión dejaban ver la mañana roquense, una de las azafatas se acercó a un pasajero y le pidió su teléfono celular. De todas maneras, no hubo caso. Nadie contestó la llamada y no hubo otra alternativa que tomar rumbo hacia la zona cordillerana.
Los comentarios recogidos por este diario sobre lo sucedido permiten establecer que la ausencia de balizas en el aeropuerto de Roca no hubieran sido impedimento para el aterrizaje porque a la hora que la nave comenzó a sobrevolar esta región ya estaba totalmente de día y la visibilidad era ampliamente superior a la que había sobre Neuquén. Ocurre que ubicar a alguien un sábado en el "Arturo Illia" no es tarea sencilla, máxime si se tiene en cuenta que los únicos días que opera comercialmente son los lunes, miércoles y viernes, para los vuelos interprovinciales de la empresa Sapsa.
Así fue que la nave de Austral enfiló hacia Bariloche, pero el clima parecía decidido a complicar los planes de la tripulación y su pasaje. Una amable voz informó por los parlantes que el aeropuerto también estaba cerrado e intentarían descender en una estación cercana. Luego de escuchar las mismas noticias sobre la pista de San Martín de los Andes, no quedó más opción que remontar el territorio hacia el norte y aterrizar en Mendoza. Recién después de una hora el avión volvió a carretear y sus alas buscaron nuevamente el cielo neuquino.
La cara de fastidio entre decenas de personas no permitía agregar mucho. No era para menos: partir de Buenos Aires a las 6.45 y bajar en Neuquén pasadas las 13 no le hace gracia a nadie.
Los rumores indican que con menos humor que todos llegó Verani, que además de la tediosa espera habría soportado una silbatina luego de que el comandante hiciera pública su gratitud para con el mandatario por haberlos elegido para regresar desde la capital federal.
Aunque no se pudo confirmar, se comentó que en viaje venía además el intendente cipoleño, Julio Arriaga.
Según los propios pasajeros, un párrafo aparte merece la atención de la tripulación de Austral, que en todo momento fue excelente.
Las peripecias de los pasajeros fueron comentario de varias charlas durante el fin de semana.
Esto permitió que llegaran a oídos de aquellos roquenses que en 1979 comenzaron a pelear para que la Fuerza Aérea habilitara al "Arturo Iliia" y comenzaran a llegar los vuelos de la empresa LAPA. Esos mismos que años después vieron aterrizar a Aerolíneas Argentinas y más tarde otra vez a LAPA.
Los mismos que hoy se amargan cuando escuchan hablar de Aeronor, Roberto Aymale y el majestuoso proyecto que le daría a Roca "prestigio internacional" a partir de su aeropuerto de cargas.

Foto: El aeropuerto roquense sólo recibe vuelos tres veces por semana. Cuando lo necesitaron no fue alternativa.

   
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