Martes 2 de julio de 2002

 

Rosso dice "no" al 2003 y pispea

 

Se ignora cuánto poder tiene en la interna del PJ rionegrino, pero se reconoce que mantiene influencia. Su decisión despeja un poco más el camino que ya recorren Soria y Del Bello para ser candidatos a gobernador. Desde ambas bandas del partido tratan de seducirlo, pero hasta hoy al menos, no acepta convites.

  En lo que hace al 2003, caso cerrado.
El presidente del bloque del PJ rionegrino Eduardo Rosso no se postulará para candidato a gobernador.
La decisión no es neutra en lo referente al siempre eterno complejo frente interno partidario.
Por un lado, la determinación despeja otro tramo del camino por el cual transitan los proyectos de los timoneros de la SIDE y el Indec, Carlos Soria y Juan Carlos del Bello, de ganar la candidatura a gobernador para el 2003.
Por otro lado, la decisión abre un interesante interrogante sobre los pasos a seguir por Rosso en ese escenario partidario, fundamentalmente a la gravitación de su poder en relación con el 2003.
Se ignora cuánto peso tiene hoy Rosso en materia de votos para una interna. Pero el año pasado perdió la interna abierta para senador con Miguel Pichetto por 400 votos en una elección de la que participaron casi 28.489 rionegrinos, 16.027 afiliados y 12.462 independientes.
Cauto. Proclive a trabajar más por medio de un discurso que privilegia la moderación por encima del acto audaz, como ya se dijo en alguna oportunidad en estas páginas, Rosso se mueve en política convencido de que la mejor manera de conseguir poder es no dar la sensación de que se lo busca.
Con ese estilo Rosso resistió, al menos hasta hoy, insinuaciones y embates que, provenientes de distintos planos del PJ, le hablaron de la necesidad de decidirse con quién está en relación con el 2003.
Ante esas operaciones siempre se replegó y respondió desde un conjunto de ideas que conforman su "biblia" de opiniones sobre lo que debe hacer el PJ de cara al futuro.
Está convencido -por caso- de que no hay ninguna razón para creer que el peronismo provincial es el "beneficiario sin más" del malestar social existente en amplias franjas de los rionegrinos con la administración Verani.
-El desencanto político también nos atañe a nosotros... los lazos entre la gente y la política también están deteriorados en lo que hace al peronismo... y no será fácil reconstruirlos -suele decir.
Reconoce en el 2003 una "oportunidad amplia para que el PJ saque de juego al radicalismo... quizá la mejor a lo largo de toda la transición". Y acota:
-Tenemos que hacer jugar en nuestro favor un déficit y una posibilidad: por primera vez en años el oficialismo no tiene un candidato a gobernador que a su vez ejerza liderazgo sólido en el radicalismo; y nosotros tenemos que aprovechar que entre nosotros ya no imperan personalismos que cuando no anularon el debate interno, lo redujeron vía la resignación de la militancia y la dirigencia...
Pero Rosso no ignora que el peronismo puede perder en un minuto todo lo que eventualmente pueda construir de aquí en más para llegar al poder.
En esa materia, sus temores son amplios y fundados:
-Hay que buscar un candidato de consenso... es el mínimo acto de seriedad que le podemos brindar a la sociedad. Y si las contingencias llevan a que haya interna, los posicionamientos tienen que fundarse en ideas sobre los problemas de la provincia y cómo darles respuestas... Desde la emoción no se argumenta nada, sólo se excluye al otro y nada más. Todos perdemos -comentó días atrás a este medio.
A mediados de mayo, presentó un proyecto de recorte de los gastos de la Legislatura rionegrina que puso en juego las coronarias del vicegobernador Bautista Mendioroz y diputados radicales y peronistas.
Propuso, entre otras medidas, reducir en un 40% los gastos burocráticos de los bloques legislativos, disminuir en un 50% el gasto en viáticos y eliminar el sistema de puntos. Este permite a los diputados designar colaboradores.
El proyecto de Rosso establecía que los legisladores sólo podrían designar dos colaboradores, con lo cual, de aplicarse, éstos pasarían a ser 86 en dos años, contra los 451 del presente.
Por supuesto, el proyecto no prosperó. La corporación política lo abortó. Era mucho. Y lo hizo sin ponerse colorada.
     
     
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