Miércoles 19 de junio de 2002

 

Cada vez más niños se "bolsean" en Bariloche

 

Sólo en el centro encontraron cerca de 20 chicos que inhalan "pegamentos y nafta". El consumo de alcohol le dejó el primer lugar a esta adicción en la ciudad.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El consumo de inhalantes se extiende en proporciones preocupantes entre las poblaciones infantiles de riesgo de esta ciudad y llegó a desplazar a las preferencias por el alcohol entre los más pequeños.
Este tipo de adicción, conocida vulgarmente como "bolseo", es considerada relativamente nueva en Bariloche y afecta a un número indeterminado de niños y adolescentes. Sólo en el centro de la ciudad se llegó a detectar una veintena de chicos que inhalan en forma periódica "desde pegamentos hasta nafta".
La profundización de esta problemática fue advertida por el plantel de educadores del Grupo Encuentro, que trabaja en la recuperación de "niños de la calle" y adolescentes en riesgo.
El dato más alarmante es la franja etaria en la que se extiende esta forma de adicción. Los potenciales consumidores se inician entre los cinco y los seis años y continúan "bolseándose" hasta los 14, que es el momento de inflexión en el que se produce el cambio de conducta o pasan a alguna otra forma de adicción más perjudicial.
Luis Fernández, uno de los responsables del Grupo Encuentro, explicó a "Río Negro" que "el problema que antes se daba con el consumo de alcohol hoy se trasladó a los inhalantes. Este cambio de conducta se fue acentuando en los últimos tres años y se da cada vez en chicos más chicos".
La sensibilidad que despertó el tema movilizó a integrantes de varias instituciones a conformar una red de contención para tratar de brindar las soluciones que hoy no ofrecen las estructuras gubernamentales. "El Estado va siempre atrás, pero sí hay respuestas a niveles personales" dijo Fernández.
Profesionales de pediatría del Hospital zonal, del Servicio de Salud Mental, de Promoción Familiar, el Grupo de Psicología Social, integrantes de la Red de Adicciones, junto al Grupo Encuentro, llevan dos meses trabajando organizadamente en esta problemática.
La red conformada hace dos meses está trabajando en dos líneas de acción: la identificación del problema y sistematización de la información, tanto para conocer las dimensiones de la población en riesgo como para encontrar las vías más adecuadas de tratamiento, y las acciones directas de contención. Paralelamente, están tratando de interesar al empresariado local para sumar la mayor cantidad posible de aportes en la búsqueda de soluciones.
"Sabemos que ésto no se soluciona por el lado de la prohibición. Hemos visto chicos inhalando hasta nafta" indicó Fernández, quien relató que los afectados "son chicos que carecen de todo".
La población de riesgo se ubica entre las franjas más carenciadas de niños y jóvenes pero no se limita a únicamente a los que viven en la calle. "Cuando se habla del bolseo se piensa en chicos que están en el centro (de la ciudad) pero la problemática se extiende mucho en los barrios, donde es imposible de medir".
Esta tendencia fue confirmada en un episodio reciente registrado en la escuela 320, donde se encontraron los vidrios de algunas ventanas rotas y varias bolsas con pegamento -como las utilizadas para "bolsearse"- en su interior.

Inhalar para "olvidar" las carencias

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Parte del trabajo de la red es conocer los motivos que empujan a los niños a consumir inhalantes, para apoder bordar la adicción de manera más integral y efectiva.
"Mientras se bolsean (los niños) imaginan o alucinan cosas que desearían tener, no sienten frío ni hambre, es un momento muy agradable en el que olvidan las carencias tanto afectivas como materiales que viven a diario" señaló Luis Fernández.
Prueba de ello fue la respuesta que les dio un niño en pleno trance, luego de haber inhalado. "Cuando le preguntamos qué sentía, qué alucinaba respondió "dibujitos animados"" relató Fernández.
Más dolorosa fue la respuesta obtenida por un cronista de este diario al intentar persuadir a un niño de nueve años para que abandonar la adicción.
Al señalarle que el pegamento le hacía daño el chiquito le respondió desafiante "qué me importa si yo me quiero morir" y mientras inhalaba insistió con cierto dejo de tristeza "me quiero morir así me voy con mi papá".
Omar, uno de los educadores del Grupo Encuentro, explicó que "generar el vínculo (con los niños) es fácil, pero generar el cambio de actitud se complica un poco por la edad".
"Lo más preocupante es que se tranforman en el primer escalón para entrar en una historia más pesada" adviritó Fernández.

Foto: El "bolseo" de chicos es un fenómeno relativamente nuevo en Bariloche.

   
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