Miércoles 19 de junio de 2002

 

Le esquiva al desempleo haciendo ropa hospitalaria

 

Consultorios y hospitales le compran batas y otros. Un crédito de 4.000 pesos le permitió "despegar".

  CIPOLLETTI (AC) - Sara Quiroga parece haberle encontrado la vuelta a la crisis. Esta mujer de 56 años zafó del desempleo con un modesto emprendimiento que montó en el living de su casa. Desde hace cuatro meses fabrica ropa hospitalaria descartable y, aunque su esquema de ventas es aún incipiente, ya logró ingresar al mercado de los consultorios, hospitales y sanatorios de la zona.
En el ambiente de dos metros por tres apenas tiene espacio para recibir a alguien: casi todo lo ocupan dos mesas con sendas máquinas de coser tipo "overlock", las sillas y una estantería repleta de bolsas con sus confecciones de color blanco y alguno que otro celeste.
Sara es viuda y vive sola en un departamento alquilado del barrio Villarino que forma parte del plan "432 Viviendas". Tan exiguo es el espacio que tiene para medir, cortar, coser y embolsar que debe interrumpir la producción y despejar la mesa para tener un lugar donde sentarse a comer.
Fabrica batas para pacientes, camisolines para médicos y auxiliares, barbijos, cofias y esas botas que, sobre todo los cirujanos, se colocan encima de los zapatos. Así encontró una manera para huir del desempleo y de fracasos comerciales anteriores.
Utiliza una tela "hemorepelente" que, con graduaciones, impide el paso de la sangre, como lo indica su nombre. Toda la ropa se usa una vez y se tira, lo que garantiza asepsia a pacientes, médicos y enfermeras.

La demanda

Comenzó colocando el fruto de su esfuerzo en una distribuidora de artículos médicos y hospitalarios de la ciudad que le entrega los insumos y sólo le requiere la confección de las prendas.
De esta manera, Sara llega con su producción a centros de salud de Neuquén, Bariloche y Roca. Pero de a poco, por su cuenta, fue ganando clientes directos, sin abandonar al distribuidor. Ello le ha permitido mejorar su ganancia.
Ahora vende la ropa descartable a una clínica y a un centro oftalmológico de Cipolletti, además de varios consultorios odontológicos de la zona.
Uno de sus grandes logros fue poder ingresar al sistema público de Neuquén, a cuyo hospital Castro Rendón ya le vendió una pequeña partida de ropa.
A finales del año pasado, cuando venía de un fracaso comercial, Sara se inscribió en el programa que tiene la municipalidad de Cipolletti para emprendedores.
Hizo la capacitación que brindó la comuna y especialistas del gobierno nacional. Ella ya sabía que este tipo de insumos se traían de Buenos Aires o Bahía Blanca, y por eso se contactó con potenciales clientes, sin dejar de asistir a los cursos municipales.
Antes de que terminara el año pasado, Sara ya había recibido un crédito de fomento de 4.000 pesos que le otorgó la secretaría de Acción Social de la comuna.
No es la única asistencia que recibió del municipio: con ella trabajan cuatro mujer que pertenecen a los planes nacionales de lucha contra el desempleo (Trabajar antes, Jefes y jefas de Hogar ahora). El beneficio es mutuo porque las mujeres la ayudan y, a la vez, se capacitan. Con el dinero que le dieron compró las máquinas y los insumos para empezar a producir. De todos modos, sufre la falta de tecnología para reemplazar la tijera común por una circular, de esas que pueden cortar muchas telas a la vez.
En poco tiempo comenzará a devolver el dinero que le dieron. Como en esta línea de fomento, el recupero es alto en la comuna se entusiasman con la posibilidad de que el fondo para emprendedores ayude a generarle nuevas expectativas a cada vez más gente.

Una idea que le rondaba la cabeza

CIPOLLETTI (AC) - Desde hace tiempo que esta mujer tiene la idea de fabricar ropa hospitalaria descartable, pero estuvo a punto de ponerse a producir pañales. De hecho, una hermana de Sara Quiroga que vive en Cutral Co lo intentó, pero no pudo competir contra los de marca en tiempos de convertibilidad.
"Ahora sí es el momento de fabricar pañales", piensa, aunque no tiene en mente aún diversificar su producción.
La idea de hacer ropa hospitalaria se le ocurrió en La Plata -donde vivía con su hijo-. Estaba acompañando a una amiga en una veterinaria y allí observó los barbijos y los guantes que la llevaron a pensar que así como cosía con su simple Singer, podía animarse a más con máquinas adecuadas.
Sara es viuda desde hace 15 años. Tiene tres hijos pero ninguno vive en Cipolletti. En Neuquén está el mayor, en La Plata la única mujer, y el más chico en Córdoba, donde estudia Derecho.

La suerte la acompaña

CIPOLLETTI (AC) - Dos veces en unos pocos meses Sara Quiroga estuvo a punto de perder un capital de trabajo.
A mediados del año pasado había abierto una verdulería en Esquiú y Don Bosco, pero la cerró poco antes de que esa esquina se convirtiera en el centro de los saqueos que sacudieron el país el 19 y 20 de diciembre pasados y que en Cipolletti resultaron trágicos porque murió una mujer.
Tras cerrar la verdulería, pero antes de los saqueos (eran tiempos de convertibilidad y paridad con el dólar), Sara tenía el dinero para comprar las máquinas "overlock". El viernes 30 de noviembre sacó el dinero del banco y cerró la operación. Esa noche se anunció el corralito.

El recupero es del 80%

CIPOLLETTI (AC) - Este fondo de fomento de los emprendimientos pequeños existe en el municipio de Cipolletti desde 1997 y tiene la asistencia del gobierno nacional. El secretario de Acción Social de la comuna, Luis Bardeggia, está sumamente entusiasmado con el cumplimiento de los beneficiarios: la línea tiene un recupero del 80%.
No se trata sólo de la entrega de créditos porque antes de calificar para ellos, los interesados realizan una capacitación que los ayuda a hacer sustentables sus proyectos.
Bardeggia encontró un término para definir el programa: el "autoempleo".
Eso es lo que parece ser para las 55 personas que lograron tener un horizonte económico tras perder sus trabajos o quebrar sus comercios.
Se trata de financiamiento de entre 3.000 y 15.000 pesos. La excepción fue una empresa de riego de calles formada por ex empleados municipales que pagó hasta el último centavo de los 28.000 pesos que le dieron en su momento.
Pero el gobierno municipal tiene pensado alterar la orientación del plan para lograr la entrega de créditos más pequeños a grupos más vulnerables de la sociedad.

Foto: Sara Quiroga ha convertido al líving de su casa –pequeño por cierto– en un laborioso taller de costura.

   
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