Lunes 24 de junio de 2002

 

La semana en Roca: Poner el hombro

 
  La peor cara de la desocupación volvió a mostrarse ante los roquenses desde el miércoles pasado y seguirá a la vista hoy a la siesta, cuando cientos de vecinos se resignen a enfrentar, a la intemperie, este frío invierno en busca de esos tres billetes de 50 Lecop que envía el gobierno nacional.
Las colas desde la puerta del Banco Nación superaron los cien metros, con rostros que repetían gestos de malestar por "tamaña espera sólo por unos miserables 150 pesos", como se escuchó decir a más de uno.
Por fin llegó el turno de enfrentar al cajero, trámites de rigor, dinero al bolsillo y regreso a casa. Un total de 2.856 personas harán lo mismo en la ciudad.
Ahora bien, nadie vio en Roca a 2.856 personas trabajando a cambio del "derecho de inclusión social" impulsado por el Estado y esto merece algunas reflexiones.
No está en duda que el 99 % (reservo el 1% en honor a la "viveza criolla") necesita ese dinero. Tampoco que los inscriptos en el Plan Jefes tienen nula responsabilidad con las decisiones ejecutivas de políticos y economistas que llevaron a este país hacia el lugar que ocupa en el mundo.
El eje de análisis en esta oportunidad pasa por lo que hacemos nosotros mismos por revertir la realidad del escenario actual.
Hay signos que desnudan lo largo del camino a recorrer.
Días atrás, durante una cena de la que participaban varios chacareros, hubo una pregunta que se repitió entre ellos. "¿No conocés a alguien para podar?"
La misma respuesta se repitió igual cantidad de veces. "No. Llamé a mis vecinos y todos me dijeron lo mismo: si te enterás de alguno avisame". La reflexión entre ellos: "no es casualidad que los extranjeros tengan tanto trabajo en las chacras durante la temporada. Acá todos quieren ser gerentes".
Otro ejemplo pinta de cuerpo entero a los argentinos ante el trabajo. Ocurrió durante el programa de radio de LU18 "Hablando en serio", luego de que el propietario de una chacra donara una hectárea de su tierra para que sea aprovechada por alguien necesitado.
Los primeros veinte llamados a la radio fueron para destacar el gesto de este buen hombre. "¡Qué bueno!, ¡Qué solidario!", decían. Sí, es cierto, una actitud loable.
¡Pero nadie llamaba para hacerse cargo de las tierras!
Afortunadamente luego de varios minutos apareció un "iluminado" y propuso la construcción de una huerta para los chicos de la calle.
Volviendo al Plan Jefes. ¿Cuántos comerciantes hicieron uso del beneficio de contratar beneficiarios y sólo pagar el excedente de los 150 pesos con respecto al salario mínimo? Pocos, muy pocos.
¿Y cuántos beneficiarios se acercaron al Consejo Consultivo para exigir un trabajo, tal como lo indica el decreto que creó el programa? Los hubo, pero no llegan ni al 10 % de los 2.856 que cobran.
La cultura del trabajo necesita un giro total en Argentina.
Las consecuencias del Estado de bienestar se están pagando caro. El Estado ya no golpea la puerta y acerca un trabajo, obra social, una casa, un auto. Sin embargo, todavía hay mucha gente esperando del otro lado de la puerta.
Haga la prueba. Consulte a los que trabajan junto a usted qué harían si mañana los echan. Apuesto a que la mayoría responde "me muero". No hay proyección más allá de las seis, ocho o diez horas de empleo diario.
Es cierto que la coyuntura parece superarlo todo y muchas veces no deja mirar más allá de lo cotidiano. Pero una cuota de incapacidad para detectar dónde están las oportunidades afecta a nuestra sociedad.
Las agujas del reloj no se detienen. Ojalá no sea demasiado tarde.

Hugo Alonso
halonso@rionegro.com.ar

   
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