Domingo 16 de junio de 2002

 

 

Por los pibes

 

 

  SAN MARTIN DE LOS ANDES.- En ocasiones, un puñado de palabras dice más que una perorata, de ésas que obligan a mirar el reloj cada tanto y a disimular el fastidio.
Algo así ocurrió en la apertura del simposio de escultores en madera, que por cierto es una de las mejores cosas que exhibe la ciudad en lo que va del año.
El hotelero Roberto Bendersky inauguró las jornadas y habló de los desafíos en una Argentina demudada por la crisis.
"En vez de que se vayan todos, quedémonos a trabajar", dijo. Y agregó: "hacemos esto también por nuestros jóvenes, para que tengan un espacio".
El hombre no abundó en detalles, pero ambas frases quedaron repiqueteando en este cronista.
Entonces uno -afecto a las interpretaciones libres- se hizo preguntas sobre los motivos de arraigo, y se encontró con algunos datos. Veamos.
• ¿Cuáles son las alternativas para un joven que culmina el nivel medio en San Martín? Si la idea es seguir estudios terciarios, las opciones son el Instituto de Formación Docente o el asentamiento universitario. No hay títulos de grado.
En 2001 egresaron 265 jóvenes aquí. La carrera de técnico forestal recibió a 9 ingresantes sanmartinenses, y 30 la de guía de turismo (prescindimos para el análisis de todos los ingresantes no locales).
• ¿Pero cuántos egresados del nivel medio siguen estudiando? Difícil decirlo, porque no hay seguimiento. Cuando los chicos terminan el secundario dejan de pertenecer al sistema. Los cubre un cono de sombras estadístico.
En un estudio 1999/2001 de Fundación Catalina para jóvenes sanmartinenses de entre 13 y 19 años, el 25 por ciento respondió por el sí a la pregunta ¿pensás seguir estudiando?. Si el dato fuese extrapolable, sólo 66 de los estudiantes del 2001 habrían abrazado alguna carrera.
• ¿Y el mercado laboral? Otra vez, no hay registros de empleo o desempleo por grupo etario. Volvamos a las especulaciones.
La población económicamente activa local -por extrapolación con porcentuales nacionales de 40 puntos- es de unas 10.000 personas. Si hay unas 1.600 sin empleo -como sugiere el registro por planes-, entonces la desocupación estaría en torno del 16 por ciento (sin ponderar la estacionalidad).
En los últimos años se registran caídas de los niveles de actividad, que hacen del mercado laboral un ámbito expulsor, con ofertantes de empleo que pujan por remuneraciones cada vez más exiguas en un espacio cada vez más chico.
Es un fenómeno nacional, que de seguro se vive aquí como lo demuestra una caída del 33 por ciento en el primer trimestre del año para el multiplicador rubro de la construcción, por ejemplo.
Las opciones locales son estrechas para un joven. Estudiar de un menú acotado, insertarse en un mercado laboral agresivo; o emigrar por empleo o estudio.
Un viejo profesor decía que la estadística es la sistematización de lo obvio. De modo que nadie descubre nada si afirma que los chicos se van de San Martín.
Y no hay nada malo con dejar el nido en busca de futuro. Pero duele cuando se empuja la decisión por falta de oportunidades, con abstracción hecha de una crisis que todo lo agrava.
Cuando se mencionan estrategias de desarrollo para San Martín, quizá debería repasarse este asunto con más frecuencia. Los intentos por instalar una alta escuela de hotelería y gastronomía son un paso en ese camino.
Ojalá no sean pasos perdidos.

Fernando Bravo
rionegro(a)smandes.com.ar

   
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