Miércoles 5 de junio de 2002

 

Chicos cipoleños van a clases al centro cultural

 

Son los alumnos de la escuela 165, que tiene serios problemas en sus instalaciones de gas. Durante las vacaciones y los paros docentes no le hicieron reparaciones.

  CIPOLLETTI (AC) - Los 150 chicos de un colegio primario de Cipolletti tuvieron que esperar más que el resto de los alumnos rionegrinos para comenzar las clases: ni en vacaciones ni durante el paro docente al edificio de la escuela se le hicieron las refacciones necesarias. Por eso desde el lunes reciben clase en el centro cultural del municipio.
La escuela 165 "Luis Agote" funciona en un modesto edificio del tradicional barrio Santa Clara que tiene serios problemas con sus instalaciones de gas, al punto que la empresa distribuidora Camuzzi exigió a la provincia una reparación urgente.
Desde la fecha en que las clases debían empezar hasta que se mudaron a este nuevo ámbito, los chicos sólo concurrieron a la escuela durante dos semanas.
El centro cultural es un edificio a modo de auditorio que el municipio construyó en la avenida Toschi y las vías del ferrocarril. Suelen desarrollarse allí todo tipo de expresiones artísticas, además de ferias, conferencias y encuentros.
El calendario de esta sala, administrada por la dirección de Cultura del municipio, está completo desde hace tiempo.
Hace dos semanas que la escuela 165 se mudó a ese gran salón porque, además de las serias deficiencias en el tendido de los caños de gas, llegó un punto en el que el edificio del colegio ya no contaba con agua en sus baños.
Para albergar a los chicos de los seis cursos del colegio fue necesario suspender todas las actividades culturales que habían sido programadas.
Para poder funcionar en un mismo salón fue necesario separar los cursos en dos turnos: por la mañana concurren los 90 chicos más grandes y los más pequeños, que son unos 60, lo hacen por la tarde.
De todos modos, no se trata del ámbito óptimo para dictar clases. Los chicos se agrupan por grados en cada esquina del salón, sin divisiones que amortigüen los ruidos de los otros cursos, lo que complica el estudio.

Para no perder el año

Desde el municipio se explicó que la decisión se tomó ante el peligro de que los chicos perdieran el año lectivo.
"Se hace saber que se ha dificultado la organización de actividades hasta tanto se normalice el dictado de clases", informó la comuna.
Mientras los chicos tratan de recuperar el tiempo perdido, en el edificio del colegio se realizan las obras necesarias para volver a dotarlo de los servicios mínimos.
Algunas aulas del establecimiento son por estos días un cúmulo de escombros y caños. Si las clases hubieran comenzado en la fecha indicada, el ciclo tendría a esta altura alrededor de 14 semanas de vida.
   
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