Viernes 28 de junio de 2002
 

Europeos discrepan con el plan de Bush para aislar a Arafat

 

Los gobernantes de la UE no respaldaron la idea del presidente de EE. UU. y consideran un "interlocutor válido" al líder palestino. Sí acordaron en la exigencia de reformas democráticas.

  CALGARY, CANADA (ANSA)- Gobiernos europeos dejaron ver ayer sus diferencias en torno del plan del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para crear un estado palestino a condición de que sea desplazado Yasser Arafat, pero pese a ello el jefe de la Casa Blanca dijo estar satisfecho con las respuestas que obtuvo.
Aunque la Unión Europea (UE) y numerosos gobernantes de los países de la UE no aceptan pedirle a Arafat que se vaya, Bush se declaró "muy satisfecho" con las reacciones a su propuesta durante la cumbre del G-8 en Kananaskis, Canadá. Sin embargo, el canciller alemán, Gerhard Schroeder, afirmó al margen de la cumbre del G-8 que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) sigue siendo Yasser Arafat, a quien definió como "nuestro interlocutor".
Esa expresión marca un contraste abierto con Estados Unidos, que se dispone a organizar una ronda de conversaciones sobre Medio Oriente sin incluir a Arafat. Joschka Fischer, canciller de Alemania, sostuvo que es necesario poner en práctica las propuestas políticas anunciadas días atrás por Bush, pero ratificó la posición de su gobierno en el sentido de que sólo el pueblo palestino puede decidir sobre sus dirigentes.
Fischer insistió en su apoyo a la visión de Bush de dos Estados separados, uno israelí y uno palestino, y subrayó que hacer factible esa perspectiva "es la tarea que tenemos por delante".
Por su parte, el presidente del Consejo de Ministros italiano, Silvio Berlusconi, manifestó su convicción de que "Arafat, premio Nobel de la Paz, pueda hacer un gesto generoso y hacerse a un lado. Yo, si fuese Arafat, haría un gran gesto que entre otras cosas lo consagraría definitivamente en la historia, como un hombre que dio todo por la libertad de su país".
La cuestión de Medio Oriente fue el elemento político sobresaliente de la segunda y última jornada de la cumbre del G-8.
De la cuestión de la salida de escena de Arafat que propone Bush, se habló en reuniones bilaterales y ayer en la cena "de trabajo" en el Country Golf Course, cuando se discutió de las crisis regionales: Afganistán e India-Pakistán en particular.
La "satisfacción" de Bush fue expresada en el momento de su reunión bilateral con el presidente ruso, Vladimir Putin, que, no dijo una sola palabra de Medio Oriente, aunque antes de llegar a Canadá había juzgado "un error" la idea.
A juicio de la consejera para la Seguridad Nacional norteamericana, Condoleezza Rice, "un acuerdo general" sobre Medio Oriente surgió en la cumbre del G-8 de Kananaskis.
Bush hizo una lista de lo que los europeos aceptan: elecciones libres y democráticas de los dirigentes palestinos, una nueva constitución, transparencia y respeto a la ley.

Ayuda para los países de Africa

Los gobernantes de los ocho países más poderosos del planeta aprobaron un plan de acción para sacar a Africa de la pobreza, comprometiéndose a destinar al continente al menos 50% del total de la ayuda para el desarrollo (unos 6.000 millones de dólares) y unificando las iniciativas de ayuda ya existentes.
Tras reunirse con cuatro presidentes africanos, los mandatarios del G8 aprobaron el plan en el último día de su cumbre anual, que se celebra en Kananaskis (suroeste), un aislado enclave de las montañas Rocallosas canadienses.
"Esta no es una ayuda anticuada, es una asociación genuina para renovar a Africa", dijo el primer ministro británico, Tony Blair.

     
     
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