Miércoles 12 de junio de 2002

 

Barullo en la tienda del PJ rionegrino

 

El peronismo rionegrino comienza a moverse políticamente a partir de sus referentes de siempre. Costanzo cree que hay que converger en alianzas. Soria viene por la candidatura a gobernador. Lo respalda Pichetto. Rosso navega sin acercarse con decisión a ninguna costa. Muchos dirigentes mantienen su autonomía.

  Intentando superar su estado político vegetativo.
Así está hoy el peronismo rionegrino.
Persuadido además de que alcanzar aquel objetivo implica manejar y superar contradicciones que agitan su frente interno y como partido le restan posibilidades en la política rionegrina desde tiempos que lentamente se tornan inmemoriales.
Contradicciones que -en síntesis- señalan que este peronismo suele pasar más tiempo dedicándose a la interna que a la política.
La historia de su discurso habla del vigor que al menos hasta el pasado más inmediato tiene ese perfil de conducta.
Discurso que sólo con cuentagotas se estructura hablando de la política como construcción para el conjunto. Se vertebra en dirección de tal o cual dirigente y sector.
Todo un estilo que agudiza tensiones y retroalimenta desencuentros. Especialmente entre la dirigencia y los planos de la militancia más activa.
Por debajo está el resto de un partido que con más de 45.000 afiliados, en el grueso de las elecciones a gobernador concretadas a lo largo de la transición, tuvo el 41% como piso de votos.
Sólo en una oportunidad en ese tipo de comicios descendió al 30%. Fue en el "91, con la fórmula Víctor Sodero Nievas-Oscar Albrieu.
A hoy, el PJ rionegrino aparece vertebrado alrededor de los siguientes liderazgos:
* La sociedad Miguel Pichetto - Carlos Soria. Este último trabaja para ser candidato a gobernador, objetivo para el cual el primero le ofrece la estructura que tiene diseminada por la provincia. En las semanas últimas incrementaron significativamente su actividad. Vienen de dos derrotas electorales en comicios para intendentes de El Bolsón y Bariloche, donde colocaron sus propios candidatos. Están abiertos al diálogo con el conjunto de las líneas del PJ.
* El veterano costancismo. Tras un tiempo de bajo perfil destinado a amortiguar desgastes varios -el caso de las coimas en el Senado y tres derrotas como candidato a gobernador-, su líder Remo Costanzo está lejos de resignarse a no tallar fuerte en la organización del futuro del PJ. Dice no aspirar a ningún cargo electivo. Una promesa que hacia dentro del partido se resuelve apelando a Hamlet: "Creer o no creer, ésa es la cuestión". Costanzo mantiene parte de su red de relaciones y dependencias que, a lo largo de dos décadas de ser el referente con más poder en el partido, supo tejer. Esto no es contradictorio con el hecho de que las lealtades no le sean tan incondicionales como en el pasado. Lentamente emergen a su lado conductas que tras años de fidelidad excluyente para con él, buscan hoy manejarse desde un creciente margen de autonomía en relación con los designios del ex senador. Costanzo, en tanto, sostiene que la unidad el PJ es su objetivo. Y sostiene que para volver a ser opción de gobierno, debe recuperar la política de alianzas que desarrolló en el pasado.
* El "Rossismo". Su líder Eduardo Rosso hizo hace dos años una excelente elección como candidato al Senado. Pero hoy su fuerza en el partido es difusa. Su estilo de dosificar su grado de exposición y de evitar un protagonismo que lo haga contar permanentemente como referente activo en la interna del partido, le generan vacíos de presencia. Dedicado de lleno a su labor de presidente del bloque del PJ, estima que el duro desencanto que para con la política expresa la gente, es un dato prioritario a computar para la reorganización del PJ. No descarta respaldar los proyectos de Soria. Pero no le gustan algunos de los socios de Soria.
* El resto. Por debajo de estos sectores anida dispersa una franja de dirigentes de desigual significación en el partido: entre otros, Ovidio Zúñiga, Juan Carlos Del Bello, Rodolfo Ponce de León e incluso Mario Franco. Consideran que la reorganización del PJ debe encararse desde la participación del conjunto y no anteponiéndose a las aspiraciones personales de tal o cual dirigente. Estiman que el partido carece de un debate intenso y autocrítico sobre su existencia e identidad presente.
En fin, peronistas en procura de un destino que les dé sentido político.
     
     
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