Martes 11 de junio de 2002

 

Chirac logra evitar la molesta "cohabitación"

 

La derecha tendría suficiente mayoría para su plan de reformas. Los extremistas de Le Pen no serán un "árbitro político" como se temió. Los mercados suben: un gobierno fuerte aleja la incertidumbre.

  El presidente de Francia, el neogaullista Jacques Chirac, no tendrá que compartir el Gobierno con un Ejecutivo de izquierdas y evitará así la temida cohabitación si se confirman en la segunda ronda de las legislativas la tendencia de la primera vuelta, celebrada ayer. Según el escrutinio definitivo, a falta de contabilizar los votos en las colonias (20 distritos), la derecha ha obtenido el 43,94% de los votos, mientras que la izquierda se queda en el 36,04%, la extrema derecha en el 12,55% y la izquierda radical en el 5,08%.
Los resultados, que indican un sensible retroceso de los ultras respecto de su inesperado éxito en las presidenciales, han sido bien recibidos por los mercados franceses, cuyo principal índice, el CAC 40 de la Bolsa de París, subía un 0,93% a las 11 horas.
De acuerdo a las cifras oficiales distribuídas por el Ministerio del Interior, la extrema derecha se alzó con el 12,2%, el 2,74% la extrema izquierda y el 5,4%3 otras diversas fuerzas, habiéndose registrado un récord de abstencionismo del 35,58%.
Chirac, reelecto en mayo por cinco años está a un paso de obtener en la segunda vuelta del domingo venidero la mayoría que requirió para apoyar su acción de restauración de la seguridad pública, del relance del diálogo social y la dinamización de la economía.
De los 40.968.484 electores inscriptos en las listas electorales, sólo votaron 26.389.875 personas, o sea un 64,42% .
Entre los partidos de derecha, la Unión para una Mayoría Presidencial (UMP) llega ampliamente delante de sus socios, con 33,37% de los sufragios, superando a la Unión por la Democracia Francesa (4,79), a Democracia Liberal (0,42), a la Reunión Para la Francia (0,36%), y al Movimiento por Francia (0,79), mientras que los candidatos de otras diferentes formaciones de derecha obtuvieron, juntos, un 3,89% de los votos.
Los dirigentes de derecha se abstuvieron de toda muestra de triunfalismo, debido al porcentaje récord de abstenciones y reforzaron el pedido a la movilización partidaria para asegurarse la victoria el próximo domingo.
Presente sólo en una treintena de circunscripciones en la segunda vuelta (contra 130 en las últimas legislativas de 1997), la extrema derecha no arbitrará numerosos duelos derecha-izquierda tal como había predicho que lo haría por sus resultados Jean Marie Le Pen.
La elección de la primera vuelta de siete miembros del gobierno del primer ministro Jean Pierre Raffarin, acreditado él mismo con porcentajes récord de popularidad en los sondeos, confirma el deseo profundo de cambio de los franceses que rechazaron el sistema de la cohabitación entre dos cabezas del ejecutivo de campos políticos opuestos. Esta afirmación es refrendada, según los analistas, por el hecho de que fueron reelectos dos "pesos pesados" del equipo Raffarin: el número dos del gobierno, Nicolás Sarkozy, ministro de Interior y el número tres, Francois Fillon, de Asuntos Sociales.

Analistas no ven un cambio de fondo

Los líderes de los partidos socialdemócratas europeos festejaron en la primavera boreal de 1999 en Milán el "renacimiento de la izquierda en Europa". En once de los 15 países de la Unión Europea (UE) gobernaban socialdemócratas. Sólo España, Irlanda, Bélgica y Luxemburgo tenían gobiernos conservadores.
El panorama ya no es el mismo tras el cambio de signo en los gobiernos de Austria, Italia, Dinamarca, Portugal y Holanda, así como el previsible triunfo de la derecha en la segunda ronda de las legislativas de Francia el domingo próximo. Sólo Alemania, Gran Bretaña, Finlandia, Grecia y Suecia mantienen el tono socialdemócrata. Diez de los países de la UE se rigen por gobiernos de sesgo conservador.
Pero los analistas políticos especializados en investigación sobre la evolución del voto prefieren no hablar por ahora de un cambio sistemático . "No veo ningún giro ideológico-programático hacia la derecha", declaró el politólogo austríaco Fritz Plasser en Innsbruck.
Se trataría antes bien de una fase del "movimiento cíclico pendular", la que llevó ahora a los conservadores al poder. "Las expectativas generadas por los gobiernos sólo fueron satisfechas parcialmente", señaló Plasser a modo de explicación para la derrota de la izquierda. Existe por tanto un "malestar con el gobierno", una "disconformidad con la clase política gobernante".
Los politólogos están de acuerdo en que la "disolución de las ataduras ideológicas firmes" es determinante para el rápido cambio de signo en los gobiernos. En Austria, por ejemplo, el derechista Partido Liberal (FPO) de Joerg Haider le disputa la adhesión de los votantes de clase obrera al Partido Socialdemócrata (SPO), tradicional representante de este sector. (DPA)

     
     
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