Miércoles 26 de junio de 2002
 

La era de la bioeconomía

 

Por Antonio Torrejón

  La era industrial llegó a su fin entre los años "50 y "70, dando paso a la pos-industrial, también llamada era de la información. La actividad turística, que surgió como conquista arrasadora al finalizar la Segunda Guerra Mundial, fue impulsada por la información, que la llevó a convertirse en la principal generadora de riquezas y empleo del planeta.
Como todos los ciclos, tiene principio y fin. Se prevé que la era de la información será relevada en la década del 2020 por la era de la bioeconomía, como variable dominante.
Los ciclos de vida de las personas, como también el de las plantas, empresas, industrias, economía y civilizaciones enteras, tienen cuatro períodos distintivos: gestación, crecimiento, madurez y decadencia. Internet es el acontecimiento central de la economía de la información. Dado que los ciclos vitales se superponen, la economía de la información madura mientras que la bioeconomía completa su gestación e ingresa en la etapa de crecimiento que se consagrará en el próximo ciclo.
Podría determinarse el inicio de la bioeconomía en 1953, cuando Francis Creck y James Watson identificaron la estructura del ADN, lo que decodifica el genoma humano.
Durante las próximas dos décadas, la biotecnología orgánica se superpondrá con la tecnología de la información, como fenómeno relevante.
Hasta ahora predominan cuatro tipos de información: números, palabras, sonidos e imágenes. Las cuatro constituyen en la estructuración del moderno marketing turístico, los puntos de apoyo de la investigación como a la convocatoria del mercado.
Pero la información llega también en muchas otras formas, a través de olores, sabores, tacto, imaginación e intuición. El problema es que las tecnologías necesarias para estas nuevas formas de contacto no han sido desarrolladas lo suficiente para ser comercialmente viables. Pero sí lo serán en un par de décadas.
El olfato, por ejemplo, quizá el más primitivo de los sentidos, se está digitalizando como antes se hizo con sonidos e imágenes. Empresas líderes de los Estados Unidos ya han desarrollado olores digitales.
Cuatro empresas informáticas decidieron al mismo tiempo dar un paso de gigante y competir por ser las primeras en transmitir olores por la red. En principio, las cuatro aseguran que tienen la fórmula y que, en breve, se podrá comprar un perfume en la red sabiendo exactamente a qué huele, se podrá abrir una virtual caja de bombones y experimentar el olor a un buen chocolate, o detenerse en un paisaje y entenderlo también por sus aromas.
Las pioneras de las investigaciones en esta materia son cuatro empresas cuya actividad está relacionada con el mundo del aroma. Ellas son la californiana DigiScents, Trisenx, Aroma Jet y la israelita Seselt Technologies.
El motivo inicial de estas empresas parece ser lograr en Internet el negocio que los apasionados del buen aroma dejan en el mercado. En los Estados Unidos, por ejemplo, según las últimas cifras disponibles, se consumen anualmente 5.000 millones de dólares en perfume y más de 2.000 millones de dólares en velas perfumadas, sin contar con los cientos de millones de dólares que los estadounidenses gastan en productos colaterales como cremas, esencias y otros elíxires destinados a evitar el mal olor.
Ante estas cifras, las citadas empresas decidieron iniciar la aventura de buscar la forma de motivar los olfatos a través del ciberespacio y trabajan para perfumar las computadoras y el material de comunicación informatizada.
DigiScents asegura que cuando este procedimiento esté en marcha, se podrá poner olor a su película o a su canción favorita, mientras que AromaJet cree que Estados Unidos está también pidiendo a gritos que les mandemos por Internet los olores que les gustan.
La idea, que todavía no es completamente realidad, es un valor en alza, y DigiScents la ha vendido ya a más de 200 compañías del sector del entretenimiento que quieren organizar juegos sensoriales. Igualmente se ha firmado un acuerdo con otras empresas que quieren vender, desde perfumes hasta dulces o turismo por Internet, y que consideran que el olor será decisivo para el incremento de su negocio.
Las primeras industrias en beneficiarse con la bioeconomía serán la farmacéutica, la de la salud, la agrícola y la alimenticia. Esto permitirá una prevención en la salud total y el cambio en los tiempos de sensaciones y disfrutes.
Los problemas crecerán con la misma velocidad que los beneficios. Así como en la era de la información el principal problema era la intimidad, en el de la bioeconomía será el de la ética (conductas confiables en alto grado).
Los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial podrían vivir tres épocas: la industrial, la de la información y la de la bioeconomía.
Pasaríamos de la transformación de bienes tangibles a la intermediación que, en lo turístico, se apoya en vender sensaciones, a la era científico mensurable, que estará en tránsito de cambios. Ni Julio Verne, el futurólogo de mayor vigencia, lo hubiera preanunciado.
     
     
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