Lunes 17 de junio de 2002
 

"Repensar el Poder Judicial neuquino"

 

Por Marcelo E. Hertzriken Velasco

  Dada la actual situación institucional, encontrándose vacantes tres lugares en la conducción política del Tribunal Supremo de la provincia, no debería desaprovecharse tal oportunidad fundacional para crear nuevas bases de funcionamiento en uno de los tres poderes del Estado, asociadas a las expectativas generales de la comunidad.
Como lo hicieron en aquel mayo de 1968 los jóvenes franceses, será menester llevar la "imaginación al poder" y reasignar recursos y eliminar privilegios irritantes allí donde la sociedad reclame.
Desde enero del año en curso mucho se ha opinado al respecto, sin embargo entiendo que se han propuesto falsos ejes de discusión que por maniqueos y bipolares subalternizan una discusión rica en matices.
Parecería que en el reduccionismo propuesto, todo se ciñe a que el Poder Ejecutivo provincial tiene exclusivas pretensiones de hegemonía partidaria en las ternas propuestas y del otro lado tal pretensión se disiparía con una integración de "negociada" con otros sectores sociales. Sin embargo, ninguno de quienes públicamente se han expresado ha explicitado qué clase de modelo de Poder Judicial tenemos y hacia cuál queremos avanzar.
Circunscripta entonces la cuestión a los nombres, parecería que las garantías que la sociedad reclama se reducen a una negociación de éstos entre partidos, la reciente experiencia puede ser evaluada desde afuera y desde adentro del Poder Judicial y no somos pocos quienes estamos dispuestos a hacerla. El interrogante a contestar es: ¿garantía de qué independencia y de qué equilibrio republicano fueron las designaciones efectuadas a partir de 1991 en la máxima conducción del Poder Judicial?
He leído en el proyecto de regionalización del Poder Judicial suscripto por el presidente del Colegio Provincial de Abogados, Dr. José Luis Jofré y el presidente de los municipios del Dpto. Minas del norte del Neuquén, lic. Rolando Figueroa, iniciado en la Cámara de Diputados de la provincia en noviembre del 2000 -Expte. Nº E-059/00 - Anexo 1 proy. ley 4.287- (publicado en el diario "Río Negro" del 16 de enero del corriente año) que en las anteriores designaciones no hay juristas, ni académicos, ni magistrados y funcionarios de carrera, cosa que es enteramente cierta, si a ello se le agrega que los siete integrantes -cinco vocales y dos ministerios públicos- provienen usualmente de una sola de las cinco circunscripciones judiciales en que se divide la provincia, tendremos entonces un poder concentrado vertical y deslegitimado.
Creo entonces que además de integrarlo con juristas, académicos, magistrados y funcionarios judiciales y personas de reconocida sensibilidad social de toda la provincia, debe también no soslayarse que en el Poder Judicial neuquino hay veinte integrantes que tienen el cargo inmediato anterior al de ministro del Tribunal Superior, esto es el rango de jueces de cámara y sería sumamente interesante integrarlos a la conducción, aportando su experiencia a la par de privilegiar la profesionalización de la carrera judicial.
Dentro de ese grupo hay un amplio espectro de diversidad en su modo de pensar el Poder Judicial y por supuesto provienen de distintos sectores sociales de origen y trabajan a diario interactuando con distintos sectores de la comunidad.
Sin ánimo de congraciarme con nadie, entiendo que las ternas propuestas garantizan algunos de los extremos que perseguimos, pero como recientemente lo reclamara el Colegio de Abogados de Zapala, no se ha ponderado una integración regional, ni a ninguno de los veinte camaristas que hay en la provincia.
Reconociendo entonces lo antedicho, quizás sería bueno comenzar a discutir qué Poder Judicial tenemos y qué Poder Judicial queremos, para luego en segundo término mencionar los nombres que garanticen la ejecución del proyecto.
Que las cúpulas de los partidos políticos consensúen nombres para las ternas, como modo de destrabar la situación actual en la Legislatura, empalidece la luminosidad del debate, haría lo propio el gobierno provincial. Si se restringiera a dar intervención a voceros de grupos de presión, que hoy ya no representan a nadie, quizás entonces habría que comenzar por sacar a la calle la discusión, horizontalizarla y poner el norte en una justicia, parafraseando a monseñor Angelelli, con un oído en las leyes y otro en el pueblo.
Luego de 16 años de carrera judicial he comenzado a hacerlo a un costo elevadísimo de resistencia interna, pero con la felicidad de estar debatiendo en ocho comunidades del norte neuquino qué justicia pretendemos, con un amplio espectro de actores sociales destinatarios de nuestro servicio involucrado en el cambio. Así hoy estamos en condiciones de tener una propuesta de política judicial para el funcionamiento de la justicia del interior de la provincia que expondremos desde ya a quienes estén dispuestos a discutirla.

(*) Defensor oficial Nº 1 de Chos Malal
     
     
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