Jueves 13 de junio de 2002
 

Washington confunde turismo con terrorismo

 

Por Andrés Oppenheimer

  El fiscal general estadounidense John Ashcroft tiene razón en decir que los controles de inmigración son "la principal línea de defensa" de Estados Unidos contra el terrorismo. Pero muchos de los nuevos controles de Washington pueden hacer más daño a la economía -y a las relaciones con países amigos- que ayudar a prevenir nuevos ataques terroristas.
Algunas de las nuevas medidas, como la posible reducción de seis meses a 30 días del tiempo dado a muchos extranjeros para quedarse en el país sin necesidad de pedir una prolongación de sus visas, ya está provocando una ola de críticas en estados que dependen del comercio y el turismo internacionales.
"Es un tema que provoca gran preocupación en la comunidad de negocios de la Florida"", señala Antonio "Tony"" Villamil, director del Consejo de Asesores Económicos del gobernador de Florida, "Jeb" Bush, hermano del mandatario George W. "El peligro es que adoptemos nuevas medidas de seguridad que no tengan un verdadero impacto en la seguridad nacional, pero que ahuyenten el turismo, el comercio y las inversiones extranjeras"".
Esto ya está sucediendo. AstraZeneca, una empresa farmacéutica anglo-sueca, decidió hace poco trasladar su reunión anual de directivos de América Latina de Miami a Cancún, México, por las dificultades con que se encontraron los ejecutivos latinoamericanos para conseguir visas estadounidenses.
Ricardo Ruiz, director médico de la división latinoamericana de la compañía, me dijo que muchos de los participantes -principalmente los 17 procedentes de la Argentina- tenían que pasarse tres días haciendo colas en el consulado estadounidense en Buenos Aires para conseguir sus visas.
"Peor aún; la embajada norteamericana nos dijo que no aceptaban gestores para hacer los trámites"", relató Ruiz. "No podíamos permitirnos que nuestros empleados perdieran tres días de trabajo haciendo colas para conseguir una visa"".
Es cierto que los viajeros argentinos están sujetos a un escrutinio mayor, debido al aumento de la emigración del sureño país desde su colapso económico a principios de este año. Sin embargo, el consulado de Estados Unidos en Ciudad de México también le negó la visa a una empleada de AstraZeneca de México.
Según el Departamento de Estado, el número de visas de turismo expedidas por los consulados estadounidenses en el mundo cayeron de 1,9 millones en los seis meses anteriores al 11 de setiembre del 2001, a 1,1 millones en los seis meses siguientes.
"El consulado de Estados Unidos en Ciudad de México, que expidió 180.000 visas en los seis meses anteriores al 11 de setiembre, expidió 150.000 en el semestre siguiente. En Río de Janeiro, Brasil, la reducción fue de 47.000 a 20.000 en los mismos períodos. En Lima, Perú, fue de 59.000 a 35.000. En Caracas, Venezuela, de 62.000 a 45.000. En Santiago de Chile, de 35.000 a 21.000.
"Los funcionarios estadounidenses dicen que la reducción de visas se debe a varios factores, incluido un mayor escrutinio de los solicitantes, y una posible disminución de solicitudes debido a factores económicos o temores de ataques terroristas.
Pero no sólo los empresarios se están quejando. La canciller chilena Soledad Alvear y su colega brasileño Celso Lafer están entre varios altos funcionarios extranjeros que tuvieron que sacarse los zapatos y ser cateados detenidamente en los aeropuertos estadounidenses, provocando que algunos de ellos traten de evitar viajes a Estados Unidos siempre que puedan, dicen fuentes diplomáticas.
"Estados Unidos es el único país que no tiene facilidades especiales en los aeropuertos para dignatarios extranjeros"", se queja el embajador brasileño en Washington, Rubens Barbosa.
El plan del Servicio de Naturalización e Inmigración (INS) para reducir a 30 días el tiempo de estadía de muchos extranjeros podría desalentar los viajes de miles de latinoamericanos con casas en Estados Unidos o con planes de comprarlas.
"El INS parece estar equiparando turismo con terrorismo"", dice Saturnino E. Lucio, un conocido abogado de Miami que colabora con varias organizaciones empresariales. "La limitación de 30 días a turistas extranjeros no hubiera servido para detener a ninguno de los terroristas del 11 de setiembre"".
¿Qué debería hacerse? En lugar de negarle visas a ejecutivos de empresas farmacéuticas o hurgar en los zapatos de la canciller chilena, el gobierno de Bush debería mejorar la inteligencia y los medios tecnológicos para negarles la entrada al país a potenciales terroristas.
El superdepartamento de Seguridad Nacional propuesto por el presidente Bush podría crear una base de datos con información de todas las agencias estadounidenses sobre posibles terroristas, y conectarla a todos sus consulados en el mundo. Podría incluso crear una segunda base de datos sobre viajeros de negocios y diplomáticos extranjeros, entre otros, a los que se les podría eximir de revisiones no esenciales en los aeropuertos.
Pero lo que se está haciendo ahora tiende a cerrar a Estados Unidos del resto del mundo y dañar la economía del país, que es exactamente lo que los terroristas quieren.
     
     
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