Jueves 6 de junio de 2002
 

Nuestras legendarias libertarias

 

Por Mabel Bellucci

  A partir de 1880 se registran los primeros antecedentes de activistas legendarias en los ámbitos libertarios, cuyos nombres comienzan a circular en la prensa contestataria de la época. De las más invocadas se registran Virginia Bolten, Teresa Caporaletti, Ana María Mazzoni y Pepita Guerra, entre otras activistas. A partir de las primeras décadas del siglo XX -en el Río de la Plata- emerge otra camada más numerosa de simpatizantes e integrantes anarquistas. Además de las ya nombradas, se recuerda a Juana Rouco Buela, María Collazo, María Calvia, Carolina Urquiza, María Reyes, Marta Newelstein. En tanto, Rosa Dubosky, Elva Vives de García, Juana Dalla Valle, Angélica Tressa, Iris Pavón, Clarita y Sara Morocoff, Concepción Fernández, Ana Piacenza, Mercedes Pereyra Rodríguez, Hilda Frutos, Electra Molinas, Angeles Dermus Toca, Manuela Fina, Blanca Machado, Elvira Mendoza, Edna Capparoni, M. Antonia Saldaño, Herminia Brumana, Salvadora Onrubia Medina, Juana y Menchú Quesada y muchas más, participaron a lo largo de las décadas del "30 al "50.
Todas ellas representan un retrato viviente de las luchas anarquistas y son figuras clave de la historia de las luchas e impugnaciones sociales, culturales y políticas. En líneas generales, estas generaciones de mujeres son sensibles a las ondas expansivas en torno de los debates vanguardistas generados en los países centrales, orientados hacia la emancipación social, sexual e individual. Pensadoras y activistas europeas de la talla de Luisa Michel, Ana M. Mazzoni, Concepción Arenal, Teresa Claramunt, Alejandra David, Belén de Sárraga, Lola Iturbe, Soledad Gustavo, María Losada, Balbina Pi, Antonia Maymon, Federica Montseny, Emma Goldman, Milly Rocker, Suceso Portales, Hidalgart, sirven de plafond teórico y metodológico para que nuestras luchadoras locales se lancen a la práctica política.
Pero los trabajos clásicos de Mary Wollstoncraft, de las columnistas del primer periódico feminista "La voix des femmes" o de los aportes de Susan Antonhy, Elizabeth Cady Stanton o aun Olive Shreiner, que llenan los distintos momentos del feminismo del siglo XIX con denuncias que aún conservan originalidad, pasan prácticamente inadvertidos en los círculos libertarios locales.
Lo que no se puede determinar con exactitud es si la obra de Flora Tristán ancló en los medios libertarios. Quizás, la involuntaria apropiación de sus ideas rectoras por parte de nuestras pioneras anarquistas fue posible ante el entrecruzamiento y circulación de miradas en esos momentos. Esta simple observación parte de que en el folleto "Propaganda anarquista entre las mujeres", editado en 1895 por la redacción de la biblioteca "Questione Sociale", la libertaria italiana A. M. Mozzoni será la responsable de esta publicación, en la cual se identificaban situaciones concretas de opresión y autoritarismo masculino hacia la mujer dentro y fuera del hogar. En el mismo se desarrollan conceptos con fuertes rememoranzas de las premisas fundacionales del socialismo utópico de Flora Tristán, tales como: "Si sois proletarias, tenéis dos tiranos: el hombre y el patrón. Si sois burguesas, se os deja solamente la soberanía de la frivolidad y de la coquetería. El hombre -ya sea padre, ya esposo, ya hermano- no es por ley y costumbre vuestro amigo y compañero: es dentro y fuera de la familia el dueño de la mujer, aunque él, a su vez, sea esclavo de otro hombre".
     
     
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