Sábado 8 de junio de 2002 | ||
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Una derrota que duele mucho y compromete el futuro argentino |
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Beckham tuvo el desquite con el penal de la victoria. Las flojas tareas de Verón y Simeone fueron decisivas. Después no hubo forma de quebrar el frontón inglés. |
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¡Qué bajón! En todo sentido. Es más, es un bajón mundial. Encima con todos los males que venimos padeciendo los argentinos, la selección viene a perder justo ayer. ¡Y con Inglaterra, nada menos! En el clásico que todos ansiábamos ganar. El día en que se esperaba, digámoslo más claro, se ansiaba una gran alegría. Fue 1 a 0 para el seleccionado británico que, encima, pasó a estar 3-2 en el historial de los cruces mundialistas. Derrota que duele, castiga y compromete, porque el futuro es incierto. Ahora, en el último partido del grupo F -madrugada del miércoles, a las 3,30- hay que ganarle a Suecia como única fórmula que reasegure no tener que tomar el avión de vuelta. Un empate en ese encuentro dejaría la suerte -buena, claro está-, muy condicionada a que los ingleses pierdan con un equipo como Nigeria que ya está "ido" de la Copa. Como se ve, huelgan las especulaciones. El comienzo del partido de ayer tuvo algunos signos interesantes del equipo argentino -presión en la salida inglesa y posesión en el campo adversario a partir de la recuperación- que pasaron a ser muy pronto un espejismo. Bielsa había imaginado el partido y por algo planteó el jueves su temor "a perder". Sabía que si Inglaterra hacía valer su estrategia -como pasó-, la cosa pintaría mal. Y así finalmente pintó. Después del cuarto de hora en el que Argentina jugó de igual a igual -inclusive en ese lapso dos llegadas con un disparo de Zanetti a los 5 minutos y otro enseguida del "Kily" tras un taco de Sorín en el área que se fue un tanto alto-, el rendimiento de la escuadra albiceleste entró en un plano inclinado. Los errores de Verón se sucedían con exasperante continuidad, no sólo por la lentitud sino porque abusaba del traslado y pelotazos que además de no tener sentido, facilitaban el rechazo de los defensores ingleses. Iban 23 minutos cuando el concierto de falencias le permitió a Inglaterra avisar que se había cargado de agallas para un partido que, en su caso, era como una final: otra falla de Verón derivó en una aparición de Owen dentro del área para desequilibrar a Samuel y rematar de derecha con el arquero entregado, pero el balón rebotó en el palo derecho. La respuesta no tardó y apenas pasó el minuto cuando otra vez entró en acción el "Kily" con un centro que Batistuta cabeceó a las manos de Seaman. Casi, casi. De a poco, Inglaterra pasó a dominador casi absoluto. Toque, circulación, velocidad en mitad de cancha y arriba con el temible Owen. Enfrente y sobre la media hora, otro remate del "Kily" que se fue por arriba. El "cero" parecía sentenciado para la etapa, pero Verón perdió otro balón en mitad de cancha generando una carga inglesa en la cual tras unos rebotes, la pelota le quedó a Owen. El habilidoso ariete amagó y enfiló hacia adentro cuando Pochettino lo cruzó. Penal que Beckham transformó en gol con disparo bajo y al medio, cuando Cavallero apenas se movía hacia su derecha. El complemento hizo renacer la esperanza. Bielsa dejó afuera a Verón y mandó al "Payasito" Aimar con la responsabilidad de ordenar los ataques. Pero fue Inglaterra el que casi acierta con un balazo de Scholes y luego mediante Sheringham -en su primera intervención- al empalmar un centro que rubricaba una excelente acción de conjunto, que exigieron a Cavallero. Aimar se estacionó en la zona cercana a Ortega y junto con Zanetti descargaron juego. Pero el problema era entrar en el vallado inglés. Bielsa jugó otra carta: Crespo por Batistuta. No tuvo efecto. ¿Cuántas pelotas jugó "Valdanito? Una, dos. No parece estar para "9" de selección. Después ingresó el "Piojo" porque el "Kily" ya estaba filtrado. La última media hora se jugó casi toda en territorio inglés. El arquero Seaman bajó varios centros y su mayor peligro fue cuando providencialmente sacó un cabezazo abajo de Pochettino. Eso sí, con Argentina jugada a cara o cruz, en un par de réplicas -una de Owen cruzando el disparo al segundo palo y más tarde otra similar de Beckham ante un Cavallero jugado- estuvo muy cerca Inglaterra de cerrar la factura. Pasó el tiempo y los ingleses apostaron con una defensa con uñas y dientes a cuidar la ventaja, que para ellos era una virtual clasificación. La selección argentina buscó y buscó, pero faltaron ideas y espacios para quebrar el frontón de camisetas rojas. La derrota, frustrante, se agudiza por el pobre rendimiento del equipo y, en especial, de algunos jugadores llamados a ser insignias, tal el caso específico de Verón. Ahora será con Suecia el miércoles. Ahí sí es "matar o morir". Un panorama complicadísimo que impone análisis y, quizá, cambios. (Redacción Central) Owen mostró su categoría de gran jugador David Seaman (7): Estuvo atento y segurísimo, sobre todo en los centros. Salvó un cabezazo de Pochettino. No bastó con "medio" partido de Aimar Pablo Cavallero (7): Casi no intervino en el primer tiempo, pero después se mostró atento al rechazar dos remates de Scholes y Sheringham. Foto: La acción que derivó en el penal (arriba), con Owen cayéndose tras el toque de Pochettino. A la derecha, Aimar -lo mejor de Argentina- escapando de un defensor. |
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