Miércoles 26 de junio de 2002

 

Fassbinder monumental

 

"Europa Europa" emite todos los sábados "Berlín Alexanderplatz".

  "Yo ya no leía el libro sino que lo devoraba; en realidad no era un leer, sino un vivir, una desesperación y un miedo", dijo alguna vez el creador alemán Rainer Werner Fassbinder sobre la novela "Berlín Alexanderplatz", que dos años antes de morir filmó como miniserie, en versión que se emite los sábados a las 22 por la señal de cable Europa Europa.
La miniserie que consta de 13 capítulos y un epílogo y se rodó en 1980. La novela "Berlín Alexanderplatz", de Alexander Döblin, publicada en 1929, que pintó el acoso de unas vidas sumergidas en sus propias dificultades bajo el telón de la desocupación y la desintegración social en la Alemania prenazi, marcó profundamente la vida del realizador de "Lola" y "Lilí Marlene", quien la leyó por primera vez a los 14 años.
Fassbinder, quizás el más lúcido, talentoso y provocativo de los realizadores del Nuevo Cine Alemán, comentó al respecto: "Seguramente mi vida hubiera transcurrido de otra manera y hubiera sido distinta si yo no hubiera leído el libro de Döblin, que modificó mi cabeza, mi cuerpo, mi carne y mi alma".
A partir de esto, la historia de "Berlín Alexanderplatz" acompañó toda la obra fílmica de Fassbinder, incluso a niveles que ni él mismo reconoció en un comienzo, y ésta fue una de las causas que lo llevó a realizar la miniserie, en plena madurez creativa y dos años antes de su muerte por sobredosis, después de una vida marcada por la inestabilidad emocional y el sufrimiento amoroso.
"Me decidí a hacer la película cuando se estaba escribiendo un libro sobre mí y en tres días consecutivos vi todas mis películas; entonces me di cuenta, con asombro, de la cantidad de ideas y citas de la novela de Döblin que yo había utilizado en mis trabajos de manera subconsciente, que era mucho mayor que lo que me había imaginado, y ahí comprendí lo decisivo que había sido este libro para el desarrollo de mi vida", señaló Fassbinder.
La historia que narra Döblin, que según las crudas palabras de Fassbinder "podría no ser más que una obra de dos centavos que va hilvanando titulares de la prensa amarilla", ayudó al realizador a "vencer mis propios temores, que casi me paralizaban sobre mis inclinaciones homosexuales. Me ayudó -reconoció- a no enfermarme ni engañarme".
"Además, yo me encontré con una obra de arte que no solamente fue una ayuda para mi vida sino que me ayudó a desarrollar la teoría sobre el arte sin ser teórica, actos morales sin ser moral, y a aceptar lo usual como real y sagrado".
La miniserie, filmada en 16 milímetros, inspecciona el interior de una serie de personajes marginales (asesinos, prostitutas, delincuentes y proxenetas), acosados bajo la imposibilidad de analizar sus propios sentimientos y sometidos a la violencia de un orden social en descomposición.
La grandeza de la obra -además de la magia visual, la magistral dirección actoral y la calidad narrativa de Fassbinder- reside en dotar a estos seres pequeños y a sus emociones, angustias, miedos e insatisfacciones sencillas, de un carácter universal, que los eleva -como diría Marcel Proust- a la categoría de "gigantes".
La monumental película de Fassbinder es también una lúcida radiografía sobre la Alemania prenazi, no sólo en sus íconos -claramente presentes por ejemplo en otro filme de Fassbinder, "Desesperación"- sino también en el clima opresivo, los sonidos, la iluminación y los distintos tonos del ir y venir de una ciudad (Berlín) sometida a la desintegración. (Télam).
   
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