Martes 25 de junio de 2002

 

Fervor de Buenos Aires

 

El interés por el patrimonio porteño se refleja en la cantidad de ediciones que divulgan aspectos del panorama urbano, como "Buenos Aires, arquitectura y patrimonio".

  BUENOS AIRES.- El arquitecto Fabio Grementieri y el fotógrafo Xavier Verstraeten despabilan las rutinas de la visión en "Buenos Aires, arquitectura y patrimonio", un bello libro que suscriben con idéntico fervor por la ciudad de Buenos Aires.
Los autores se complementan en la lectura sistemática y cronológica de los trazados urbanísticos y de los edificios que dan identidad a Buenos Aires. Con pragmatismo moderno su empeño pone la mira en el registro documental del patrimonio existente.
El libro traza un eje conceptual al situar a Buenos Aires en los inicios del siglo XX. Eran los esperanzados tiempos en que el país se aprestaba a celebrar con orgullo patriótico el Centenario de la la Revolución de Mayo. A tenor de estos sentimientos se emprendieron con energía e increíble capacidad de resolución eficaz la modernización, la puesta en modernidad del ejido urbano.
Acorde al progreso deseado y en sintonía con el advenimiento de la centuria nueva se arrasaron vestigios modestos pero significativos de nuestra historia para reemplazarlos por concepciones urbanísticas y arquitectónicas que replicaban las tendencias europeas de la época.
Grementieri y Verstraeten reseñan el desarrollo de estos impulsos innovadores y señalan que no hubo un proyecto de largo alcance en lo político y económico que rigiera el planeamiento -la imago civitas- de Buenos Aires. Pero testimonian los logros parciales que constituyen un capítulo singular de la visión eurocéntrica del "patrimonio periférico". Su intención es plantear el tema y alentar la intervención crítica del lector desde la seducción de la imagen.
Las fotos más antiguas pertenecen al fotógrago belga Francisco Pierre Verstraeten. Establecido en Buenos Aires en la década del 20 filmó las avenidas, parques y edificios de la ciudad. Su nieto Xavier continúa la pasión familiar y sus imágenes sostienen una notable unidad de luz. El mérito se suma a la composición clásica de cada toma cuyos enfoques nítidos aseguran la lectura documental que el tema exige.
La belleza estética del libro y su cuidada edición bilingüe resalta el valor del texto del arquitecto Grementieri. Sus epígrafes resuelven el tema que cada foto propone visualmente.
Junto con la Independencia Buenos Aires cobró una primacía que se proyectó a los aspectos arquitectónicos. La búsqueda de una nueva imagen urbana hizo que el liderazgo político y económico se despegara de la estética colonial. El estilo neoclásico sirvió a estos fines y aseguró la sintonía con las modas internacionales. La llegada de arquitectos y artesanos italianos daría un aire renacentista a los grandes edificios públicos construidos entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Su marca está en el edificio del Congreso, escuelas, hospitales y bibliotecas que proliferaron gracias al impulso de la generación del 80.
El trazado de avenidas y diagonales sirvió para trazar ejes conceptuales. La resolución urbanística simboliza el vínculo de las instituciones y la perspectiva del Congreso desde Plaza de Mayo es un ejemplo de esta concepción.
Buenos Aires es una y varias, advierte Grementieri y menciona los núcleos armónicos, producto de las afinidades estéticas y de clase que se operan en la ciudad. Este desarrollo de los gustos y preferencias arquitectónicas fue descripto por Manuel Mujica Laínez y Ernesto Shoo en novelas inolvidables.
A los modelos neoclásicos e italianizantes siguió el apogeo de la "ecole des Beaux Arts" de París con el academicismo francés, entre 1890 y 1940, que influyó en las casas de las familias Duhau, Paz, Anchorena, Pereda, Estrugamou, Errázuriz Bosch, Peña y Hunter; además del Correo Central, Colegio Nacional y La Prensa.
El eclecticismo de la "ecole" habilitó la introducción de acentos ingleses y alemanes, muy influyentes en la arquitectura destinada al comercio (tiendas Harrods, Maple, banco Anglo-Sud Americano) al transporte ferroviario y al servicio religioso. (Télam).

Castellanos Moya se nutre del fracaso

San Salvador, (dpa).- La literatura "surge más de la frustración, del fracaso, de la tragedia, que de la felicidad y del éxito", afirmó el escritor salvadoreño y finalista en el Premio Internacional de Novela "Rómulo Gallegos", Horacio Castellanos Moya, a la prensa local.
En una entrevista publicada por la revista dominical "Vértice" del periódico "El Diario de Hoy", Castellanos Moya aseguró que "una literatura que se basa en la felicidad y el éxito no es creadora", al referirse a las obras surgidas en los años de posguerra salvadoreña.
Asimismo, Castellanos Moya manifestó que sus obras reflejan violencia puesto que El Salvador "es violento. Cuando alguien me pregunta acerca del recurso de la violencia, me doy cuenta que para mí la violencia no es un recurso: es parte de la salvadoreñidad".
La cultura salvadoreña "es una cultura muy violenta y permea la familia, las instituciones, el Estado, todo. Por eso la violencia se expresa en la literatura, y no sólo en la mía, sino en las diversas literaturas que se dan en el país", expresó Castellanos Moya a "Vértice".
El autor de obras como "La diáspora" y "Baile con serpientes" es mejor conocido por su novela "El asco", creación que causó controversia en El Salvador puesto que en ella, Castellanos Moya lanza duras críticas a los símbolos y tradiciones salvadoreñas. La controversia generada alcanzó tal nivel que el escritor llegó hasta recibir amenazas de muerte con la publicación y difusión de "El asco" en esta nación centroamericana.

   
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