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Lunes 3 de junio de 2002 | |
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Video: Amenábar pone el miedo en "Los otros" |
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Filme de suspenso sin golpes bajos con una excelente Nicole Kidman. |
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Una película de "miedo" que no esté llena de efectos especiales es una rareza en estos tiempos en que muchos directores cubren las debilidades de sus producciones con todos los recursos que la tecnología les da para atrapar a los espectadores.
No es ese el rumbo que Alejandro Amenábar escogió en "Los otros". El prefiere adentrarse en una especie de thriller psicológico de terror en el que la construcción de los personajes, y el cuidado trabajo de la luz, va creando un clima asfixiante en una trama aparentemente simple que va descubriendo una verdad más compleja hasta llegar a un final sorprendente. Y más si se piensa que no es una resolución novedosa, sino que ya fue utilizada con éxito por otro cineasta hace poco tiempo. Con una fotografía ideal, de Javier Aguirresarobe, "Los otros" desarrolla su historia en la isla británica de Jersey en 1945. En ese lugar, que fue ocupado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, una mujer y sus dos hijos aguardan el regreso del padre desaparecido durante el conflicto bélico. Los niños sufren una enfermedad por la que no pueden exponerse a la luz, lo que los obliga a permanecer en una semipenumbra permanente. Aislados del mundo aprenden las lecciones que les imparte su madre, una mujer de rígidas convicciones religiosas. Pero el caserón victoriano no está tranquilo. La hija mayor comienza a percibir presencias extrañas y a comunicarse con seres sobrenaturales. Esto se hace cada vez más frecuente cuando llegan a la casa tres criados, surgidos de la nada, para reemplazar a los que inexplicablemente abandonaron el servicio. El misterio comienza a rondar a estos personajes y la idea de que los "intrusos" se están apoderando del lugar pasa de ser el desvarío de una niña que enfrenta a su madre cada vez que puede a convertirse en un hecho para los habitantes de la casa. La excelente composición de Nicole Kidman de Grace, esa madre permanentemente crispada y obsesionada en proteger a sus hijos, la niebla que rodea el caserón, el laberinto de habitaciones que se abren y cierran, oscurecen e iluminan, conectan en un juego visual que va haciendo surgir todos los miedos y ponen en tensión al espectador. También los sonidos, estudiadamente colocados al igual que la música. Con "Los otros", Amenábar en su primer coproducción en Hollywood demuestra que todavía el cine puede "asustar" sin necesidad de derramar litros de sangre y sin caer en los clichés taquilleros de los Freddy Kruger y compañía. Silvina Fernández |
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