Miércoles 29 de mayo de 2002

 

La angustia y la tensión social empujan a fumar más

 

Los altos niveles de desesperación provocan en los fumadores una necesidad aún mayor de descargar tensiones en el cigarrillo, dificultando así la intención de quienes quieren abandonarlo.

  Los niveles de angustia, depresión, preocupación y desesperación creados por la fuerte crisis económica, social y política actual también provocan entre muchos fumadores una necesidad mayor de descargar tensiones en el cigarrillo, y dificultan la intención de quienes quieren abandonarlo.
"En este último tiempo aumentó la consulta", destacó Teresa Castellano, miembro de la comisión de Tabaco Salud del gobierno porteño y psicóloga de los grupos para dejar de fumar que funcionan desde el 95 en el Hospital de Vías Respiratorias María Ferrer.
A los grupos de ayuda para dejar de fumar "cada vez viene más gente -añadió-; en estos momentos se mezcla mucho con los problemas sociales; nosotros no hablamos sólo del cigarrillo; asociado al problema del cigarrillo aparece el hecho de que no les pagan, que están desocupados; generalmente ante la angustia y el estrés el adicto se aferra más al vicio".
Por su parte Fernando Verra, médico del Hospital de Clínicas, de esta capital, y de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (Lalcec) coincidió en que "tanto a los consultorios como a los grupos para dejar de fumar, la gente acude más porque está cada vez más informada".
En tanto la sociedad actual se caracteriza por un alto porcentaje de la población que fuma, que muchos chicos ya a los 12 son fumadores regulares, que en distintas regiones del país la expansión del cigarrillo abarca por igual a hombres y mujeres y que la edad en la cual está más presente el cigarrillo es entre los 25 y 35 años. Así es que en la Argentina como en la mayoría de los países gran parte de los fumadores comienza a una edad temprana, a tal punto que los datos revelados por distintos organismos internacionales sugieren que casi el 30 por ciento de los adolescentes fuma.
Un contexto que pareciera circular por carriles diferentes al de los avances científicos y de los datos estadísticos, los que muestran, con contundencia, que el tabaco es dañino al tiempo que lo caracterizan como una epidemia.
Y frente a esto operan dos factores: los fuertes niveles de dependencia que crea el tabaco y el poder enorme de la industria que lo promueve.
Las cifras de mortalidad y de enfermedades por causas vinculadas al cigarrillo en general son alarmantes, pero no son quizá el método más efectivo para ayudar a una persona a abandonar el cigarrillo ni tampoco para lograr una concientización en la población acerca de los daños que provoca el tabaco.
Las cifras, no obstante, sí son un elemento útil para los gobiernos, los organismos de salud y las instituciones dedicadas a luchar contra las adicciones, ya que brindan un panorama sobre el cual se pueden plantear políticas de prevención primaria y secundaria y el modo en que se puede abordar esta problemática.
"Detrás del tabaco se mueve mucho dinero, acá y en cualquier parte del mundo; de todas maneras hay países que toman más en serio el problema y otros países ni lo toman, nosotros estamos a mitad de camino", destacó Verra.
Mientras tanto, en el suceder de todos los días y mientras hay mucha gente que fuma y muchos que fuman más, hay quienes buscan desesperadamente dejar de fumar o que simplemente les empieza a preocupar, y acuden a grupos de ayuda porque reconocen que sólos no pueden.
La decisión o la inquietud por dejar de fumar aparece generalmente cuando "se empieza a sentir alguna dificultad física, como subir la escalera y agitarse, jugar a la pelota y no poder terminar el partido, o sentir que el pecho se cierra, sin que necesariamente haya algún problema concreto", expresó Castellano.
"Al comienzo -continuó- hay como una negación, en general anulan esta sensación, pero cuando se repite esto en la cotidianidad, se asustan, entonces averiguan y se acercan a un grupo para dejar de fumar".
La especialista recoge de su experiencia que hay mucha gente que acude cuando se da cuenta que solos no pueden; "como con cualquier droga hay gente que puede dejarla cuando quiere y hay otra gente que aunque intente no puede".
Pero lo primero que hay que tener en cuenta en un tratamiento de adicción es, según Verra, "la voluntad del sujeto de salir del estado de drogadicción, si el sujeto no está convencido o motivado para dejar de fumar es muy poco probable que, cualquiera sea el tratamiento que uno le aplique, tenga un resultado benéfico".
También están aquellos fumadores que no les interesa dejar de fumar, que no tienen miedo y que incluso quizá han visto a un familiar o un amigo morir a causa del cigarrillo, "sienten que a ellos no les va a pasar nada, es como un pensamiento mágico", dijo Castellano.
A su vez, hay fumadores a los que el médico les dice que no pueden fumar, les cuentan que su estado de salud es delicado, y no obstante no pueden dejar de fumar.
Y por otro lado, hay gente que está pasando por un momento en el que no puede ocuparse del tema de dejar de fumar, por más que sepa que es algo que le hace mal.
Lo cierto es que la decisión es en definitiva muy individual y quizá operen muchos factores alrededor de uno, pero es uno el que en un determinado momento hace un "clic" con el cigarrillo y dispone correrlo de su vida, o quizá no lo hace nunca.
En tanto, los niveles de éxito de los tratamientos para dejar de fumar -según los especialistas. oscila en el 20 por ciento, aunque según Verra "con tratamiento farmacológico, según mis estadísticas personales, puedo hablar de un 45 por ciento al cabo de un año de tratamiento".

¿Qué déficit evidenciamos en este hábito compulsivo?

"A medida que crece la vinculación de un sujeto con el objeto adictivo, la realidad se le va haciendo más intolerable sin él", destacó el psicoanalista Oscar Lamorgia, acerca de todo lo que se juega en el acto de fumar. Lamorgia es miembro de la Comisión Interdisciplinaria para la Prevención de Adicciones del B.P.B.A., supervisor del Servicio de Adultos del Hospital Pirovano, y fue supervisor del Servicio de Toxicología del Hospital Fernández.
-Más allá de lo singular de cada situación, ¿qué cosas están en juego en el tema de la adicción al cigarrillo?
-En la adicción existe un compromiso con un objeto (que puede ser tóxico o no) y que está al servicio de atemperar ansiedades y angustias, ante las cuales el sujeto se torna cada vez más vulnerable.
-¿El fumar habla de un problema, de una debilidad?
-Si bien en lo atinente al consumo de objetos adictivos hay que diferenciar las fases de uso, abuso y dependencia, en términos generales se puede hablar de que existe un problema que suele ser un déficit en el manejo de la angustia.
-¿Cómo operan los factores externos (publicidad por un lado; angustias, estrés, depresión debido a una situación social y económica desfavorable) en el hábito o compulsión de fumar?
-Tienen incidencia en el sujeto sobre la plataforma de base de su propia estructura psíquica singular, por eso no dejan de ser de una incidencia relativa en los adultos aunque en los niños y jovencitos pueden tener mayor predicamento.
-¿Qué pasa entre el planteo "tengo que dejar de fumar", "quiero dejar de fumar", y la imposibilidad de dejar de fumar?
-Desde el vamos, existe una sensible diferencia entre el "tengo que" y el "quiero dejar de fumar". Digamos que toda vez que en el discurso de un fumador aparecen frases de este tenor: "tengo que"; "habría que" o "debería" (dejar de fumar) la apuesta está perdida desde el inicio. No se trata de dar únicamente con la "técnica adecuada" para abandonar el hábito, si no se cuenta previamente con el fuerte deseo de dejar de fumar. También conviene señalar que los métodos para ayudar a interrumpir el hábito son generales, pero el lugar que ocupaba el cigarrillo en la vida de esa persona compone un trabajo individual que deberá realizar. De lo contrario, el cigarrillo puede ser sustituido por otros objetos: comida, golosinas, etcétera.
-En relación con esta última pregunta ¿qué pasa con el tema de las culpas, de las presiones familiares?
-A veces se establecen tensiones agresivas y disputas de poder en el seno de una familia tomando como pivote el tema del tabaquismo de alguno de sus miembros. No existen aquí víctimas ni victimarios. Puede ser tan displicente y agresivo un fumador para quienes no fuman, como segregativos y violentos los no fumadores con él. En tal sentido, muchas familias conspiran contra el éxito de un tratamiento emprendido por uno de sus miembros, si recalcan a modo de reproche cada fracaso o recaída anterior sufridos por quien supuestamente quiere abandonar el hábito. Esto genera mucha culpa en el sujeto, quien muchas veces abandona el intento de hacer un tratamiento.
-¿Son eficaces los grupos de ayuda para dejar de fumar?
-Lo son, si cuentan -tal como decíamos antes- con el deseo de dejar de fumar del paciente, y no aparece su entorno familiar o social "boicoteando" su decisión.
-¿Qué diferencia hay entre el trabajo grupal e individual?
-El dispositivo grupal otorga la contención adecuada para el paciente, quien además puede verificar que otros han dejado desde hace tiempo y pueden continuar con sus vidas más saludablemente.
El tratamiento individual, en cambio, abre un espacio en el cual el sujeto puede detectar y eventualmente desactivar el motivo por el cual el tóxico ocupó un lugar tan importante en su vida.
-¿Qué pasa con los métodos del "terror" para impulsar a una persona a que deje de fumar, como mostrar imágenes o contar casos terribles?
-Son absolutamente ineficaces. Lo digo tan tajantemente porque hasta el momento no conocí a ningún fumador adulto que desconozca las principales enfermedades subsidiarias del tabaquismo: problemas de coronarias, formas de cáncer, etcétera. Es decir que nadie ignora sus efectos. Ocurre que el narcisismo hace que la persona piense que a él no va a ocurrirle. Otros aducen que conocen casos de personas que murieron de infarto o de cáncer de pulmón sin haber fumado, lo cual es cierto. Pero acá conviene aclarar que muchas cardiopatías y formas de cáncer de pulmón no se deben al tabaquismo, lo cual no resta razones para dejar de fumar.
-¿Se puede hablar de sectores más vulnerables respecto de la adicción al cigarrillo?
-Creo que los adolescentes están más expuestos porque el cigarrillo connota uno de los rituales iniciáticos propios de esa etapa. Pero eso no alcanza a explicar por qué algunos persisten en el hábito y otros no. Ahí (como en otros órdenes de la vida) es donde cada quien juega con la dotación que estructuralmente posee.
-¿Por qué a veces se vuelve a fumar, después de haber dejado?
-El escritor americano Mark Twain decía: "Dejar de fumar es muy fácil, yo dejé cerca de sesenta veces". En mi experiencia las recaídas tienen mucho que ver con el hecho de haber apostado fuertemente al mito de la "fuerza de voluntad" mientras que por otra parte no han sido trabajadas suficientemente las razones singulares por las cuales el cigarrillo ocupó gran parte del acontecer del sujeto. Ello determina que cuando la vida lo abofetea nuevamente, el paciente vuelva a su "primer amor".
-¿Funciona la prohibición?
-Como en todos los órdenes de la vida, la prohibición causa el deseo.

"El cigarrillo oculta cosas de uno"

"En general cuando se empieza a trabajar el tema de dejar de fumar, uno de los temas que se descubre es el lugar en el que pusieron el cigarrillo en sus vidas", destacó la especialista Teresa Castellano al referirse a los tratamientos para dejar de fumar.
"Muchos lo asemejan -añadió- a un bastón, se dan cuenta que sin el cigarro no pueden enfrentar nada, y creyeron que dominaban al cigarrillo pero resultó al revés".
En este sentido, precisó que muchas veces lo que pasa "es que el cigarrillo cubre aspectos infantiles, de soledad, de tristeza, de erotismo; todo esto hay que tratar de separarlo del cigarrillo", dijo. Para mucha gente el cigarrillo da sentido a sus vidas, dicen que no se pueden imaginar sin fumar, "pero cuando trabajamos esto, descubren cosas tapadas por ese cigarrillo y cuando logran romper la adición, crecen en su interior", expresó.
"En la medida que se aferran a ese cigarrillo están anulando la posibilidad de crecer" señaló tras precisar que "el cigarrillo muchas veces te tapa la boca y no podes decir cosas porque te está como anulando, sin que vos te des cuenta".

   
    ® Copyright Río Negro Online - All rights reserved    
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación