Domingo 26 de mayo de 2002

 

Icare pidió "sacrificio, compromiso y solidaridad"

 

El nuevo intendente de Bariloche asumió en una jornada lluviosa pero emotiva, en la cual fue acompañado por un número importante de vecinos. No hizo grandes anuncios, pero confirmó que hará lo necesario para terminar con el astronómico déficit mensual que arrastra la comuna. Adelantó que reducirá los salarios más elevados de los trabajadores municipales. Pidió a los contribuyentes que vuelvan a pagar las tasas municipales.

  SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Alberto Icare asumió ayer como nuevo intendente y en su primer mensaje reclamó el aporte de cada sector de la comunidad para salir de la grave crisis que afronta al municipio y se comprometió a ofrecer su propio "sacrificio, compromiso y solidaridad".
Consciente de que trae un apoyo popular relativo (sacó el 26 % de los votos) y que la dirigencia arrastra un enorme descrédito, Icare aseguró que no será "mascarón de proa de una corporación política que nunca procuró el bien de nadie". También dijo que gobernará "con la gente y por la gente".
El acto se realizó a las 11 en la biblioteca Sarmiento. En el estrado, estuvieron junto a Icare el resto de los ediles, y el juramento se lo tomó la la intendenta saliente Graciela Di Biase, quien volvió a la presidencia del Concejo. En la platea se apretaron unas 150 personas, con predominio de primeras figuras de la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB), allegados del nuevo intendente y unos pocos funcionarios y legisladores.
La representación del gobierno provincial fue asumida por el secretario de Desarrollo Social, Marcelo Cascón. También estuvieron el diputado nacional por el Frente Grande Julio Accavallo y el senador bonaerense del PJ Rubén Ledesma, que fue presentado como referente del gobernador santacruceño Néstor Kirchner.
Fiel a su estilo, Icare reivindicó su pretensión de gobernar "cerca de los vecinos" y sin traicionar su reconocida sensibilidad social. Pero dio a entender también que no le faltará mano firme para imponer ajustes y "reordenamientos".
En las elecciones del pasado 12 de mayo derrotó a otros 6 candidatos y ganó el derecho a conducir el municipio por algo más de 18 meses, hasta diciembre de 2003. Un lapso en el que deberá lograr lo que no pudieron sus antecesores inmediatos: la eliminación de un déficit fiscal que llega a los 500 mil pesos mensuales y la recuperación de la eficiencia municipal en la prestación de servicios.
El discurso que leyó Icare tuvo pocas precisiones, salvo la confirmación de que reducirá los salarios en la misma proporción que los turnos de trabajo, a los que piensa llevar de 7 a 6 horas diarias.
Pero sabe que sin apoyo será imposible. Por eso, al igual que en la campaña, insistió en que la recuperación de la ciudad será una tarea colectiva. "Juntos vamos a recuperar la fe, la alegría, el trabajo, la esperanza para cada uno de los hogares barilochenses", fue su emocionada frase de cierre.
Antes había reconocido que "no sólo la ciudad sino el país" enfrenta una situación muy difícil. "Nos han quitado todo -dijo Icare, en una imputación severa pero genérica-. Quienes algún día deberán responder por todo esto saben que ya no tienen tiempo ni espacio para ocultarse".
Con el acto concluido, luego de los saludos y fotos, "Río Negro" le preguntó a quiénes había aludido, pero el nuevo intendente no quiso hacer nombres. "Todos sabemos quiénes son", dijo.
En otros párrafos les pidió "solidaridad" y "apego al trabajo" a los empleados de planta. También dijo que espera "seriedad, responsabilidad y sentido común" de sus colaboradores políticos.
Prometió un gobierno "transparente, honrado y con cuentas claras", pero sabe que si no consigue una rápida mejora de la recaudación todo éso servirá de poco.
Por eso instó a los empresarios a que "cumplan con sus obligaciones tributarias". Con los "contribuyentes" en general se mostró menos terminante y les pidió "a los que puedan contribuir y aportar a este nuevo inicio, que lo hagan".
Nada dijo de los reclamos que piensa plantear al gobierno provincial para recuperar la coparticipación atrasada y tampoco de algunos temas calientes como la municipalización del Catedral y el postergado proyecto de construir el Centro de Convenciones.
De todos modos, con el paso de los días la sucesión de temas y planteos obligarán a Icare a adoptar definiciones y demostrar qué le deparará el destino al único municipio de la provincia gobernado por un partido vecinal, por primera vez desde que se restableció la democracia.
Al salir de la biblioteca Sarmiento, los concejales, funcionarios y el flamante intendente se encontraron con una veintena de empleados identificados con la asociación de comercio, los cuales pese a la lluvia exhibían carteles reclamando la municipalización del cerro Catedral.

La deuda con los empleados, el primer conflicto

Una asamblea del Soyem prevista para mañana al mediodía será, tal vez, el pitazo inicial del difícil partido que deberá enfrentar Alberto Icare. Allí lo estarán esperando los trabajadores municipales, que todavía no terminaron de cobrar febrero y nada quieren saber de rebajas salariales.
Otras tareas complicadas que deberá afrontar pasan por atender una deuda asfixiante (incluye 5 millones de préstamos bancarios) y levantar la paupérrima recaudación de tasas municipales, que desde hace meses ronda el 20 por ciento.
El único dato para el optimismo es el del probable repunte de la actividad turística gracias al efecto devaluación.
Pero esa invasión de visitantes traerá aparejado el compromiso de ofrecer una ciudad presentable, lo cual implica recursos, trabajo e inversión.
Según anticipó ayer, Icare anunciará el martes las primeras medidas concretas de gobierno que piensa poner en marcha.
El jefe comunal se autoasignó un plazo de 20 días para tomar las decisiones claves y reconoció que después será muy difícil torcer el rumbo.
Espera contar con el apoyo del Concejo Deliberante, donde el MUP tiene sólo un voto y están representados media docena de partidos.
Pero advirtió que si no consigue las ordenanzas, no dudará en apelar a las resoluciones.
Además del recambio institucional, ayer la ciudad conmemoró el 25 de mayo.
El acto patrio se realizó una hora antes de la asunción de Icare y bajo una fuerte lluvia, sin discursos ni chocolate y ante un escasísimo público.
Sólo hubo una bendición religiosa y la banda de la Escuela Militar de Montaña tocó el himno y varias marchas de su repertorio.

Nueva concejala

Para hacerse cargo del Ejecutivo Icare debió dejar su banca de concejal y ayer el Deliberante, en sesión extraordinaria, le tomó juramento a la radical Hilda Benítez, de la Alianza UCR-MUP Desde entonces, la esposa del ex senador Gagliardi no había quedado a la intemperie.
Tenía asignado un cargo político de la Legislatura provincial con asiento en Bariloche y cobraba 842,59 de haber bruto. Ayer aclaró que ante su nueva responsabilidad renunció a esa asesoría.

"Cumplimos", dijo Di Biase

Graciela Di Biase dijo "misión cumplida". Más allá de los sobresaltos, de los problemas irresueltos, consideró que el traspaso del mando al nuevo intendente electo era el máximo objetivo institucional de su gestión. La concejala del MUP que tuvo a su cargo el Ejecutivo también hizo su evaluación de los últimos cuatro meses.
Antes de ceder el atril a Icare, dijo que en sus 120 días de gobierno el municipio logró "4.500 altas a beneficiarios de empleo" y acordó con Parques Nacionales un programa de extracción de leña para reforzar el plan Calor.
También señaló como logros importantes la constitución de la "mesa social de concertación", la actualización de los registros contables en el municipio y la continuidad del plan de bacheo "con la anhelada repavimentación de la calle Elflein". (AB).

   
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