Miércoles 29 de mayo de 2002

 

Rusia pasó de ser enemiga a "socia" de la OTAN

 

Histórico acuerdo puso fin simbólico a la Guerra Fría. Moscú no tendrá derecho a veto en la liga antiterrorista.

  PRATICA DI MARE, Italia (ANSA).- Rusia es desde ayer socio sin derecho a veto de la Alianza Atlántica y parte de la coalición antiterrorista nacida tras los atentados del 11 de setiembre, al firmar en Roma un acuerdo histórico con la OTAN que extingue su condición de enemigo político y militar de Occidente.
La Declaración de Roma, firmada ayer en la base militar, inauguró una nueva era en las relaciones entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría, que decidieron la creación de un organismo conjunto de cooperación y lucha contra el terrorismo.
Por unanimidad, el histórico documento bautizó "Consejo de los 20" a la instancia en la que Moscú participará de las decisiones de la Alianza Atlántica en nueve sectores.
Invitados por un Silvio Berlusconi radiante -"es uno de los días más bellos de mi vida", dijo-, los 19 jefes de Estado o de gobierno de la OTAN y el presidente ruso, Vladimir Putin, no ahorraron adjetivos para destacar la trascendencia de la reunión.
"Hasta hace poco tiempo, un encuentro de este tipo era impensable. No hay alternativa a la colaboración entre la OTAN y Rusia", dijo Putin, quien consideró a la cumbre una "base para trabajar juntos". "Dos viejos enemigos se convirtieron ahora en aliados, tras superar 50 años de divisiones y 10 de incertidumbres", indicó por su parte el presidente estadounidense, George W. Bush, quien definió el acuerdo como "un hito histórico".
Al tiempo, sin embargo, los Veinte se mostraron conscientes de que el verdadero salto de calidad en sus relaciones se medirá con los hechos. "El éxito o el fracaso de este Consejo no será determinado por mí sino por vosotros, los líderes", advirtió el secretario general de la OTAN, George Robertson.
El gran elemento que posibilitó este acuerdo fue el enemigo común del terrorismo y las nuevas amenazas que se ciernen sobre el mundo tras los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Pero aunque la Declaración de Roma tiene como prioridad la lucha contra este mal , también prevé la colaboración de Rusia y la OTAN en otras áreas, como la gestión de las crisis regionales, la no proliferación de las armas de destrucción masiva, el control de los armamentos, cooperación militar y reforma de los sistemas de defensa.
Desde ahora Rusia se sentará, con voz y voto, pero sin derecho de veto, junto a sus viejos enemigos de la Guerra Fría, que ayer enterró definitivamente sus últimos vestigios.
La cumbre se desarrolló en un clima distendido y cordial (la Declaración fue rubricada entre sonrisas y frases divertidas), bajo el "paraguas" de protección garantizado por un imponente aparato de seguridad, con más de 15.000 agentes.

Toda la atención en Praga

La vieja OTAN, que nació en 1949 para "mantener afuera a los rusos (ante una eventual invasión del ejército soviético), adentro a los norteamericanos y controlados a los alemanes", según dijo su primer secretario general Lord Ismany, a 53 años de su nacimiento sumó a Moscú entre sus socios y se prepara para la próxima cumbre en Praga.
Allí la OTAN concretará entre el 20 y 22 de noviembre su segunda ampliación (la primera en 1999 incorporó justamente a la República Checa, Polonia y Hungría) en la que recibirá a otros siete países: Estonia, Lituania, Letonia, Eslovenia, Rumania, Bulgaria y Eslovaquia.
A decir de los analistas, los ataques terroristas y la iniciativa norteamericana de una guerra contra el "nuevo imperio del mal", ayudaron a superar antiguos recelos en pos de "exportar estabilidad" a Europa.
El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió una invitación a participar en la cumbre de Praga. Sin embargo, y a pesar de la histórica Declaración de Roma, Putin todavía no confirmó su asistencia. El Kremlin cuestiona la ampliación y se muestra inquieto por la decisión de Ucrania, que decidió iniciar un proceso de negociaciones con la OTAN para reforzar la cooperación bilateral y a largo plazo, lograr la adhesión de Kiev a la Alianza.

Amnistía: la lucha antiterrorista justificó abusos

Aministía Internacional emitió su informe anual sobre derechos humanos en el que denunció que los gobiernos aprovecharon los atentados del 11 de setiembre en EE. UU., "un crimen contra la humanidad", para "acentuar la represión, socavar la protección de esos derechos y acallar a los opositores políticos".
"La universalidad de los derechos humanos está enfrentando su mayor desafío hasta ahora. Los dobles estándares y la selectividad se están convirtiendo en la norma", aseguró la secretaria general de AI, Irene Khan.
Para Amnistía, una gran cantidad de gobiernos se sumaron a la lucha "antiterrorista" y aprovecharon para aumentar la represión, afectar los derechos humanos y sofocar la disidencia política tras los ataques.
Entre las medidas tomadas por gobiernos como EE.UU. están la detención indefinida sin juicio, la creación de cortes especiales donde la evidencia presentada es secreta y las restricciones culturales y religiosas.
"Sin lugar a dudas el mundo cambió en forma radical después del 11 de septiembre, y, sin embargo, ciertas cosas no cambiaron; un desprecio por la vida y dignidad humanas, lo mismo para los derechos económicos, culturales y sociales, y cada vez más existen situaciones amenazantes en Medio Oriente, Afganistán y Colombia", aseguró.
Los defensores de derechos humanos criticaron el tratamiento a los presos talibanes en la base estadounidense de Guantánamo en Cuba, y afirmó que "algunos gobiernos creen que el trato inhumano de los prisioneros es ahora aceptable".
• La guerra civil en Colombia generó uno de los más graves escenarios de violaciones de derechos humanos en América Latina . El ejército, paramilitares, como la guerrilla siguieron cometiendo graves abusos y las principales víctimas fueron civiles. Los datos son escalofriantes: más de 300 "desaparecidos", más de 4.000 civiles muertos, desplazados y 1.700 secuestrados.
• En Argentina, los crímenes de manifestantes cometidos en las últimas horas del gobierno de Fernando de la Rúa fueron incluidos en el informe. "Se recibieron informes sobre decenas de homicidios a manos de la policía, en circunstancias controvertidas, y más 30 personas murieron durante las manifestaciones", consigna. A la muerte de los manifestantes, Amnistía sumó veinte asesinatos registrados en saqueos y movilizaciones entre el 19 y el 20 de diciembre. Sostuvo, además, que "en Argentina, Cuba y México siguen recluidas personas consideradas presos de conciencia". "Siguieron recibiéndose informes de torturas y malos tratos cometidas por las fuerzas de seguridad", en el país.

     
     
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