Domingo 26 de mayo de 2002
 

Hartos de loca violencia

 
  Nadie puede permanecer tranquilo en esta provincia si el crimen de María Alejandra Zarza queda impune. Ayer, después de más de tres meses de investigación, la Justicia produjo un avance al detener a Nicolás Rinaldi, el ex novio de la víctima y probablemente el padre del bebé que llevaba en su vientre.
De impunidad y loca violencia, la región está harta. En Cipolletti lo demostraron el viernes los vecinos, que descargaron su bronca con la primera autoridad que tenían a mano: los intendentes Julio Arriaga y Horacio Quiroga.
Enhorabuena, el juez y los fiscales de la causa Zarza, que pertenecen a un sector del Estado que percibe onerosos salarios, ahora tienen algo para mostrar a la sociedad.
Tanta demora y silencio durante todo este tiempo dan lugar a por lo menos tres especulaciones. Una: detrás de este caso se moviliza algún interés que concentra más poder que el de la Justicia. Dos: policías, fiscales y el juez están trabajando con una seriedad desconocida en la Argentina y entonces no queda más remedio que tener paciencia para descubrir la verdad. Tres: el crimen es tan complejo que los investigadores habían perdido el norte y ahora intentan encontrarlo.
Por esas curiosas curvas del destino, el caso policial de mayor complejidad de los últimos años recayó en el despacho del juez Alfredo Velasco Copello, el mismo que actuó con llamativa celeridad cuando, sin argumentos que le permitieran sostener en el tiempo la medida, ordenó las detenciones de un grupo de dirigentes gremiales estatales por los golpes que recibieron en enero último funcionarios del Instituto de Seguridad Social de Neuquén.
El magistrado reaccionó ayer después de rechazar dos pedidos de detención contra Rinaldi que había formulado Mario Rodríguez Gómez, el fiscal que puso la punta de la investigación en dirección al joven detenido desde el comienzo.
Recién ahora se sabe que a Zarza la asfixiaron y de un modo violento la obligaron a someterse a un parto inducido. Pero la gran incógnita, la suerte del feto, sigue abierta. Del hijo que ansiosamente esperaba esta madre se desconoce absolutamente todo, porque el que pergeñó esta obra de horror se cuidó de borrar todas las huellas posibles.
En la panza de su fresca juventud, María Alejandra llevaba una vida de siete meses y medio. Las personas que la lloran, también hacen duelo por el pequeño que le arrancaron a esta chica en una noche oscura y sofocante de verano.
La chica desapareció un 19 de febrero, luego de una cita con Rinaldi. Su cuerpo fue hallado una semana después en una laguna tan mugrienta como lo pueden ser los todavía desconocidos entretelones de este conmovedor caso.
Las especulaciones interminables que se tejieron durante todo este tiempo no sirven para consolar el dolor que carga en el pecho Emma Riquelme, la madre adoptiva de María Alejandra.
El domingo último, la señora y unos pocos fieles amigos de la víctima reclamaron justicia en medio de una deshilachada columna de manifestantes que transitó por una avenida Argentina marcada con el sello de la indiferencia.
Para pedir justicia no convocaron ni la Confederación General del Trabajo disidente, ni la oficialista, ni la Central de Trabajadores Argentinos.
Doña Emma Riquelme y un puñado de amigos y familiares de la víctima caminaron muy solos con su dolor a cuesta. Y de no ser por el golpe de timón con el que ayer sorprendió el juez, el caso Zarza estaba a punto de ingresar en una etapa de cruel olvido.

Silencio oficial

El aberrante crimen de esta joven tampoco ha despertado una hoguera de preocupaciones en el gobierno. Hasta aquí ha habido fundamentalmente silencio.
Jorge Sobisch podría haber dedicado a este crimen un párrafo, cuando habló de la seguridad en el discurso que leyó ante los diputados el 1ยบ de Mayo al inaugurar las sesiones ordinarias. El gobernador no lo hizo. Optó por abrumar con estadísticas sobre el número de policías por habitante y comparar las cifras de Neuquén con las de otras provincias. También buscó un tema taquillero, como lo es la propuesta de regionalización de las provincias de la Patagonia, al que adoptó como instrumento para el debate en medio de la fenomenal crisis de la Argentina.
El golpe de efecto es una costumbre de los políticos. Sobisch lo viene practicando año tras año. Buscó rating cuando anunció una alianza estratégica con Repsol YPF y el desembarco de Microsoft en Neuquén, todos temas que obtuvieron el respaldo de un aparato de difusión que se mueve con previsible fidelidad alrededor del gobierno.
Pero es en este punto donde el discurso se estrella con la realidad: a Zarza ni a su hijo le dieron la oportunidad de comprobar si las promesas anunciadas alguna vez llegarán a cumplirse.

Gerardo Bilardo
gbilardo@rionegro.com.ar

     
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación