Miércoles 22 de mayo de 2002
 

Dos continentes apoyarán el referéndum en Cuba

 

Por Andrés Oppenheimer

  El histórico discurso del ex presidente estadounidense Jimmy Carter en Cuba, respaldando un proyecto de referéndum sobre el futuro político de la isla, generará una ola de apoyo de varios países europeos y latinoamericanos hacia la oposición interna en ese país.
Varios presidentes y cancilleres que participaron en la cumbre de 48 países de Europa y América Latina en Madrid dieron muestras de interés -y algunos de entusiasmo- ante el discurso televisado de Carter en La Habana, la semana pasada.
Carter aprovechó sus minutos en la televisión cubana para informar al pueblo sobre una petición de 11.020 firmas recogidas por la oposición interna para exigir un referéndum sobre si Cuba debería permitir la libertad de expresión y elecciones libres. Debido a la férrea censura del régimen, la mayoría de los cubanos nunca se había enterado de esa iniciativa.
El canciller español, Josep Pique, actual presidente del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de los 15 países de la Unión Europea (UE), me dijo en una entrevista que propondrá "en los próximos días" a los demás miembros del organismo una declaración de apoyo al referéndum, conocido en Cuba como el Proyecto Varela.
"Nosotros vemos el Proyecto Varela como una iniciativa política muy interesante, que merece nuestro apoyo y nuestra simpatía"", me dijo Pique. "Deberemos consultarlo con los demás miembros (de la UE), pero creemos que el Proyecto Varela merece un cierto aliento por parte de la Unión Europea"".
Los presidentes Vicente Fox, de México, y Ricardo Lagos, de Chile, que acapararon la atención de los medios en esta cumbre, también mostraron interés por la iniciativa opositora de pedir una consulta popular bajo las normas de la actual Constitución socialista cubana.
"Tenemos que ver cómo evoluciona la situación", me dijo el presidente Lagos en una entrevista, añadiendo que la oposición chilena logró derrocar a la dictadura del general Augusto Pinochet utilizando las propias leyes del régimen en 1988. Lagos, del Partido Socialista chileno, agregó que "nosotros estamos abiertos a cualquier cosa que signifique un mejoramiento de la situación de derechos humanos en Cuba, y creo que esto que está planteado apunta en esa dirección, y nos parece interesante".
La oposición interna cubana entregó las 11.020 firmas en favor de un referéndum a la Asamblea Nacional de Cuba el 10 de mayo, dos días antes de la llegada de Carter. Según la ley vigente en Cuba, cualquier ciudadano que reúna 10.000 firmas puede hacer una petición a la Legislatura, pero hasta ahora -ya fuera por temor, intimidación policial o falta de información- nadie lo había hecho.
Al colocar el tema del referéndum en el centro del debate sobre la crisis cubana, Carter le dio un enorme espaldarazo a la disidencia interna, y probablemente allanó el camino para una ola de apoyo internacional a la oposición pacífica de la isla.
¿Por qué? Porque hasta ahora, el presidente vitalicio cubano, Fidel Castro, había logrado convencer a muchos de que la crisis cubana era un conflicto entre su gobierno y Estados Unidos, o el exilio de Miami, en lugar de con su propio pueblo.
"Esto saca el conflicto del eje La Habana-Washington, y lo coloca en el eje dictadura-democracia"", dice Carlos Alberto Montaner, un líder del exilio cubano radicado en Madrid. "Llevará a una concertación democrática internacional para terminar con la última dictadura comunista de Occidente"".
El Proyecto Varela es la primera iniciativa de su tipo que logra aunar el apoyo de la disidencia interna cubana, la mayoría del exilio cubano en Miami, Estados Unidos, Europa y América Latina.
Anteriormente, la oposición de Europa y América Latina al embargo comercial de Estados Unidos sobre la isla había obstaculizado una coalición internacional en favor de la democracia en Cuba. Pero esto podría cambiar rápidamente, ya que ahora todos están a favor del derecho del pueblo cubano a decidir su propio destino.
Por supuesto, el régimen de Castro va a tratar de desacreditar el Proyecto Varela, acusando a los opositores cubanos de ser títeres de Estados Unidos, pero esa cantilena será muy difícil de ser tomada en serio. La mayoría de los disidentes cubanos se opone al embargo de Estados Unidos, y no quieren ayuda norteamericana.
Muchos son ex miembros del Partido Comunista cubano. De hecho, tanto los países europeos como los latinoamericanos han reconocido a la disidencia interna cubana mucho antes que Estados Unidos.
Por primera vez, veo un consenso internacional cada vez más sólido de que la solución a la tragedia cubana debe venir desde dentro de la isla, debe ser pacífica, y probablemente haya encontrado por fin en el Proyecto Varela una forma concreta de ser materializada.
     
     
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