Martes 28 de mayo de 2002 | ||
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Vigilancia policial y orden de silencio en el hospital |
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Las medidas de prevención se acentuaron, especialmente en el sitio donde se encuentra internada Ketty Bilbao |
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CIPOLLETTI (AC)- Desde ayer es otro el clima que se percibe en el hospital "Pedro Moguillansky" de esta ciudad. Nada que ver con el habitual. En el edificio de Fernández Oro y Sáenz Peña está internada y celosamente resguardada, desde el jueves, la única sobreviviente de la matanza del laboratorio, Ketty Bilbao. Se reforzó la puerta de acceso a la zona interna, en una casilla de vigilancia hay una persona las 24 horas, que toma nota de todo lo que pasa, y la presencia de la policía es ostensible adentro y también afuera, por el patrullaje constante en el perímetro. El director del nosocomio, A-quiles Bonari, recibió una orden de la Justicia -por medio de un oficio- prohibiendo a todo el personal, desde los que ocupan los rangos máximos hasta el último nivel, que responda a cualquier interrogante relacionado con la señora Ketty. La mujer está en la sala de Terapia Intensiva pero separada del resto de los pacientes. Se supo empero que sigue usando, pero intermitentemente, el canalizador para facilitar el normal funcionamiento de las vías respiratorias, debido al daño que le produjo el ácido que le arrojó el asesino de la psicóloga Carmen Marcovecchio, la bioquímica Mónica Gar-cía y la ejecutiva bancaria Alejandra Carbajales. Bonari desde que asumió tuvo una relación fluida con la prensa, pero ayer no quiso hablar del tema ni siquiera colateralmente, aunque más sea por este proceso de vigilancia y otras medidas. Se colocó un enrejado y nueva cerradura al portal que se ubica junto a la ventanilla de recepción, único sitio por el que se accede a los servicios internos, como tera-pia intensiva. Detrás de ese portal hay dos policías uniformados; en la sala de espera de la guardia de emergencia circulan, camuflados, policías de civil, y en la puerta de la sala de cuidados intensivos hay otro hombre de la policía. Esa zona es inaccesible para gente extraña al hospital, de no mediar una directiva expresa del director. Los familiares que llegan para visitar enfermos deben registrar-se y se restringió al máximo la visita -incluyendo a los allegados a Ketty- para los que se hallan en Terapia. "Si digo algo nos meten presos", fue la gráfica expresión negativa de un hombre, que siempre proporcionó datos, cuando se lo interrogó sobre Ketty. Por teléfono, Bonari sostuvo que por ese oficio de la Justicia no se puede dar información alguna al respecto. Los empleados de los servicios y los profesionales, habitualmente amplios a la hora del diálogo, también aludieron al oficio judicial y se encerraron en un mutismo absoluto. En todo este contexto trascendió que Bonari recibió una "recomendación" -que no llegó a ser reprimenda pero estuvo cerca- porque cuando el jueves 23 le avisaron que había habido un ataque y que estaban en el hospital tres de las mujeres agredidas no viajó desde Roca, donde reside, hacia aquí. Esa fatídica noche dos de las heridas -Carmen y Mónica- fallecieron en la sala de cirugía pese al desesperado intento de los médicos para salvarlas. Salvo una o dos personas repartiendo volantes, hasta la presencia de los huelguistas hospitalarios quedó amortiguada por las directivas judiciales. El tradicional "Silencio, hospital" fue ayer y lo será en adelante, hasta que Ketty se recupere y vuelva a su casa, más preciso que nunca. "El que debe dirigir esto es el juez", afirmó Verani VIEDMA (AV)- El gobernador Pablo Verani ratificó ayer que se pusieron todos los elementos del Poder Ejecutivo a disposición del juez Juan Torres, a cargo de la causa y de la investigación de los asesinatos de tres mujeres en Cipolletti. |
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