Lunes 20 de mayo de 2002 | ||
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Con un pedido de disculpas se puede hacer justicia |
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Implementaron un mecanismo de mediación para delitos juveniles. Si el menor compensa a la víctima, archivan la causa en su contra. Cien casos esperan una solución a través de este sistema. |
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NEUQUEN (AN)- Caso A: El chico manejaba un automóvil siendo menor de edad y sin carnet de conductor. Chocó contra otro vehículo, le provocó importantes destrozos y no pudo pagar los arreglos por falta de dinero. Pero la víctima obtuvo su reparación: a su pedido, el joven admitió su responsabilidad y se comprometió a tomar un curso en una academia para aprender a manejar. Caso B: El menor se apoderó del perro de una vecina. En vez de ingresar al sistema penal a través de una causa por "robo simple", se sometió al proceso de mediación. Se disculpó con la víctima y ella le pidió que se reinscribiera en un colegio y retomara sus estudios. Con eso, se daba por satisfecha. Estos son dos ejemplos de cómo está funcionando el programa de mediación para delitos juveniles. Desde principios de mes, más de cien causas por hechos menores en los que están involucrados chicos de 10 a 18 años buscan una resolución alternativa que deje conforme a la víctima y le ayude al victimario a comprender que debe asumir su responsabilidad por lo que hace. "Coordinado por mediadores del Centro de Atención a la Víctima, el chico se responsabiliza por lo que hizo ante la víctima del hecho, la que a su vez da su opinión y pide lo que considera justo como retribución", explicó la agente fiscal para Delitos Juveniles, María Dolores Finochietti. "A veces, todo se soluciona con un pedido de disculpas", agregó. En el centenar de causas que hasta ahora han derivado para la mediación no detectaron ánimo de revancha ni de justicia por mano propia. "La víctima quiere que le reparen el daño, quiere una disculpa, sentir que no hay impunidad y que el delito que sufrió es importante e interesa". Para eso le ofrecen no una larguísima investigación, sino una respuesta inmediata. La violación de la ley por parte de un individuo puede entenderse como un conflicto entre esa persona y el Estado, o como un conflicto entre la víctima y el victimario. Siguiendo este último concepto es que se estableció el sistema de mediación para delitos juveniles. La participación en el programa de mediación es voluntaria. Si una de las partes no desea hacerlo se suspende el trámite y sigue la causa penal. Pero si se llega a un acuerdo, la causa se archiva. Finochietti explicó a "Río Negro" que se derivan al programa de mediación "todos aquellos delitos donde no haya habido violencia sobre las personas: hurtos, robos simples, amenazas, daños. Por ejemplo el robo de un pasacasete, de una bicicleta, de herramientas, la rotura de un vidrio, una pelea con agresiones mutuas". Indicó que "el 90 por ciento de los delitos cometidos por menores son de esa naturaleza, y solamente el 10 por ciento son conflictos graves como robos con armas u homicidios". Uno de los casos derivado a mediación involucraba a dos menores que había sostenido una pelea. En vez de someterlos a una causa penal por lesiones, los invitaron a conversar con la presencia de sus padres. "Frente a frente, cada uno de estos chicos asumió su parte de responsabilidad", reveló la fiscal. "Y los padres también se mostraron sorprendidos, porque sólo conocían la versión de sus propios hijos. Al final todo terminó con un pedido de disculpas". "Los primeros encuentros entre víctima y victimario son muy tensos", explicó Miguel, docente, uno de los mediadores. "Todo el proceso que desemboca en el encuentro entre ambos es lo más interesante. Aquí no hay ánimo de revancha ni de venganza, la gente que sufrió un delito quiere una reparación, sentir que a alguien le importa la experiencia que vivió, y al momento de pedir una reparación, sorprenden. Como la persona que pidió que el chico que le chocó el auto aprendiera a manejar, o la señora que le robaron y en vez de pedir que le repusieran el bien robado, le reclamó al menor que volviera a la escuela a estudiar. En este último caso hasta le dio su teléfono y el chico la llama para contarle cómo anda". Algunos de los menores que asumen su responsabilidad por los hechos que cometen son, para la ley, inimputables. Es decir que ni siquiera se les puede iniciar un proceso penal. "Esa es justamente la idea, que no exista impunidad", señaló Finochietti. "Procuramos desterrar la idea de que porque es menor no pasa nada. La finalidad del programa es que el chico se haga responsable aun cuando es inimputable para la ley penal". Los objetivos del sistema |
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