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Miércoles 22 de mayo de 2002 | |
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Un encuentro entre artistas que presagia más |
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NEUQUEN.- Decenas de personas colmaron las instalaciones de la sala Saraco, la fría noche del viernes pasado, para formar parte del "encuentro" propuesto por la artista plástica neuquina Marta Such.
Entre las luces, el vino y la charla animada, se adivinaba la necesidad de artistas de la plástica, de la música, de la escena, de la palabra, de la imagen y de la danza de "ir por más". Un cuadro alentador en tiempos de tamaño tembladeral social. La idea fue de Marta Such. En lugar de hacer lo usual: colgar sus propios cuadros, invitar a unos amigos y amigas, tomar un vino e intercambiar un par de pequeñeces como nebuloso rumor de fondo; invitó a unos/as, que invitaron a otros/as y estos/as a otros/as más. La transmisión oral no está tan perdida después de todo, teléfonos, encuentros fortuitos en la calle atestada y e-mails cumplieron con creces. Cada quien podría hacer lo suyo, de acuerdo con la despótica regla de las ganas: cantar, dibujar, bailar, fotografiar, pasearse con un gran cartel pegado al cuerpo, pidiendo "que se vayan todos". Brilló la Saraco, de una manera inédita, no sólo por la cantidad de gente, sino por el ambiente de goce, de disfrute, de talento contenido; recordándonos momentos que no hemos vivido o que no existieron jamás más que entre las cubiertas de un libro: "Los 60"s del Di Tella" y su estrafalaria puesta en escena a lo "happening", las glamorosas fiestas del Gatsby de Scott Fitzgerald, retratando el ocaso de una clase social, intentando atrapar lo inaccesible: el amor perdido. Brilló porque, con seguridad, hacía muchos años que no se veía una reunión de artistas de todas las disciplinas en la capital de Neuquén. O acaso el brillo pareció aún más intenso comparado con la negra densidad de la calamidad económica y social que nos rodea, donde la cultura, recuperando su definición más literal, busca las más novedosas formas de expresión para seguir cumpliendo su rol de dar rostro y voz a todo un pueblo. "Yo sé que todos quieren encontrarse", dijo Such al ser consultada sobre los motivos de tamaña convocatoria "no me pregunten cómo o por qué lo sé, será porque estoy vieja", pero lo cierto es que hay una certeza: "Todos sabemos que queremos encontrarnos. Simplemente, tenía la sala; eso fue todo, tan simple, y dije: vengan todos". Insiste: "No hay misterio, pero no creí que fueran a venir tantos, más de cien plásticos. Están todos: los que están peleados, los que tienen diferentes estilos, los que abrazan las estéticas e ideologías más diversas; todos juntos, ninguno dijo que no". Evidentemente, "acá saltó que hay una necesidad porque sino no se explica esta cantidad de gente: esto tiene que seguir y derivar hacia otra cosa, acaso tengamos que encontrarnos cada mes, hasta que nos animemos a hacer más". Estaban todos y todas, por una vez el asado compartido, el partido del viernes, el chateo con Beijing, los Village, la cerveza en el centro, quedaron de lado. Todos: los conocidos y los que aún no, mezclados en las mismas ganas de encontrarse, Carnero, Neiman, Jaramillo, Nazzo, Tappa, Algranatti, Salgado, Martínez, Deambrosi y decenas más, por el lado de la plástica. Sergio López, Luis Misischia, entre algunos de los músicos que se animaron a tocar. Burkman fotografiándolo todo. Funcionarios departiendo. Violeta Britos, de negro, danzando entre la música de las voces. Poetas bebiendo con moderación y riendo sin etiqueta. Los formales, los informales; los amigos, los enemistados, los indiferentes; todo con un marco de cuadros e instalaciones, en paredes, piso y techo. Aunque las puertas se cerraron, ya entrada la noche, y la luz se extinguió, ojalá que no signifique que esto fue todo. Macky Corbalán |
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