Lunes 1 de abril de 2002

 

"Parece que se ha declarado la guerra a la paz"

 

El Papa Juan Pablo II celebró la Misa de Pascua. Se dirigió especialmente al conflicto de Medio Oriente. "La guerra no soluciona nada", aseguró en un mensaje transmitido a 30 países.

  ROMA (DPA) - Pese a su debilitado estado de salud y su avanzada edad, el Papa Juan Pablo II celebró ayer la Misa de Pascua en Roma e impartió la tradicional bendición "Urbi et Orbi", a la ciudad y al mundo, lanzando un emocionado mensaje de paz para el Cercano Oriente.
"Parece que se ha declarado la guerra a la paz", dijo el pontífice ante los cien mil peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, aludiendo a la violencia entre israelíes y palestinos (ver págs. 16 y 17).
"Pero la guerra no soluciona nada, sólo conlleva más sufrimiento y muerte. Las acciones de venganza y de represalia no sirven", dijo el pontífice de 81 años al mundo católico, en un mensaje transmitido a 30 países.
El Papa exhortó a políticos y líderes religiosos hacer todo cuanto esté en su poder "para detener la espiral de abusos y asesinatos que están cubriendo una vez más de sangre la Tierra Santa, ya hundida en el terror y la desesperanza".
"La tragedia es grande: nadie puede permanecer en silencio y con los brazos cruzados. La denuncia debe ser seguida por acciones prácticas de solidaridad que ayuden a todos a redescubrir el respeto mutuo y a retornar a honestas negociaciones", añadió.
Se refirió también al grave terremoto que esta semana afectó a Afganistán, y exclamó: "¡De cuántos muchos rincones de la tierra resuena el grito de aquellos que piden ayuda, porque sufren y mueren!".
Pese a la apariencia débil que tenía en las ceremonias de vigilia pascual, el Papa se mostró ayer relativamente más estable.
En Plaza de San Pedro, bajo un sol cálido, adornada de flores, había sido erigido un altar que el pontífice, fuertemente afectado por una artrosis avanzada en la rodilla derecha, pudo alcanzar con facilidad.
Los cardenales Pio Laghi y José Saraiva Martín lo secundaron en la celebración del oficio pascual, que conmemora al mundo católico la resurrección de Cristo.
Los cuatro días de celebraciones de Semana Santa fueron difíciles para el pontífice, que sufre asimismo del mal de Parkinson, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central que le provoca un visible temblor en los brazos y le impide a veces hablar.

Desmienten operación

El Vaticano desmintió oficialmente ayer una información del diario romano "Il Messaggero", según el cual el Papa debía ser operado esta semana de la rodilla afectada, bajo anestesia local.
En Roma circulaban rumores insistentes de que Juan Pablo II deberá usar próximamente una silla de ruedas, pero se ha desmentido que cardenales de la Curia Romana le hayan sugerido que deje el cargo voluntariamente.
Según dijo el sábado el diario "La Repubblica" de Roma, el pontífice rechazó categóricamente tal posibilidad, replicando al cardenal chileno Jorge Arturo Medina que "tampoco Jesús descendió de la cruz".
Juan Pablo II ha sido ya operado varias veces.
Primero se le extrajo un tumor benigno en 1992, luego se le implantó una cadera artificial en 1994 y finalmente, en 1996, fue sometido a una operación de apendicitis.
"El Santo Padre está sufriendo, claramente", se dijo ayer, citando palabras del cardenal Ersilio Tonini.
"Esto resalta el contraste entre sus dolores y su coraje, su determinación y la conciencia que él tiene de su misión", se señaló.
Cabe recordar que el derecho canónico contempla la posibilidad de una retirada voluntaria del Papa de sus funciones, cosa que el pontífice ni siquiera necesita fundamentar.
   
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