Sábado 20 de abril de 2002
 

Chávez, un Lázaro entre espinas

 

Por Paula Bustamante

  El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a una semana de ser derrocado y devuelto al poder, gobierna ahora un país donde la democracia pende de un hilo, con unas fuerzas armadas tan fracturadas como la sociedad civil, y bajo la atenta mirada de la comunidad internacional.
En el mandatario del cuarto productor mundial de petróleo se fijan sobre todo los ojos de Estados Unidos, su principal cliente, sobre el que pesan sospechas de haber estado vinculado con el efímero golpe de Estado del viernes pasado, y que abogó por que la OEA sirviera de "facilitador" de un diálogo nacional de reconciliación, lo que Venezuela rechazó.
El triunfal retorno de Chávez del domingo lo mostró dispuesto al diálogo con crucifijo y Constitución en mano, pero la oposición no cesa en su objetivo de sacarlo, ahora por vía de las urnas y a través de un referéndum, mecanismo previsto en la Constitución impulsada por el presidente.
Chávez tiene entre sus retos el de designar una junta directiva de la poderosa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) que gane el beneplácito de la gerencia de esa empresa. Los gerentes rechazaron a los directivos designados por el gobierno e iniciaron el 4 de abril un paro que desencadenó la convocatoria de la oposición a una huelga general de tres días la cual, a su vez, desembocó en el efímero golpe cívico-militar y dejó un saldo de 57 muertos.
Chávez, de 47 años, llegó al poder en las elecciones de 1998 apoyado en un discurso contra los tradicionales partidos socialdemócrata y demócrata cristiano (AD y Copei), desprestigiados por escándalos de corrupción, y también afincado en los "sentimientos de los excluidos", explicó el sociólogo Tulio Hernández, columnista de "El Nacional". Tras promover una nueva Constitución, Chávez fue reelegido en el 2000 para seis años, con derecho a reelección.
Desde el poder, Chávez se enfrentó intermitentemente con la clase política, la cúpula de la Iglesia Católica, la prensa y el empresariado. La oposición unió sus fuerzas cuando impuso por decreto 49 nuevas leyes que implicaban reformas económicas. (AFP)
     
     
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