Sábado 20 de abril de 2002
 

Provincias

 

Por Jorge Gadano

  Desde los tiempos de Facundo, decir provincias es un sinónimo de problemas. Aun antes de que el Tigre de los Llanos popularizara el degüello en sus dominios riojanos, los intentos de organización nacional que salían de Buenos Aires fracasaban por la resistencia de los caudillos del interior oscuro y profundo. El empolvado republicano Bernardino Rivadavia no pudo con ellos. Sí pudo el -pudo haber dicho Sarmiento- "tirano con olor a bosta", don Juan Manuel de Rosas, que saltó al poder porteño desde la estancia Los Cerrillos y se mantuvo durante 17 años en funciones de gobernador y canciller. Pero al final, como su antecesor unitario, terminó en el exilio, esa segunda patria de los argentinos. Lo derrocó otro caudillo, Justo José de Urquiza, en una gesta que los brasileños reivindican como propia. Pero lo cierto es que, para nosotros, el libertador fue el entrerriano, quien junto con la expulsión del tirano dio a la patria más de cien hijos. Es que nunca faltaron hombres bravos en los pagos del Pancho Ramírez y el "Chacho" Jaroslavsky.
Los caudillos, no obstante, siguieron en las suyas. Uno, un tal Felipe Varela, terminó escapando a Chile, donde murió, pero todavía hoy una zamba reivindica sus glorias cuando recuerda, en tiempo presente, que Felipe Varela "matando llega y se va". Dicho de otra manera: no se andaba con vueltas. Otra zamba, la de Vargas, también lo alude al recordar la batalla del Pozo de Vargas, que lo enfrentó con Taboada, un coronel de Mitre. La historia no ha considerado necesario explicar quién fue Vargas.
Más de un siglo después de Carlos Menem, también riojano pero no tan exitoso, el último caudillo fue el "Chacho" Angel Vicente Peñaloza. Los coroneles de Mitre, más civilizados, no lo degollaron sino que lo fusilaron. La cabeza se la cortaron después de muerto y la ensartaron en una pica que clavaron en la plaza de Olta, un pueblito del que nada sabríamos de no haber sido por eso.
El efecto ejemplarizador buscado por el mitrismo y defendido por Sarmiento (cuando, en una carta dirigida a uno de los coroneles, le decía "no ahorre sangre de gauchos") fue logrado. El ejército de línea pudo más que las prédicas republicanas.
Ha pasado mucho tiempo y, en esos "corsi e ricorsi" de la historia de los que habló Vico, viene a suceder hoy que el poder recae más en los gobernadores de provincias que en el frágil gobierno federal que quiere ejercer Eduardo Duhalde. Fue por eso que el ya célebre enviado del FMI, Anoop Singh, hizo lo que nunca antes había sucedido: se reunió con ellos. Naturalmente, la soberanía nacional, cuyo depositario es el gobierno nacional, quedó algo resentida, pero la crisis manda. De modo que si algún asistente de Anoop -entre los muchos que ha dejado en el país- cae cualquier día por Neuquén para ver las cuentas del intendente Quiroga, habrá que mostrárselas.
Si bien no son pocos los mandatarios del interior que andan a los codazos buscando un lugar en la escena nacional, hay uno que sobresale: el sanjuanino Alfredo Avelín. Como otros gobernadores, hizo lo necesario para tener una "convulsión social" como las que ha pronosticado el presidente Duhalde, y tuvo un excelente resultado.
En la provincia de Sarmiento el 30% de la población económicamente activa está empleada en la administración pública. Avelín necesita unos 25 millones para pagar los sueldos, pero le faltan entre diez y doce cada mes. De modo que desde octubre pasado el pago de los sueldos se comenzó a atrasar. En estos días a los docentes no les han completado todavía el pago de enero, y a todos los estatales les deben febrero y marzo. El desempleo llega al 25%, cerró un 15% de los comercios y las ventas cayeron a la mitad. En fin, un desastre. Para Avelín la culpa es del FMI y del gobierno nacional que, dice, le debe plata.
La convulsión sanjuanina fue el miércoles. Ese mismo día, un grupo de legisladores nacionales viajó a Washington. Aparentemente convencidos de que un alegato de fuerte contenido emocional podría influir en la número dos del Fondo, la pétrea Anne Krueger, nuestros congresistas fueron a decirle que "cuando abre la boca puede provocar la muerte de miles de niños argentinos". Concluida la entrevista, declararon que habían quedado "muy sorprendidos" por la cordialidad de la funcionaria. Mientras tanto, en un almuerzo con periodistas el jefe de Krueger, Horst Köhler, dijo que "la Argentina deberá probar una medicina muy amarga".
El jueves la convulsión fue en Jujuy y Chubut. En la capital de la provincia que, se supone, gobierna Roberto Romero, trabajadores estatales y desocupados atacaron la Legislatura, intentaron saquear un supermercado defendido por sus empleados, y causaron daños en viviendas de legisladores y en el comité justicialista. En la provincia patagónica unos dos mil desocupados también atacaron la Legislatura.
Los jefes provinciales de hoy no tienen, como los de antaño, aduanas interiores. Pero han emitido bonos con nombres tan folclóricos como "Patacón". El Fondo no quiere saber nada de estos papeles y, además, pretende que se achiquen los gastos de sueldos, bien por despidos o por rebajas.
Ayer, el diario "Clarín" encabezó su información sobre las negociaciones con los dos títulos siguientes: el primero referido al viaje de Jorge Remes Lenicov a Washington, dice que "Remes le pedirá al FMI que flexibilice tres puntos clave", el primero de ellos relacionado con el ajuste en las provincias. El segundo título alude a una declaración de Duhalde, quien proclamó que "Argentina no dirá que sí a todo lo que le pide el Fondo". El tercero es nuestro: el Fondo dirá que no a todo lo que le pida Remes.
     
     
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación