Sábado 16 de marzo de 2002

 

El paraíso desconocido

 

Taiwán es mejor conocida por sus industrias que por su belleza y cultura.

  Taiwán, "la isla hermosa" de los marinos portugueses del siglo XVI, ha lanzado una fuerte campaña para atraer a los turistas a un territorio desconocido por la mayor parte de los viajeros que lo identifican con la disputa histórica que mantiene con China. La campaña trata de animar a los turistas a dirigirse hacia el sur y el este de la isla donde aún no han llegado las industrias tecnológicas que han hecho famosa a Taiwán.
De hecho, la mayoría de sus visitantes son turistas y empresarios japoneses interesados en la abundante oferta manufacturera de la isla, líder mundial en ordenadores portátiles y otros productos informáticos y electrónicos. Además, los japoneses acuden a disfrutar de los baños termales y de la comida con aroma a su patria que permanece como recuerdo del período de cincuenta años, desde 1898 a 1945, en que la isla fue colonia nipona.
Así, no es de extrañar que de los 2,61 millones de turistas que recibió la isla en el 2001, 771.000 fuesen japoneses llamados por la naturaleza y la dinámica vida nocturna de la isla. Pero fuera de las fronteras japonesas, Taiwán es una gran desconocida, a pesar de que tiene una de las más ricas culturas culinarias del mundo donde confluyen la comida china, nipona y europea.En la isla se pueden degustar desde sopas de serpientes, abejas y saltamontes fritos hasta los más exquisitos platos de la comida imperial china, sin excluir los restaurantes europeos con exóticas propuestas como las de un establecimiento español en la ciudad sureña de Kaohsiung.
Para los aficionados a la comida vegetariana, Taiwán es un paraíso donde se ofrecen de platos sin carne dirigidos las decenas de miles de taiwaneses budistas.
El té de Taiwán es también una de las más reputadas opciones de la isla, en especial el llamado "Oolong", que alcanza calidades excelentes cuando es sembrado en la alta montaña. Con tanta belleza natural y un pueblo tan dinámico, los expertos del sector atribuyen a su histórico conflicto con China el que la isla no sea un destino turístico más frecuentado.
La disputa, que enfrenta desde hace más de 50 años a las dos partes del Estrecho de Formosa, dificulta la apertura de vuelos directos con muchos países y deja todavía a la isla fuera de los circuitos internacionales. Sin embargo, el turista capaz de solventar estas adversidades puede saborear la reconfortante mezcla entre la belleza natural, el bullicio y dinamismo urbano, la riqueza gastronómica y el arte.
El Museo del Palacio Nacional, que alberga los fondos del Palacio Imperial de Pekín, es un tesoro mundial del arte chino que fue traído a la isla por las tropas de Chiang Kai-shek derrotadas por el caudillo comunista Mao Zedong.
Taiwán también tiene bellezas naturales como las estatuas cinceladas por el viento y las olas de Yeliu, al norte de la isla, entre las que destaca una Princesa Nefertiti esculpida por la naturaleza y muy lejana a su Egipto natal. Y en el centro está la garganta natural de Taroko donde se pueden gozar de los templos budistas y taoístas y experimentar la contemplación de la naturaleza y la vida de los monjes. Para los próximos meses de marzo y abril, la Oficina de Turismo de Taiwán está promocionando la asistencia a la festividad del Sung Chiang donde se mezcla la religión con las artes marciales y la danza. (EFE)
   
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