Sábado 9 de marzo de 2002

 

Las lágrimas traviesas del santo

 

Las lágrimas de sangre en la estatua del beato Padre Pío en Sicilia eran una broma.

  Las "lágrimas de sangre" descubiertas hace unos días en el rostro de una estatua del beato Padre Pío en la ciudad siciliana de Messina no eran más que una "travesura" de un joven, reveló su madre. La mujer llamó por teléfono sollozando a la redacción de un diario local y denunció a su hijo, un muchacho drogadicto, de haber manchado con su propia sangre la estatua del fraile capuchino que será canonizado el próximo 16 de junio.
"Denunciándolo públicamente, quiero convencerle a confesar", agregó la mujer, quien afirmó no soportar "ver a toda esa gente, en peregrinación al lugar, engañada por el gesto" de su hijo. Los carabineros están tratando de localizar al presunto autor de la "broma", ya que consideran "creíble" el llamado telefónico, pese a que la mujer no dio a conocer su identidad.
Ayer, los primeros análisis de las muestras tomadas de la estatua por los carabineros demostraron que se trataba de "una sustancia hemática compatible con la especie humana", según había anunciado el obispo de Messina, Sicilia, Giovanni Marra.
Una patrulla del reparto científico de la policía militar había tomado muestras del líquido rojizo aparecido en la estatua para analizarlas en el laboratorio. Ayer, la fiscalía de la república había recibido de los carabineros un primer informe en el que emergían dudas sobre la autenticidad de las lágrimas.
El examen de la sangre deberá establecer ahora si pertenece a un adicto a las drogas. En la noche del miércoles, una joven había notado que un líquido rojizo salía de los ojos de la estatua del "fraile capuchino con los estigmas" situada en pleno centro de Messina, en la sureña isla de Sicilia.
La joven, que pedía al futuro santo la curación de un primo suyo muy enfermo, llamó entonces muy turbada a los responsables de la iglesia cercana, de la Virgen de Pompeya.
Al conocerse la noticia, unas 2.000 personas corrieron ante la estatua del religioso -que en Italia es objeto de una impresionante devoción popular- para vigilar y rezar. La procesión de fieles duró toda la noche y continuó durante todo el día del martes, mientras el obispo de Messina invitaba a la prudencia y a no ampliar la sugestión.
Esta invitación del obispo, así como el llamado telefónico de la madre del supuesto autor de las lágrimas, provocó una caída de atención de los fieles: apenas unas decenas se encuentran por estas horas congregadas ante la estatua, de dos metros de alto, colocada hace 11 años por los devotos de Padre Pío.
El fraile capuchino Padre Pío era originario de Apulia, donde nació en 1887, y murió en 1968 a los 81 años. Desde San Giovanni Rotondo, cerca de Foggia, el padre Gerardo de Flumeri, vicepostulador de la causa de canonización de Padre Pío, reveló que el ADN del religioso no es conocido.
"No lo conocemos: en el pasado intentamos varias veces establecer su código genético pero siempre obtuvimos resultados distintos y contradictorios", dijo. (ANSA)
   
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