Jueves 7 de marzo de 2002

 

Los artistas regionales brillaron en la fiesta maragata

 

Hubo danzas, grupos musicales y shows para niños. Esta noche será el turno de Horacio Guarany.

  CARMEN DE PATAGONES (AV) - Una espléndida coreografía acompañó a los grupos de baile y a los cantantes y músicos regionales, quienes se llevaron todos los aplausos en la Fiesta del 7 de Marzo que se viene realizando en Patagones. Por el escenario mayor "Emma Nozzi" pasaron para deleitar a los espectadores los grupos de danza La Esperanza, El Juncal y Argentina Joven, y luego las guitarras de José Cañupán Arias, Tino Robles, Nadia y Andrea Velázquez, Luis Tarruella y Los Changos Chamameceros.
La magia y el entretenimiento tuvieron también su momento a partir de la interpretación de varios elencos de teatro, los que le vienen ofreciendo a los más chicos una gran variedad de opciones.
Todos los días en las calles San Lorenzo, San Martín y Comodoro –en torno de la plaza Villarino– se presentan "a la gorra" el elenco de teatro callejero "Margarita Disturbio" de Las Grutas, los títeres "El Gualicho" de Viedma y "El Biombo" de Roca.
Para esta noche se aguarda la presencia del legendario Horacio Guarany, quien tiene previsto en su repertorio un repaso por sus temas tradicionales y nuevas entregas.
La velada de hoy será inaugurada por Mauro Cambarieri, seguirá el dúo instrumental Barzola-Barzola del partido de Villarino, la agrupación vocal Alfaguara, el grupo Mi Bandera y la Agrupación Coral Ramírez Urtazum.
En el otro escenario "Zacarías Herrero" desde las 20.30 formarán parte de la programación el mago Magister, las danzas de "La Fortinera", Mario Tobares, Eragio Antonio, Leo Antonio "Bailarín de los montes", las danzas "El Triunfo" y "Ecos de Tradición", Daniel el Caminante, Leila Guzmán, la pequeña Belén "Sureñita" López y cerrará el dúo Barzola-Barzola.
En el paseo de artesanos, numeroso público siguió de cerca el minucioso trabajo de la familia De Gennaro, orfebres marplatenses que todos los años llegan a la fiesta. Algunos miraron más de lo que compraron, sobre todo porque -entre otras cosas- había mates confeccionados en plata que cuestan 5.000 dólares.
La Carpa Cultural fue otra de las opciones de la fiesta con exposiciones y muestras variadas. El Museo Regional "Francisco de Viedma" de Patagones, la Subprefectura de Patagones y el Fotoclub de Viedma aportan a esta programación, en la que además puede observarse una muestra sobre "El Teatro de Eduardo Vázquez".
También en la carpa cultural, y a partir de las 20, habrá una charla a cargo del periodista Carlos Espinosa sobre la película "La carga de los valientes", olvidada producción de la década del "40, que trataba sobre el combate de 1827.

Los actos oficiales

Los actos oficiales en conmemoración de la Gesta del 7 de Marzo darán comienzo hoy a las 8 con el izamiento del pabellón nacional en la céntrica plaza 7 de Marzo, y a las 9,30 se inaugurará un monumento de bienvenida a los turistas que el Club de Leones local construyó en la rotonda de acceso a Patagones.
Desde las 10, se realizará el acto central en el Cerro de la Caballada, con la participación de la banda de Policía de la Provincia de Río Negro. Luego de la acostumbrada entrega de ofrendas florales y la bendición del cura párroco, ofrecerán sus palabras el licenciado en historia Jorge Bustos -director del museo local y presidente de la asociación organizadora de la fiesta- y el intendente maragato Ricardo Curetti. El cierre del acto estará dado por el Pericón Nacional, a cargo de la Escuela Municipal de Folklore "Cata Villarino".

"Este caserío no se rinde"

Es un hecho arrinconado por el olvido.
Pero desde lo épico, es uno de los acontecimientos más emocionantes de la historia argentina.
Porque aquel 7 de marzo de 1827, el caserío de Patagones fue pura pasión y audacia. Un todo o nada desbordante de coraje desparramado sin prevenciones ni cuidados. Entrega total.
Casi como diciendo "no pregunto cuántos son, sino que vayan pasando".
Todo para defender esa cosa confusa que por aquel tiempo todavía era la patria en ese punto olvidado de la Patagonia. Defensa ante un Brasil que a principios de aquel tórrido mes merodeaba con sus barcos por la desembocadura del río Negro. Flota con mando inglés que cruzó la barra –esa vorágine resultante del encontronazo entre el río y el Atlántico–, desembarcó 600 infantes y siguió proa al caserío y su fuerte.
Fuerte que hizo estallar sus campanas a modo de esa sentencia castiza cargada de adrenalina que dice "¡Conmigo las escopetas!"
Y así se reunió y fue al combate aquel caserío. Nadie esquivó el fiero entrevero. Hasta los presos de una cárcel poblada de la más variada gama de humanos se sumaron a los negros que habían tirado por aquella ribera el esclavismo, y junto con pardos, menos pardos y blancos partieron rumbo al lugar que les marcaba el destino. Junto con ellos, mujeres de armas llevar.
Y pelearon con lo que tenían. Un arsenal que hablaba más de carencias y precariedades, que de imprimir miedo.
El bodrio que le armó aquel caserío desconcertó al invasor. Su infantería se asustó al ser arrinconada por el incendio de campos fogoneados por los atrevidos maragatos.
Mil historias de heroísmo forjaron aquel día. Una caballería que daba polvorientas vueltas en lo alto de un cerro que el tiempo llamó De la Caballada, convenció al mando inglés de que no habría picnic.
Y se cuenta, incluso, que puestos a sumar audacias, los maragatos se metían con caballos al río y arremetían contra los barcos.
Y si se hubiese tornado necesario, también les hubiesen mordido los cachetes.
Largo y sangriento fue aquel 7 de marzo de 1827. Al atardecer, la "Itaparica", nave insignia del invasor, se escoraba incendiada muy cerca de la ribera sur del río Negro. Justo frente a donde hoy está el Ministerio de Economía.
Luego, se hundió.
El invasor disparó y también se rindió. Entregó dos inmensas banderas, muy inmensas. Muy bordadas con gruesos hilos de oro.
Hoy están colgadas en las dos naves laterales de la Iglesia del Carmen, Patagones.
Un día de los "50 Juan Perón devolvió al Paraguay las banderas que la Argentina conquistó en la injusta guerra que le hizo a ese país.
Cuentan entonces que el Brasil ofreció a Patagones asfalto de varias de sus entonces pedregosas calles a cambio de recuperar las banderas.
"No", respondieron los maragatos.
Y lo hicieron sin argumentos chauvinistas.
Simplemente recordaron aquel 7 de marzo de 1827.
Suficiente para decir "no".

Carlos Torrengo

   
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