Miércoles 20 de marzo de 2002

 

Emotiva marcha pidió justicia por el caso Zarza

 

Unas 200 personas recorrieron el centro neuquino.

  NEUQUEN (AN)- "Tráiganme acá al asesino de mi hija, tráiganlo que lo quiero ver". El grito desgarrador de Ema Rinaldi cerró la emotiva marcha realizada ayer, a un mes de la desaparición de María Alejandra Zarza. Poco más de doscientas personas marcharon por el centro de Neuquén pidiendo justicia, mientras que la investigación del crimen está estancada por lo menos hasta que se conozcan los resultados de una batería de pericias médicas realizadas sobre el cadáver.
"Se está trabajando muy bien a nivel de la justicia y espero que estemos ante la inminencia de definiciones", dijo Rodolfo Quezada, el abogado que acompaña a la familia de la víctima. "Seguimos confiando en que el caso se va a esclarecer", afirmó por su parte Marisel Riquelme, hermana de la joven. "No podemos esperar que los responsables de este crimen sigan caminando junto a nosotros. Exigimos respuestas", señalaron las compañeras de estudio de la víctima, que tenía 25 años.
La incertidumbre sigue campeando entre todos los allegados a María Alejandra, quien estaba embarazada de casi ocho meses. A un mes de su desaparición, aún no se sabe de qué murió y ni siquiera se tiene la precisión de cuándo. Pudo ser el 19 de febrero, poco después de que su ex novio Nicolás Rinaldi la pasara a buscar por su casa en calle Yrigoyen al 500. O pudo ser hasta tres días después, según el examen preliminar del médico que hizo la autopsia.
Del feto tampoco hay rastros. Y aunque todos presumen que la joven sufrió una violenta inducción al parto que le costó la vida, nadie puede afirmarlo con certeza incontrastable.
Con todo, Rinaldi sigue siendo el principal sospechoso. "Es la última persona que la vio con vida, pero no estoy en condiciones de afirmar si esto lo involucra", dijo con cautela Quezada. Marisel fue más allá: "hoy Alejandra está muerta y Nicolás Rinaldi está vivo. Cambió las versiones (sobre lo que hizo esa última noche en que estuvo con ella) varias veces. Miente".
Para pedir justicia, la marcha partió de avenida Argentina y Antártida Argentina. Según una de las versiones de Rinaldi, allí dejó a María Alejandra la madrugada del 19 de febrero después de discutir sobre la paternidad del bebé que la joven llevaba en su vientre.
Entre los que participaron, estuvieron la legisladora Mirta Domene, el concejal Néstor Burgos, Héctor Ramírez, padre del asesinado Pablo Ramírez, y Guido González, hermano de María Emilia y Paula, dos de las víctimas del triple crimen de Cipolletti. También se vio a Edgardo Chervabaz, secretario general del gremio de los judiciales. María Alejandra trabajaba en la mesa de entradas del TSJ.
Aplaudiendo rítmicamente las manos, las doscientas personas caminaron avenida abajo hasta el monumento a la madre. Allí, Ema Rinaldi descendió del vehículo en el que recorrió todo el trayecto, besó un cartel con la foto de su hija y entre lágrimas, exigió a gritos la presencia del asesino.
Alumnas del Instituto de Formación Docente 12, donde Alejandra estudiaba para maestra jardinera, leyeron una declaración: "despertemos antes de que sea tarde. Que no nos convenzan que acá no pasó nada, que no nos cieguen con palabras que no sirven".
Quezada dijo que no le extraña que la investigación marche a paso lento. "El cadáver fue encontrado siete días después. Si lo hubieran encontrado de inmediato, las pericias podrían ser más contundentes", indicó.

Foto: El Monumento a la Madre fue el punto final de la movilización. La mamá de María Alejandra no pudo contener el llanto.

   
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