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Jueves 7 de marzo de 2002 | |
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"Amelie": Un mensaje de esperanza en la modernidad |
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Dirección: Jean-Pierre Jeunet.
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NEUQUEN (AN e Infosic).- Protagonizada por la expresiva Audrey Tatou, que en cada incursión en escena ilumina con su sonrisa la pantalla, la película francesa "Amelie", de Jean-Pierre Jeunet cuenta la historia de una joven soñadora que se convierte en una anónima justiciera para cambiar la vida de los personajes de su entorno.
El filme ha sido catalogado como una mirada que privilegia las pequeñas cosas de la vida, los sentimientos y la solidaridad. Hace reflexionar acerca de los valores esenciales del ser humano. Cada escenario y lugar de la ciudad, en este caso París, adquieren una magia inusitada. Jeunet también homenajea, con las locaciones elegidas y la forma de mostrarlas, a los grandes directores de la "nouvelle vague": Jean Renoir, Francois Truffaut y Jean Luc Godard. No es una mera coincidencia que estas adorables e incluso nostálgicas visiones de París saturen el filme, dado que reflejan el amor del realizador por la ciudad. "Nací en 1953 y conservo la nostalgia por la Francia de mi juventud, -cuenta el realizador- más que nada de sus imágenes, su moda, sus objetos. Siempre amé a París, desde que llegué a los 18 años desde la provincia. Me establecí en Montmartre porque es el alma de la ciudad, donde la gente ha vivido por generaciones. Es mucho más que sus coloridos personajes y lo que intenté fue tratarlos con ternura y -espero- respeto." "Amelie" es una película perfecta para los tiempos de crisis. A pesar de que se desarrolla en un entorno idílico -una Francia sin corralitos, devaluaciones ni cacerolazos de protesta-, el filme propone una mirada distinta del mundo que nos rodea. Convertida en una mujer joven, Amelie deja la casa paterna para instalarse en el pintoresco barrio parisino de Montmartre, en donde consigue trabajo como camarera. Su vida cambia de curso cuando, bajo las tablas del piso de su departamento, descubre escondida una caja vieja con tesoros infantiles. Al devolverla en forma anónima a su dueño, la muchacha contempla, a la distancia, cómo la vida de esta persona se transforma tras el descubrimiento. Y es entonces cuando comienza su odisea: una serie de inventivos planes para resolver la vida de los demás. El plan sale de maravillas e impulsa a Amelie a cambiar la vida en derredor, haciéndolas recuperar viejas esperanzas y sueños. Unas veces hace de Celestina, otras intenta llevar un poco de esperanza a sus solitarios vecinos y hasta castiga al verdulero que vive humillando públicamente a su inocente asistente. Con un estilo mucho más alegre e ingenuo que en anteriores producciones, como "Delikatessen" y "Alien Resurrection", Jean-Pierre Jeunet ofrece una fábula moderna que deja un mensaje de esperanza. El estilo narrativo del director es acompañado por una impecable fotografía, que toma la premisa de Akira Kurosawa sobre que "cada escena debe ser como una pintura". |
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