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Domingo 24 de febrero de 2002 | |
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Ruido, velocidad y color en la fiesta motoquera |
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El encuentro realizado en Bariloche convocó a 200 fanáticos que exhibieron sus "joyas" rugientes frente a una multitud |
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| SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con un intenso rugir de motores, unos 200 pilotos y sus respectivos acompañantes pusieron velocidad y colorido a la jornada central del "primer encuentro de motoqueros nacionales e internacionales, Bariloche 2002", realizada ayer en esta ciudad. Juan Carlos Arias, uno de los organizadores, no pudo ocultar su satisfacción por el nivel de convocatoria alcanzado y adelantó a "Río Negro" que "esta es la primera fecha del circuito local. De acá arrancamos y la idea es tener una fecha fija todos los años". Más social que competitivo, el encuentro organizado por agrupación Motos Bariloche perseguía el objetivo de intercambiar conocimientos y experiencias con fanáticos y clubes de otros países. "A nosostros nos gustan las motos y la idea fue reunirnos para ver modelos, pero luego surgió el aspecto turístico en el que nos dieron un gran apoyo las autoridades" explicó Luis Flores, otro de los integrantes del grupo organizador. A los motoqueros de todo el país, Chile y Brasil se sumaron dos participantes de Suiza e Inglaterra. Todos se reunieron desde hora temprana en el campamento del predio "El Rebenque", en la entrada de la ciudad. Luego de compartir "choriceada", cerveza y gaseosa iniciaron su periplo por las calles céntricas y la excursión por Circuito Chico. La imponente columna de potentes motos que transitó la avenida costanera hacia el punto de partida del circuito despertó el asombro y la curiosidad de turistas y residentes que les dieron la bienvenida. El mayor atractivo de la jornada se produjo a la tarde en el playón costanero ubicado al oeste del Centro Cívico donde los motoqueros desmostraron su destreza montados en sus "potentes máquinas". Cada jaboñodad arrancó los aplausos de numerosos niños y adolescentes que dejaron la playa para seguir el espectáculo. La demostración se abrió con la "carrera del huevo" en la que pocos participantes lograron evitar que el frágil cargamento portado con una cuchara entre los dientes se estrellara contra el asfalto, mientras realizaban el slalom obligatorio. Al ritmo del rock y despojados de sus camperas de cuero por el intenso calor, los pilotos ejecutaron las pruebas más tradicionales y se lucieron con los sendos "willi", festejados con alaridos por la "tribuna". Al anochecer la caravana en pleno recorrió la céntrica calle Mitre y luego se dirigió a los barrios altos por Onelli, donde fue saludada y aplaudida por chicos y grandes. "Queríamos que los chicos de los barrios también disfrutaran de las motos que son nuestra pasión" dijo Flores. Luego la fiesta continuó en "El Rebenque", donde todos los motoqueros recibieron un diploma y compartieron la música y el baile hasta el amanecer. |
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