Domingo 24 de febrero de 2002

 

Esos malditos jejenes

 

Perjudican muy especialmente al turismo y los trabajos agrícolas, así como a la cría de ganado y aves de corral. El control aislado es totalmente ineficaz, por lo que se debería implementar una acción de amplia cobertura en cursos de agua rápida. En Africa y Centroamérica son transmisores del Onchocerca volvulus, que provoca la enfermedad llamada "ceguera de los ríos". En la región, la UNC ha identificado tres especies, que no son transmisoras.

  No debe haber cosa más molesta cuando se sale a pasear al campo, que la presencia de los jejenes, insecto omnipresente que pareciera que cada vez se hace más numeroso. Los residentes de cierta antigüedad en las distintas zonas bajo riego del norte de la Patagonia refieren que, si bien siempre hubo, en los años últimos se han vuelto literalmente intolerables, especialmente en el Valle Medio del río Negro.
Los jejenes son insectos voladores, cuyas hembras adultas se alimentan de sangre luego de la cópula para poder poner sus huevos, en tanto que los machos no pican ... ¡menos mal!
Parece que tuvieran un radar para atacar, porque no existe lugar al aire libre donde no se agiten encarnizadamente alrededor de la nariz, los ojos y las orejas, picando también allí donde la ropa ajusta contra el cuerpo, especialmente en mangas o cuello y causan una hinchazón o adormecimiento de la zona que puede durar varios días, en una reacción alérgica que, se cree, puede ser causada por una sustancia histamínica que está presente en su saliva.
Son atraídos por el dióxido de carbono y la humedad que liberamos durante la respiración y también por la ropa de color azul oscuro mucho más que la blanca, la transpiración, los perfumes y los aromas de productos de limpieza corporal.
Prefieren los sitios sombreados o parcialmente sombreadas, pero evitan los lugares cerrados. Algunas especies pueden volar hasta distancias de 12 a 16 kilómetros fuera de los lugares de cría e incluso a distancias mayores a impulso de los vientos.
En los Estados Unidos, se atribuye su incremento en ciertas regiones a la mejora en la calidad del agua de los ríos y arroyos, en tanto que en el Brasil, al corte de la selva y la pérdida de enemigos naturales así como a la construcción de represas que decantan sedimentos de los cursos de agua, haciéndolos más transparentes.

Ciclo de vida y hábitos

Son insectos que se desarrollan en cursos de agua limpia y rápida y son muy sensibles a su contaminación.
La mayoría de las especies de jejenes son de aproximadamente 2 a 5 milímetros de largo, de un color negro-grisáceo o incluso amarillo, con un aspecto encorvado, parecido a un mosquito, en tanto que su aparato bucal tiene cierta similitud a la del tábano.
Las hembras pueden depositar entre 150 a 500 huevos brillantes y de color blanco-cremoso en objetos sumergidos en los ríos o arroyos, como ser plantas, rocas, palos, etc, o simplemente los dejan flotar sobre la superficie del agua.
Estos huevos luego se oscurecen y eclosionan en 4 ó 5 días a temperatura del agua de unos 21ÂșC. Los huevos depositados en el otoño no eclosionan hasta la primavera siguiente, que es cuando el agua alcanza dicha temperatura de incubación.
Las larvas jóvenes se pegan a los objetos sumergidos y mudan seis veces hasta llegar a la edad de empupar
Para alimentarse, poseen una especie de abanico en la cabeza que impulsa material alimenticio hacia su boca (ver infograma).
Los adultos emergen a los 2 ó 3 días, una vez que el agua alcanza la temperatura adecuada y son capaces de volar y copular inmediatamente.
Completa su ciclo biológico en alrededor de seis semanas y pueden tener hasta cuatro generaciones por año.

Control efímero

Individualmente es muy poco lo que se puede hacer para controlar a los jejenes de la chacra o el jardín. Los insecticidas indicados para ser aplicados por personal entrenado y aceptados por los organismos de salud pública son permetrina, clorpirifós e hipermetrina, aunque su efecto dura el tiempo que demoren en ingresar nuevos jejenes de zonas aledañas. En el caso de usarse piretrinas, éstas deberían ser aplicadas prácticamente a diario.
Los repelentes ofrecen cierto alivio al asedio, pero sus efectos dependen tanto del individuo que lo usa, como de la especie de jején, de la temperatura y humedad ambiental e incluso de la hora del día.
Las picaduras pueden ser tratadas con lociones especiales para este tipo de lesiones, que contienen corticosteroides para disminuir el dolor y el volumen de la picazón .

Control masivo

El mejor método para el control directo y lograr reducir la población es atacar las zonas de cría, removiendo la vegetación y otros objetos en los cursos de agua, lo que reducirá el número de larvas. También puede ser eficaz el embalsado temporario de las aguas rápidas, para detener su flujo por espacio de 10 a 24 horas, para controlar el nacimiento de larvas.
En los Estados Unidos, los tratamientos de supresión de jejenes usan casi exclusivamente el Bacillus thuringiensis Berlinger subespecie israelensis por medio de aplicaciones en el agua, para controlar las larvas antes que emerjan los adultos.
En el estado de San Pablo (Brasil) hay un programa de control desde 1957, en el que se invierten 50.000 dólares mensuales e involucra a 68 municipios, con una superficie estimada en 43.000 km2.
En Africa, en la región del Alto Río Volta, desde 1982, se trata semanalmente un área de 1 millón de km2. El Bacillus thuringiensis reemplazó a todos los productos usados anteriormente, por ser inocuo para seres humanos y otros organismos que habitan los ríos.
En nuestros valles serían imprescindibles esfuerzos mancomunados y a gran escala, pues sería necesario abarcar extensas áreas para controlar larvas en las zonas de cría de ríos, canales, acequias y desagües, complementado con patrullas que realicen tratamientos en los cursos de agua así como aplicaciones terrestres para controlar también las formas adultas.
Conociendo los caudales de los cursos de agua de la región, sólo se necesitarían los recursos y la voluntad política de implementarlo.

Recopilación periodística: Teodorico Hildebrandt
Asesoramiento técnico: ingeniero agrónomo Darío Fernández (INTA Alto Valle)

Oncoceriosis o "ceguera de los ríos"

Los jejenes, además de las conocidas molestias que ocasionan, son huéspedes intermediarios de una especie de nemátodo parásito conocido como Onchocerca volvulus, que es transmitido a las personas mediante las picaduras ocasionadas por varias especies del género Simulium.
Las filarias (nombre común con el que se conoce a éste y otros parásitos humanos), son trasmitidos al hombre en forma de larva filariforme mediante la picadura de los jejenes. La vía de infección es la piel y la localización definitiva en el huésped es el tejido celular subcutáneo, donde conviven adultos con estadios larvales.
El ciclo se completa cuando un jején pica a un huésped parasitado y con dicha sangre y linfa ingiere estadios parasitarios, que luego trasmite al picar a una persona sana.
Las lesiones en el organismo son producidas por la presencia del parásito y por su reacción alérgica. Las formas adultas son encapsuladas, produciendo nodulaciones características denominadas oncocercomas, que se presentan en distintas regiones del cuerpo.
Las microfiliarias (aproximadamente de 300 micrones) se ubican en la dermis, donde producen lesiones mecánicas y reacciones tóxicas. Estas pueden además arribar a la región ocular, provocando lesiones serias que derivan en la pérdida de la visión.
Esta enfermedad es común en la región del río Volta, Africa, en su curso superior. De un muestreo de 7.000 pobladores, 2.000 se encontraban afectados
Se reconocen seis especies de jejenes capaces de trasmitir esta enfermedad y ninguna de ellas se ha identificado en nuestra región. Ellas son S. damnosum, S. ochraceum, S. neavei, S. calidum, S. metallicum y S. exiguun.
Es importante destacar que estas especies son frecuentes transmisores de la enfermedad en Venezuela, Colombia y norte del Brasil (Amazonas). Si bien el cono sur de América se encuentra libre de esta enfermedad, es conveniente tenerla en cuenta cuando se viaja a zonas endémicas a fin de prevenirla.

Fuente: biólogo Alejandro Giayetto.

Las especies regionales

Durante la década pasada, los jejenes se han constituido en una nueva plaga que ha afectado la cría de ganado y la recreación veraniega de personas en amplias áreas abiertas en el norte de la Patagonia. Por ese motivo se han realizado estudios para lograr una mejor comprensión de la dinámica poblacional de las especies locales. Durante su trascurso se han identificado las especies Simulium bonaerense, Simulium wolffhuegeli y Simulium bachmanni.
Durante los años 1993 a 1995 se realizaron relevamientos y muestreos en sustratos naturales y artificiales en hábitats representativos (ríos Negro y Salado, así como en canales de riego y drenaje). Se determinó la presencia de tres especies y sus hábitats más característicos.
Ellos son Simulium bonaerense y Simulium wolffhuegeli, que se desarrollan en todos los cursos de agua con caudales que abarcan desde los 50 a los 558 metros por segundo, en tanto que Simulium bachmannii sólo se halló en el cauce del río Negro.
De las tres, Simulium bonaerense es la especie más agresiva y predominante en todos los cursos de agua, en tanto que S. bachmanni y S. wolffhuegeli predominan en forma alternada y de acuerdo a los patrones climáticos.

Fuente: Coscarón y otros (1996)

   
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