Miércoles 20 de febrero de 2002

 

Bienvenido a la ciudad del pecado

 

Las Vegas retoma sus viejas fórmulas eróticas para atraer a los jugadores.

  Los casinos de Las Vegas abandonaron la tendencia de los años "90 de atraer a los yuppies y sus familias con espectáculos de magia y circos para volver a la exitosa y tradicional fórmula de juego, sexo y alcohol. En el pequeño teatro de MGM Grand de Las Vegas está en cartelera "L"art du Nu" (El arte del desnudo), copiado casi del Crazy Horse de París. En el Luxor, la "Fantasía de Medianoche" propone bailarinas en topless que se mueven al compás de ritmos pop.
Después de una década de formalismo, en la cual se había apuntado a atraer a las familias yuppie que nunca dejaban a sus hijos en casa, la meca del juego de azar se quitó la careta y volvió a ser lo que era antes: "Sin City", capital oficial del pecado en Estados Unidos. "La fórmula que funcionaba era la consagrada: ruletas, alcohol y sexo", explicó Anthony Curtis, editor de "Las Vegas Advisor", una revista para jugadores que ahora invita a sus abonados a "dejar cualquier inhibición atrás".
En el Ceasars Palace, sobre la mítica Strip, bailarinas desnudas volvieron a actuar dentro de los bares. En Blue Note Jazz Club del casino-hotel Aladdin la atracción principal es Tease, "una comedia musical sexy" sobre la vida de nudistas en los nightclub. En "Crazy Girls" del Riviera Casino dos bellezas en topless se acarician sensualmente, con una canción francesa de fondo. Los espectáculos prohibidos a los menores no son una novedad para el templo de lo kitsch y el desenfreno, donde -apenas finalizada la segunda guerra mundial- Benjamin "Bugsy" Siegel inauguró el legendario Flamingo.
Sin embargo, a comienzos de los años "90 se había afirmado una tendencia totalmente opuesta: vistiendo a las pecadoras arrepentidas, Las Vegas se remodeló en la ciudad para las familias. Los topless bar habían cerrado sus puertas para dar paso a las funciones de magia y espectáculos circenses. El nuevo modelo para revitalizar el mercado del juego en crisis era el imperio Disney con sus parques de diversiones de Anaheim y Orlando. "Era toda una simulación pero que no convenció a nadie", admitió Gamal Aziz, el presidente del MGM Grand, que fue inaugurado justamente en esa época, en 1993. Los resultados de la "disneyzación" contra la naturaleza misma del lugar se vio en poco tiempo: el jugador endurecido que amaba de la vieja Las Vegas la ausencia de inhibición, no se sintió a gusto entre la multitud de paseantes. Al mismo tiempo las familias que llevaban video cámaras no habían aceptado la idea de caminar en la Strip bombardeada de folletos que sugieren encuentros con prostitutas. (ANSA)
   
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