Faltan controles en los balnearios de Bariloche

La municipalidad no ejerce fiscalización. Nadie se hace cargo de la responsabilidad.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Aunque las playas lacustres son publicitadas como un importante atractivo del verano barilochense, el municipio local no ejerce control alguno en los balnearios más concurridos y ni siquiera habilita los baños públicos construidos especialmente para los bañistas.
Hasta ahora sólo hubo una persona ahogada en el lago Nahuel Huapi -en diciembre pasado- y son muchos los que consideran un milagro que no se repitan con más frecuencia accidentes con similares consecuencias.
Los dos sitios más frecuentados en los días de calor son el sector vecino a la desembocadura del arroyo Ñireco -al Este del casco céntrico- y Playa Bonita, en el kilómetro 8 de la avenida Bustillo.
En este último sitio hay presencia permanente de Prefectura, pero su responsabilidad sólo tiene que ver con la seguridad de la navegación.
El prefecto Hugo Fernández señaló que el control de los bañistas "aquí y en todo el país es atribución de los municipios".
Dijo que lo lógico sería que haya "guardavidas capacitados", en especial porque la baja temperatura del agua obliga a tomar todas las precauciones.
"También le hicimos ver a la municipalidad la necesidad de colocar carteles para indicar dónde está permitido bañarse", agregó.
La desidia municipal es más evidente en Playa Bonita, donde no sólo faltan controles sino que el municipio tampoco se ocupa de limpiar la playa y de mantener abiertos los baños públicos que años atrás obligó a construir a una hostería vecina.
Desde el Ejecutivo sugirieron que los sanitarios no funcionan por falta de agua, pero ese no sería obstáculo porque la junta vecinal Pinar de Festa les ofreció el servicio.

Confusa jurisdicción

En cuanto al control de las playas, también hicieron saber desde el municipio que no existe una regulación precisa y señalaron que la jurisdicción municipal termina en la línea promedio de las máximas crecidas lacustres, y más allá es territorio de Parques Nacionales.
En Playa Bonita las tardes de calor suelen convocar más de un millar de personas y la limpieza posterior de los residuos depende de la confitería ubicada en uno de los extremos, que también suele facilitar los baños a los visitantes.
El local estuvo clausurado durante diez días a comienzos de febrero y nadie prestó esos servicios.
El comerciante no tenía habilitación comercial, recibió denuncias por ruidos molestos y también le fue objetada una terraza construida desde hace años que invade el espacio público.
Esta semana consiguió un permiso provisorio de la intendenta Di Biase para reabrir las puertas mientras cumple con los requisitos para obtener la necesaria habilitación.
Lo paradójico es que los pocos servicios disponibles para quienes van a disfrutar de la playa dependen de un emprendimiento privado, mientras el municipio se desentiende de uno de los espacios públicos más concurridos del verano.

Foto:En Playa Bonita, el servicio municipal es nulo, aunque desde allí dicen que la tarea le corresponde a Parques