Sin recursos, los hogares de menores ya casi no amparan a nadie

Los empleados no cobran y algunos centros ya cerraron.

Niños y jóvenes han sido vistos de nuevo en las calles.

ROCA (AR).- En el último mes, dos empleados del instituto de contención para menores en riesgo "El Maruchito" de Roca renunciaron a sus cargos y buscaron trabajo en otros lugares. Según explicaron, estaban hartos de las precarias condiciones de trabajo en las que debían desempeñarse y del atraso salarial que sufren desde hace meses.
Al mismo tiempo, decenas de becados del gobierno rionegrino -empleados de distintos hogares de menores- quedaron en la calle luego de que el Estado decidiera no renovar sus contratos y apurara el cierre definitivo de varias de esas instituciones.
Los anteriores son sólo dos datos que indican que el presente no podría ser peor para los empleados que quedan en los institutos para menores de Río Negro. En consecuencia, si el panorama se presenta así de oscuro para los trabajadores, ni que hablar de la realidad que deben afrontar los menores que allí conviven.
Sólo en "El Maruchito", los casi 50 empleados que allí trabajan mantuvieron desde la semana pasada hasta ayer una retención de servicios en reclamo de sueldos atrasados.
Los haberes impagos datan desde hace tres meses y además protestan porque no consiguen un blanqueo definitivo de su indefinida situación laboral. Aunque levantaron la medida en las últimas horas, la situación sigue siendo la misma.
"Algunos trabajan en el instituto desde el mismo día en que se abrió, hace más de cinco años. Desde ese momento somos becados y el gobierno nunca se preocupó por solucionar nuestra situación laboral", contaron Mario Waldhorn y Leonardo Campos, dos empleados que confiesan "estar cansados de trabajar en estas condiciones".
"Al ser becados no tenemos obra social, asignaciones familiares, jubilación ni seguro de vida. Todo esto pese a trabajar en riesgo permanente y encima desde el mes de noviembre que no vemos un peso", continuaron. "Es decir que si a uno de nosotros nos pasa algo en medio de algún conflicto, como los que se arman en el instituto, tenemos que pagarnos los gastos médicos de nuestro propio bolsillo o no sé de dónde, porque si encima no cobramos....", puntualizaron.
Como si fuera poco, a eso se suma la escasez de recursos que debe enfrentar el instituto a la hora de la atención de los 16 menores de entre 14 y 18 años que allí están alojados.
"En este momento se le debe al proveedor de carne y otros insumos. En verdad, el único que continúa dándonos es el de las verduras, así que eso es lo que más comen", precisaron los empleados.

Más despidos y cierres

El reclamo de los trabajadores de "El Maruchito" es similar al que hace unas semanas expusieron decenas de becados de otros hogares de menores en Roca que a fines de diciembre fueron definitivamente desvinculados.
"Nosotros también estuvimos tres, cuatro y más años cobrando como becados, sin obra social, jubilación, salarios familiares ni seguro y ahora quedamos en la calle. Lo peor de todo es que cuando nos echaron, nadie nos aseguró que nos iban a pagar los meses de noviembre y diciembre que nos quedaron debiendo" contó una ex-empleada.
El desprendimiento de varios empleados fue simultáneo al cierre de algunos de los hogares que hasta hace poco funcionaban en Roca. Uno de ellos es el Roca-Niña y algunas de las residencias que funcionaban como instancias de pre-egreso para los menores, que en algunos casos fueron dados en adopción y en otros regresaron a sus antiguos hogares. Precisamente esos hogares desde donde no hace mucho salieron por decisión judicial.
"La semana pasada uno de las nenas que yo cuidaba en uno de los hogares golpeó en mi casa pidiendo comida y con signos de no haber comido bien durante días. No sé por qué lo mandaron a un hogar en esas condiciones", indicó la mujer.
"Hay decisiones en cuanto al destino de los chicos que parecen haberse tomado con el único criterio de ahorrar dinero", concluyó.

Foto: Mientras los responsables de los hogares en Roca aseguran que los menores vuelven a hogares seguros, Norma Pichiñanco dice que sólo puede mantenerlos pidiendo en el centro