Miércoles 13 de febrero de 2002

 

Las deudas en dólares complican a Edersa

 

Posee créditos internacionales contraídos por sus accionistas. Su tarifa fue pesificada y debe devolver 2 millones a sus clientes.

  CIPOLLETTI (AC) - Edersa está obligada a bajar el precio final de la electricidad que distribuye, tuvo que pesificar la tarifa, no sabe cómo hará para reducir en un 40% el costo de abastecimiento y, para colmo, tiene un deuda de 70 millones contraída en el exterior y en dólares.
El Ente Provincial Regulador de la Electricidad (EPRE) ordenó que Edersa no puede pagar a sus proveedores -ni trasladarles a sus clientes- un precio de la electricidad mayor al del mercado mayorista nacional, pero la distribuidora mantiene en vigencia un contrato heredado del Estado con la generadora Turbine Power, con valores muy superiores.
Con esta medida, Edersa está obligada a reducir entre un 11 y un 15% el precio final de la energía a sus clientes, y a devolver la diferencia cobrada entre noviembre y enero. Son unos dos millones de pesos.
Los accionistas de la empresa (Camuzzi y la estadounidense Public Service Enterprise Group, PSEG) esperan, de todos modos, la decisión del EPRE respecto del pedido de aumento del "valor agregado de distribución" (VAD), que es la porción de la facturación sobre la que la empresa obtiene la ganancia.
Nada indica que ese ingreso vaya aumentar y, a juzgar por lo que se escuchó en la audiencia pública de diciembre, podría llegar a bajar, lo que repercutiría en una reducción mayor de la tarifa final.
En esa misma audiencia se denunció que los socios originarios de Edersa, al realizar una fusión, le transfirieron a la empresa pública la deuda que los accionistas habían contraído para pagar el ingreso a la concesión.
Camuzzi se endeudó en dólares con el Citibank y Saesa -que es la empresa chilena adquirida luego por PSEG-, con el Banco Santiago de Chile. Los créditos fueron de 70 millones y su incorporación a los balances de la distribuidora incidió en la notable reducción de la rentabilidad de la empresa, a partir de 1998.
Con ingresos en pesos devaluados y deudas en dólares, los máximos gerentes de la empresa, Norberto Bruno y Raúl Barehen, estudian en Buenos Aires no sólo el diseño del esquema de reducción de tarifa y devolución de dinero a sus clientes, sino además la manera de poder cumplir con sus obligaciones bancarias.
"No vamos a permitir que se trasladen a los usuarios las deficiencias o los riesgos empresarios", dijo el titular del ente regulador rionegrino, Enrique Oehrens.
Según su razonamiento, los accionistas sabían qué tipo de empresa recibían y en qué país desarrollarían su actividad.
De hecho, PSEG terminó de comprar la empresa chilena que controlaba Edersa en agosto, cuando la debacle era esperable.
Cuando el gobierno rionegrino aceptó la reestructuración societaria y la empresa se hizo cargo del holding, dispuso que la fusión no debía reflejarse en una modificación de la tarifa. Se refería a un aumento.
La deuda bancaria de la distribuidora fue contraída por los accionistas y trasladada a Edersa, pero mantiene los avales de los socios.
En la distribuidora nada quiere hablar hasta saber de qué manera enfrentarán la encrucijada en la que se encuentra la compañía.
   
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