Sábado 9 de febrero de 2002

 

Señales de tensión militar ponen en vilo a Venezuela

 

Los partidarios y opositores al gobierno salieron a las calles, mientras otro militar en actividad se sumó a las críticas de un coronel, lo que agravó la tensión política. El gobierno contesta.

  CARACAS.- El supuesto descontento militar contra Hugo Chávez mantiene en tensión las calles de Caracas, donde anoche continuaban las manifestaciones a favor y en contra de la renuncia del presidente venezolano exigida por dos militares en activo.
Varios ministros atribuyeron las denuncias como "personales" y parte de una conspiración. Desestimaron efectos negativos sobre el gobierno y desmintieron descontento en las Fuerzas Armadas.
Cada uno en un sector de la capital, al este los opositores y al oeste los "chavistas", los manifestantes mantienen sus posiciones y no hacían temer por ahora incidentes violentos
El coronel de Aviación Pedro Soto, quien el jueves en un foro público pidió la renuncia de Chávez, la entrega de la Presidencia a un civil y la convocatoria de elecciones, se presentó ayer en la Plaza Altamira para explicar nuevamente su conducta a una multitud concentrada en el lugar.
Soto, a quien sus superiores dieron 72 horas para presentarse a rendir cuentas, afirmó que no se entregará a la justicia militar y que seguirá luchando "por la libertad de Venezuela". "Yo no tengo por qué entregarme, porque yo no he delinquido en ningún momento, he expresado la voz y el sentimiento de un pueblo que no quiere que mañana sus juventudes vayan a estar oprimidas", dijo Soto ante una multitud .
Agregó que contaba con el pueblo venezolano y con un gran apoyo de los militares para defender la democracia, que a su juicio está en peligro bajo el régimen de Chávez, a quien acusa de "totalitarista y fascista". El abogado y aliado de Soto, coronel retirado Silvano Bustillos dijo que "más militares" se sumarán pacíficamente a la insubordinación y a la "desobediencia civil".
Otro militar en activo se sumó ayer a las críticas contra Chávez: el capitán de la Guardia Nacional (policía militarizada) Pedro Flores, quien se presentó en la casa presidencial de La Casona y dijo que la postura de Soto "es un sentir que está en muchos militares", e hizo un llamado a sus compañeros a incorporarse al descontento . Flores, de 35 años, acusó a Chávez de corrupción, traición a la patria, de romper el estado de derecho, y de atropellar a la Iglesia Católica y a los medios de prensa, "poniendo en desequilibrio a la democracia ".
La Guardia Nacional dijo luego que las declaraciones de Flores son personales y que será sometido a una investigación.
Los dos militares podrían enfrentar juicios y ser dados de baja por sus denuncias contra Chávez, un teniente coronel que llegó al poder hace tres años luego de saltar a la fama con un intento de golpe de Estado en 1992.
Los venezolanos, polarizados en torno a Chávez, salieron ayer a las calles a manifestarse.
Anoche, un amplio grupo de opositores se reunió en la Plaza Altamira, gritando consignas como "Al loco que le queda poco", "Chávez vete ya" y blandiendo cacerolas.
Por su parte, sectores oficialistas continuaron su vigilia frente al Palacio presidencial, en el oeste de Caracas, e insistieron en que las críticas de Soto no implican descontento en las Fuerzas Armadas La presidenta del bloque parlamentario oficialista, Cilia Flores, declaró que seguirán en la calle "repudiando la conspiración contra el gobierno", señaló. (EFE-Reuters-Télam)

Denuncian una conspiración

Caracas (Télam-SNI).- El gobierno venezolano señaló ayer que tiene pruebas de que un grupo editorial, que no identificó, utilizó al coronel en activo Pedro Soto como parte de una maniobra mediática desestabilizadora.
Diosdado Cabello, vicepresidente del Gobierno y militar retirado, dijo que la presentación del coronel Soto "no fue sorpresiva", sino parte de una maniobra "concertada, preparada y manejada para fomentar la desestabilización".
Cabello añadió que por eso se eligió un escenario al que fueron convocados los corresponsables extranjeros de prensa, puesto que uno de los objetivos era "dañar la imagen" de Venezuela.
Consultado sobre las pruebas que tiene el Gobierno para denunciar que la acción de Soto forma parte de un plan, el vicepresidente respondió que, aunque se investigan las motivaciones, hay indicios "bien definidos".
De todos modos, el gobierno restó ayer importancia a las declaraciones de Soto, quien ayer pidió la renuncia del presidente Hugo Chávez y lo acusó de antidemocrático.
"La situación es de absoluta normalidad, estamos trabajando sin ningún problema, aquí no ha pasado nada", declaró el vicepresidente Diosdado Cabello ante un grupo de seguidores de Chávez .
Otros funcionarios aseguraron que el coronel está resentido por no haber tenido méritos para ascender a general. El ministro del Interior, Ramón Rodríguez, lo tildó de "traidor" y de "líder oportunista".

Análisis: La polarización llegó a los cuarteles

El sorpresivo salto a la arena política de dos militares en actividad significa una dura prueba para el gobierno del presidente Chávez, en momentos en que tanto Estados Unidos como el empresariado venezolano intentan acorralar a su gobierno.
Para algunos, las apariciones tanto de Soto como de Flores revelan el descontento en las FFAA, en medio de fuertes versiones de que la institución -al igual que el país- está profundamente dividida entre los "chavistas" y los "anti-chavistas". El analista político Teodoro Petkoff opinó que la insubordinación de Soto "descorre el velo sobre la crisis militar (...). La crisis política profunda tiene una vertiente militar que ya no se puede ocultar".
Varios militares están molestos porque Chávez viste uniforme militar, usa instalaciones castrenses para actos proselitistas e incorporó a oficiales a programas sociales en los que trabajan vendiendo verduras o de barberos. "La acción de Soto (...) mostró la cara oculta de la crisis: las Fuerzas Armadas están tan divididas como la nación civil", aseveró Petkoff. A su juicio, el país está "en la recta del desenlace" de una crisis de gobernabilidad.
Chávez enfrenta a una fuerte oposición motorizada por el gran empresariado y apoyada por la clase alta y media-alta, que rompieron lanzas con el mandatario luego de que éste promulgara en octubre pasado leyes de reforma agraria, sobre hidrocarburos estatales y una sobre pesca. La aparición de militares como Soto podría darle aire a los opositores, que no cuentan con un líder capaz de enfrentar a Chávez, a quien acusan de querer "imponer una dictadura comunista" y de haber fracasado en abatir la corrupción, la pobreza y el desempleo.
La actitud de confrontación de Chávez con la Iglesia, la prensa, empresarios y sindicatos ha dividido al país entre los "revolucionarios", y los adversarios, llamados "oligarcas", "escuálidos". Chavistas y opositores miden a diario fuerzas en la calle, terreno antes exclusivo del mandatario.
A la crítica interna se suma el hostigamiento de EE.UU, preocupado por la instalación de un modelo izquierdista en el cuarto exportador de petróleo en el mundo y su principal abastecedor. Washington también está contrariado por las críticas de Chávez a la campaña en Afganistán y por sus alineamientos en política exterior, que incluyen relaciones con Cuba, Libia e Irak. (EFE-Reuters-Télam)

     
     
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