Domingo 24 de febrero de 2002
 

Un sueño que "ya fue"

 

Por Héctor MauriñO

  Si tienen que romper, rompan; yo ya me cansé". Con ese tono, palabra más, palabra menos, que no dejaba espacio para ninguna esperanza de reflotar la Alianza, se despidió Quiroga el viernes de sus correligionarios, antes de partir por unos días hacia una playa alejada.
Por distintos hechos, algunos de vieja data y otros que se fueron esbozando en la semana, no sorprendió a nadie que el plenario del Frente Grande, único superviviente con el PSP del Frepaso neuquino, haya resuelto "disolver" de una vez la sociedad que lo ligaba al radicalismo desde junio del "98.
En su discurso de inicio de sesiones del Deliberante, Quiroga superó su conocido seguidismo hacia el gobierno provincial para encolumnarse como soldado detrás de Jorge Sobisch. El tema fue el rechazo al gravamen a las exportaciones de petróleo impuesto por el gobierno nacional.
Lejos del papel de un líder de la oposición con opinión propia sobre un tema vital, Quiroga eligió la subordinación y el tono empalagoso: "Transmítale en forma personal al gobernador que voy a estar apoyándolo sin ningún tipo de egoísmo ni especulación", le mandó a decir con Esteves.
Massei salió a tomar distancia desde la óptica opuesta a la del pragmático intendente, para él en una cuestión de fondo como la del petróleo deben pesar los principios.
"Yo en este tipo de definiciones no retrocedo. Hacen a mi existencia. Si eso entorpece el funcionamiento municipal, yo tengo muy claro dónde tengo que estar parado. Nunca me quedé en los cargos por nada", advirtió Massei sin mentir.
Quiroga le restó entidad al tema, dando a entender que la diferencia no era crucial para la comuna, sino "meramente ideológica". Acaso sin advertir que para quien hasta entonces era su socio, son precisamente las ideas y no las cuestiones instrumentales las que unen o separan a los hombres políticos.
No obstante, según confiesan voceros de uno y otro sector, no es del todo exacto que no haya diferencias prácticas. La emergencia, que el radical se apresta a lanzar en estos días y el hecho de que Massei se hubiera convertido en un obstáculo para ciertos planes del equipo, darían cuenta de ello.
En este contexto, el misil del Movimiento Vecinal de El Huecú contra "Cacho" Vidal, principal operador de "Pechi", escrachándolo por los créditos millonarios que le dio el gobierno provincial, vino a confirmar el divorcio. La jugada sonó a excusa para justificar el desenlace. ¿Recién se enteran en El Huecú de que Vidal tiene "vocación productiva"?
En realidad, las diferencias de fondo en la Alianza neuquina surgieron desde el principio y se profundizaron a medida que el gobierno de De la Rúa se precipitaba al abismo.
Con la derrota de octubre, Quiroga y Massei sorprendieron a todos atando su suerte. Fue una apuesta fuerte, que despertó dudas desde el primer día y que acaso haya respondido a un sincero mea culpa de ambos por la fuerte censura del "voto bronca" a toda la clase política. Pero la intención de concretar lo que no se había hecho desde el comienzo, es decir una alianza en serio, fue cuanto menos tardía.
Las diferencias ya habían fragmentado el bloque aliancista en el Concejo y la administración Quiroga, de la mano de Vidal, estaba en los hechos cada vez más pegada a Sobisch.
Aun antes de que la derrota electoral pulverizara a la coalición, Vidal proponía sin reservas "otra alianza", más "realista", de la UCR con el gobierno provincial.
Quiroga ha protagonizado, al menos en su discurso, una alternativa no ortodoxa en un partido acostumbrado al papel de oposición sin voluntad de poder. Lindos discursos y pocos hechos por un lado, y algunos cargos seguros por el otro. Para los más aplicados, buenos créditos del Banco Provincia.
Pero la derrota electoral, junto al espejismo del triunfo emepenista (nunca se obtuvo tanto con tan poco) le bajaron el precio a Quiroga y su fogonero. Sobisch les hizo ver enseguida que si querían "gobernabilidad", deberían a su turno garantizarla en la Legislatura. Una misión imposible para Quiroga, visto como poco menos que un arribista por varios de sus correligionarios diputados.
El sueño de aquel frente "progre" encarnado por la Alianza, que iba a relevar al populismo corrupto, se desvanece. En el caso de Quiroga, por el camino elegido, lo mejor que le podría pasar es convertirse en el candidato a intendente de Sobisch. Pero no debería hacerse muchas ilusiones. Su situación actual, con sólo dos concejales, es muy frágil. Además, es poco probable que el futuro bloque radical de la Legislatura se le cuadre. Y el líder del MPN no es precisamente un filántropo.
En cuanto a Massei, ahora que hay gobierno peronista -¿lo hay realmente?-, como conserva su "corazoncito", debe estar pensando en el retorno. Después de la traición de Menem y de aquel sapo enorme que fue el matrimonio con los radicales, se debe haber acordado mucho del arrebato que lo alejó del PJ. El problema es que a esa fuerza la manejan dos "compañeros" suyos que no parecen profesarle mayor devoción. Por cierto, hoy hay elecciones en Plottier y en Picún. En medio de la mayor hecatombe política de la historia, allí eligen intendente por sólo dos años. Todavía hay paciencia en la Argentina.

Héctor Mauriño
vasco@rionegro.com.ar

     
     
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