Confirman que la chica fue asesinada y no pueden encontrar el feto

Es probable que el crimen lo hayan cometido varios y el bebé podría estar vivo o muerto. En la Justicia dicen que se trata de un caso gravísimo y no descartan ninguna hipótesis.

NEUQUEN (AN).- María Alejandra Zarza fue asesinada. Los autores de un crimen que se cometió sin arma blanca ni de fuego pueden haber sido varios. Y un enigma se clavó ayer en el centro de esta investigación: en la autopsia, el forense no halló el feto de esta joven embarazada de casi ocho meses.
"Este es un caso gravísimo", definió ayer una alta fuente judicial a "Río Negro", que confirmó que se trabaja sobre la hipótesis de una muerte violenta.
Según pudo reconstruir este diario, a partir de información obtenida en fuentes policiales y judiciales, las principales certezas que surgieron ayer en este caso plagado de misterio es que la chica no se suicidó, que en su muerte intervinieron una o más personas y que el feto que llevaba en su vientre no está. Y en este terreno no se descarta nada, incluso hasta que el chico se encuentre con vida en algún lugar.
Para los investigadores, la clave de la muerte de María Alejandra, una empleada de la justicia, de 25 años, es saber qué pasó con el feto. Anoche, un abogado allegado a la causa dijo textualmente: "Las hipótesis son todas posibles, hasta la de tráfico de bebé".
Realizada la primera autopsia, sólo hubo desconcierto por la ausencia del feto en el cuerpo de Zarza. Por eso ayer, un total de 30 policías, bomberos y peritos regresaron al lugar donde apareció la víctima, una laguna con agua estancada y mugrienta, ubicada en una cantera en el barrio Valentina Sur.
Al cierre de esta edición, el equipo destacado en el lugar trabajaba con bombas que expulsaban agua con barro todo el tiempo. La orden que recibieron fue desagotarla y continuar con la tarea durante la madrugada, con el auxilio de generadores de energía eléctrica.
No hay dudas del interés puesto por los investigadores: están buscando un feto, en principio muerto. Pero su hallazgo o no ofrece elementos para orientar esta investigación que todavía no tiene a ninguna persona detenida.
Como el cadáver de María Alejandra no presenta impactos de bala ni agresiones con arma blanca, la Justicia ordenó pericias en los pulmones y las vísceras, junto con análisis bioquímicos y toxicológicos.
Las únicas señales detectadas en la primera autopsia son un hematoma en la pierna izquierda y un golpe en la cadera.
Las nuevas pericias apuntan a determinar cómo fue que murió la joven que trabajaba en mesa de entradas del Tribunal Superior de Justicia y esperaba un bebé, supuestamente de Nicolás Rinaldi, la última persona con la que habría tenido contacto la víctima el martes de la semana anterior a la medianoche.
Rinaldi declaró en sede policial que el martes 19 dejó a la joven en el Balcón del Valle, según informó ayer el fiscal Mario Rodríguez Gómez, a partir de la documentación del expediente. En cambio, la familia de María Alejandra dice que Rinaldi dio tres versiones sobre el sitio donde Zarza descendió del Polo gris metalizado en el que se desplazaba la pareja.
El caso está en el más alto nivel de prioridad de la Policía y de la Justicia. El propio jefe de la fuerza, Juan Carlos Lescano, está siguiendo de cerca el trabajo de sus hombres.
El sigilo con el que se mueven los investigadores da la pauta de que están frente a "un caso pesado", como lo definió ayer una fuente allegada a la causa que disparó, en pocas horas, preguntas una tras otra, todas con pocas respuestas hasta el momento.
La joven, que estudiaba en un Instituto de Formación Docente para graduarse como maestra jardinera, dejó su casa el martes 19 a las 22.55. Cinco minutos antes se había comunicado por teléfono Rinaldi y habían acordado una cita.
El joven vive con otra mujer y tiene una hija. De la investigación surge que ese día, Rinaldi habría llamado desde un teléfono público ubicado en los cines Village. A ese lugar habría concurrido con su pareja actual y cada uno tenía planificado ver películas distintas, pero él no ingresó a la sala.
Lo que se sabe es que él recogió a Zarza por su domicilio en un Polo gris, que hubo una discusión y que la dejó en la zona del mirador.
Al día siguiente, la familia de Zarza radicó una denuncia policial porque la chica no apareció y a partir de allí comenzó la desesperada búsqueda de la empleada judicial.
Ahora hay un cadáver que apareció en el lugar más siniestro de la ciudad -allí Julio Aquines asesinó en noviembre de 1998 a tres muchachos pescadores-, la convicción de que fue un homicidio y la extraña desaparición del feto.

Incógnitas de un embarazo

NEUQUEN (AN).- Hay dos versiones sobre la fecha probable de parto del bebé que llevaba en su vientre María Alejandra Zarza. En la familia hablan del 20 de marzo y otra, obtenida ayer por este diario, marca el 20 de abril.
La historia clínica de la paciente es impecable. La joven concurría regularmente a los controles médicos y no tenía ningún medicamento prescripto. Todo indica que la chica se dirigía a un alumbramiento sin complicaciones.
La ausencia del feto, el principal elemento que ayer apareció en esta investigación, abre un abanico de interrogantes.
De una serie de consultas efectuadas ayer por este diario a ginecólogos se desprenden algunas conclusiones. A la altura en que se encontraba la gestación, el feto pudo ser expulsado de tres formas: de modo natural, inducido o por cesárea.
El primero indicaría que la joven enfrentaba un alumbramiento prematuro.
El inducido conduce a su vez a varias vías. Una habla de un parto forzado por goteo y la otra, por ejemplo, producido por un shock emocional fuerte o producto de golpes. La cesárea es una extracción que evita el trabajo natural de parto.
Con un tiempo de gestación de entre siete y ocho meses, el cuerpo de un bebé está preparado para vivir y podría pesar hasta 2,5 kilogramos.
Si el cuerpo fue expulsado en condiciones más agresivas que las naturales, la víctima tendría que tener síntomas de desgarro vaginal, dijeron los especialistas consultados.

Foto: Los bomberos instalaron grupos electrógenos para poder desagotar parcialmente la laguna, en el intento de hallar el feto de la joven asesinada.