Viernes 1 de febrero de 2002

 

Un céntrico aguantadero no los deja vivir en paz

 

Los vecinos de la calle Mendoza, en el centro de Neuquén, están hartos. Conviven con un grupo de jóvenes que ocupó un edificio a medio terminar, y padecen robos y hechos violentos. Ayer realizaron una improvisada asamblea y relataron sus dramas. Algunos sufrieron ya 40 robos. Otros se enfermaron. En el aguantadero hay desde chicos de 7 años hasta hombres de más de 30. Y jovencitas embarazadas. "Viven aspirando pegamento", dicen.

  NEUQUEN (AN)- Historias de drogadicción, alcoholismo, abuso sexual y delincuencia son protagonizadas a diario por unos 40 jóvenes que viven en una construcción abandonada en pleno centro de Neuquén. Los vecinos están hartos: algunos fueron asaltados más de cuarenta veces, otros quedaron al borde de la quiebra y se enfermaron. Por eso ayer realizaron una improvisada asamblea y decidieron organizarse para exigir una solución definitiva. "Queremos una respuesta antes de cometer una locura. Si esta gente llega a tocar a alguno de nuestra familia, no sabemos qué reacción podríamos tener", dijeron.
Quienes desde hace años padecen estos problemas son los vecinos del edificio abandonado a medio construir en Mendoza 54, a metros de Independencia. Ellos lo llaman "el pozo", y representa el agujero negro en el que cada día se pierde un poco de su calidad de vida.
Aunque "Río Negro" publicó numerosas notas sobre ese aguantadero en pleno centro, y la policía desalojó a sus ocupantes varias veces, el problema persiste porque sus ocupantes regresan, invariablemente.
Ayer, en uno de los muchos comercios del sector, hubo una asamblea espontánea de vecinos. Todos hablaron ante la prensa con la condición de que no se publiquen sus nombres, por temor a represalias. Relataron historias tenebrosas acerca de los sujetos que viven en el edificio abandonado, contaron sus propios padecimientos y la impotencia que sienten porque la solución no aparece.
"Actualmente viven en "el pozo" unas 40 personas, chicos y chicas, y 23 perros", señalaron los vecinos. "Las chicas son violadas, algunas quedan embarazadas y se hacen abortos. Más de una vez se han metido en algunos de nuestros negocios pidiendo auxilio, todas ensangrentadas porque alguno del grupo le desfiguró la cara a golpes", agregaron.
Según fuentes policiales, en ese lugar viven chicos de 7 años mezclados con adultos de más de 35, uno de los cuales es el líder que decide quién se suma al grupo y quién no.
"Se la pasan aspirando pegamento, ni te podés acercar a ellos por el olor a Poxi-rán que tienen en la ropa y en el cuerpo. Viven dados vuelta", aportó otro de los asistentes a la improvisada asamblea.
Además, se dedican a robar. A uno de los comercios lo asaltaron 42 veces en los últimos años; de otro se llevaron más de 50.000 dólares en mercadería y el dueño quedó prácticamente en la ruina. Esto le trajo, además de trastornos económicos, problemas de salud que lo obligan a estar bajo tratamiento médico.
Cuando esta persona contó su experiencia, otros relataron hechos parecidos. "Yo tuve dos infartos y sufro presión alta", dijo uno. "A mí toda esta situación me provocó una úlcera", aportó otro.
Si no roban, exigen. "En mi caso -expuso un comerciante- si cuando me vienen a pedir les doy, vuelven y yo no los puedo mantener a todos regalándoles mercadería. Y Si no les doy, me amenazan con robarme o con denunciarme por golpes que nunca existieron".
Los vecinos no pueden dejar estacionados vehículos en la calle porque los saquean, ni caminar por la vereda porque los persiguen para robarles. Algunos expresaron su temor a que les contagien alguna enfermedad infecciosa.
Ante este dramático panorama se sienten indefensos y no saben a quién recurrir. "¿Quién tiene que arreglar esto?", preguntaban ayer. "¿La provincia, la municipalidad, la policía, la justicia?". Ya han hecho reclamos, no obtuvieron respuestas y actualmente no creen en nadie. De todos modos propusieron reunir firmas para presentarle una nota al intendente, Horacio Quiroga, a quien además solicitarán una audiencia
Algunos vecinos temen a sus propias reacciones. "Voy a confesar algo: después de un robo yo electrifiqué la reja de mi negocio y me dije "si alguno se queda pegado que se joda". A los tres días me enfrié y desenchufé todo".
No es el único que pensó en hacer justicia por mano propia. Ninguno quiere llegar a eso, tampoco quieren mudarse. Piden, apenas, una solución.

Pasan los años y la solución no aparece

NEUQUEN (AN)- El edificio abandonado de calle Mendoza 54 pertenece a una empresa, que se llamaría Montenegro, radicada en capital federal. En terrenos que eran propiedad de un vecino neuquino inició la construcción que llegó al segundo piso y allí quedó, porque la firma se presentó en quiebra. En los planes del municipio figura rellenar "el pozo" con escombros.
Desde hace años ese predio es habitado por gente sin techo. Hasta hace un tiempo lo ocupaban mendigos pero en los últimos meses lo invadieron personas jóvenes, algunas fugadas de sus hogares, todas excluidos del sistema.
Después del último operativo policial, en noviembre de 2001, el municipio colocó un alambrado en el frente pero dejó abierto un sector. Según los vecinos, no lo tapiaron por completo porque no pudieron ubicar a los dueños y necesitan su autorización.
El plan del municipio sería rellenar todo con escombros, para hacer inhabitable el terreno que tiene 20 metros de frente.
Encontrar una solución definitiva. Aunque hay varias áreas que podrían intervenir (defensoría de menores, servicio de adicciones, municipio, policía) estos organismos se superponen y hasta tienen legislaciones incompatibles entre sí que los anulan al momento de actuar.
   
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